No existe la visión desde ninguna parte o desde todas las partes.
(Pablo Mondragón García de las Bayonas, arquitecto)
Apunte I: Sabina, residencia y persistencia del mito
Desde la ventana de mi estudio veo el paisaje verde de la Sabina1, desde siempre igual a si mismo y escucho el rumor del agua del «Fosso Montenero» que la regala al río Farfa, un afluente del Tíber, el río de Roma.
Agua y territorio verde son un destino señalado desde el tiempo del mito que le ha dado origen.
El mito precede a la historia, es fundante. En el mito reside un tiempo cíclico donde el futuro seguirá siempre los pasos del pasado.
Aunque no ofrezca más que la palabra, es la fuente de información más rica de la historia humana.
Del Rapto de las Sabinas, uno de los mitos fundantes de Roma, nos interesan dos cosas: las mujeres sabinas, en el acto de ser raptadas, se convierten en las madres de Roma y, por extensión, en el vientre de Italia y de una parte de Europa. Ellas dieron a luz un mundo.
Hoy, desde la Sabina, desde el vientre de su propio territorio, fluye el 80% del agua que la capital necesita para vivir. La Sabina, territorio de vida, dona vida. Desde el vientre de sus mujeres hasta sus vertientes de aguas transparentes, el mito se sigue cumpliendo. Se hace real, se puede tocar, medir.
Y cuando los ejércitos romano y sabino se disponían a enfrentarse, las mujeres sabinas se interpusieron, evitando la guerra.
Hasta hoy, el territorio sabino no ha sido violado. Se ha mantenido igual a si mismo desde siglos.
Desde entonces, la Sabina nos regala una mirada para afrontarla. Pablo Mondragón, mi maestro en arquitectura decía:
Tener un punto de vista es inevitable. La verdad está en la visión, no en la posición... y una visión no anula a otra. Pero es necesario que sea desde algún lugar. No existe la visión desde ninguna parte o desde todas las partes.
Desde el mito, la Sabina nos regala una mirada, una visión generadora no violenta.
Apunte II. Del mito, un orden espacio-temporal
En el mito convergen no solo la genética, sino que también el orden de las palabras, que permite, en el instante que precede a la violencia vengadora, la irrupción de la fuerza de la razón. La voz de la mujer que reconcilia y establece la paz, haciendo posible un futuro, que «da más vida a la vida» (Violeta Parra).
La potencia de este mito tiene un valor fundamental para la comprensión y proyectación de la Sabina como territorio primigenio. Lugar-residencia del vientre materno y de la fuerza de la razón contra la violencia. Lugar de origen.
En la Sabina se vive un tiempo que solo se conjuga en una suerte de eterno presente. No es que el tiempo no transcurra, es más bien que pasado, presente y futuro están ahí desde siempre. La conjugación verbal ya no es necesaria, existe solo un tiempo: el tiempo sabino, materia prima para construir una nueva ruralidad. De hecho, haciendo referencia al tiempo sabino, nos referimos a la «contemporaneidad del Medioevo» o a un «territorio prebarroco» solo para colocarlo de alguna manera en el mundo.
También su geografía ofrece elementos que ilustran esta posición única: sus cursos de agua convergen hacia Roma y proporcionan el 80% del flujo hidrológico que da de beber y energía a la ciudad. Sin agua, no existiría Roma. Sin Sabina no existe Roma. Aún hoy, lugar de origen. Lugar de vida.
Y desde sus colinas las aldeas controlan el curso de este flujo de vida, reivindicando de manera natural y humilde esta función inaugural y de reserva vital como pocos territorios en el mundo. Aldeas guardianas del agua.
Tres pequeñas aldeas sabinas, Casaprota, Mompeo y Montenero Sabino, distantes unos cincuenta kilómetros de Roma, compartiendo uno de estos corredores fluviales, viven un destino común: interpretar un modelo de desarrollo que permita regenerar la cultura de sus lugares. Se comprometen a aunar esfuerzos y trabajar en un proyecto de futuro sustentable y controlar en lo posible las migraciones de los más jóvenes hacia las ciudades.
Apunte III. Transformaciones y permanencias. Contexto
Algunos países europeos han logrado contener el éxodo del campo a la ciudad iniciado en el siglo XIX. Su geografía y configuración de redes de aldeas les han permitido conservar el carácter propio de sus microregiones. Así ha sucedido en Grecia y Portugal (38% de población rural), en Austria (32%), Italia (31%), Suiza y Alemania (26%), y en otras regiones, como el Macizo Central en Francia.
En otros casos, como en los Países Bajos y Bélgica el área rural ha sido urbanizada y las comunidades rurales ya casi no existen.
Las microregiones constituyen un enorme recurso vital: dotadas de una riqueza ambiental y cultural coherente, acumulada durante siglos, han mantenido una equilibrada relación con el territorio.
La distancia entre el campo y la ciudad se ha ido reduciendo. Potentes infraestructuras, nuevas tecnologías y nuevos paradigmas culturales han producido un proceso de rurbanización.
La rurbanización ve el campo como un complemento de la vida urbana: una inversión respecto del escenario depredador precedente. Una aproximación respetuosa y dialogante, basada en un concepto de naturaleza no enemiga, sino colaboradora.
Establecerse en el medio ambiente sin violarlo.
Apunte IV. SabinARTi / PISTA Lab
SabinARTi, una asociación de promoción cultural y social, está constituida por un grupo de nuevos residentes en zonas rurales de la Alta Sabina, provenientes de diferentes experiencias internacionales urbanas, cuya práctica se basa en un método que construye el consenso en el territorio.
SabinARTi pone a disposición su experiencia en el campo de la arquitectura y de revalorización del territorio, a través de una red de «Talleres de las Pequeñas Historias de Arquitecturas» (PiSTA Lab), un instrumento para intervenir en territorios con una mirada desde abajo (bottom-up), sensible a la cultura local, pero con atención a los problemas globales. Participan a estos Talleres instituciones universitarias, organizaciones sin fines de lucro, empresas y profesionales de diferentes países.
Hemos propuesto a los municipios de Casaprota, Mompeo y Montenero Sabino, tres pequeñas aldeas vecinas, dar vida al Proyecto TRECC: Tres Comunas/Tres Caminos para poner en práctica medidas de desarrollo «rururbano», intercomunal, autocentrado, autosuficiente e inclusivo. Tres Comunas dispuestas a configurarse como un «archipiélago», ya no más como tres islas.
Las acciones autocentradas promueven la unidad dentro de sus fuerzas latentes para garantizar la sobrevivencia de la microregión.
Las acciones autosuficientes valorizan los recursos locales para garantizar a los habitantes la permanencia en sus lugares de origen, reduciendo así la migración del capital humano, en particular de los jóvenes.
Las acciones inclusivas atraen e integran recursos humanos y materiales que proponen nuevos modos de vivir la ruralidad, con una aproximación respetuosa, armónica y sinérgica hacia el contexto local.
La metodología, que hemos llamado 1+1=11 es una síntesis entre «historias formales» (acciones, iniciativas, medidas y propuestas de los municipios) e «historias informales» (iniciativas, sugerencias y propuestas provenientes sobre todo de redes de amistad o de vecindad, grupos y comunidad organizada). Aproximación con la que hemos afrontado cuestiones como la repoblación, el desarrollo sostenible y la nueva ruralidad.
Apunte V. Red de «Talleres de las Pequeñas Historias de Arquitecturas» (PiSTA Lab)
Las áreas rurales abandonadas o en abandono en Europa constituyen una potente reserva cultural de conocimientos y técnicas constructivas, válidas para afrontar procesos de repoblamiento del campo y creación de nuevos asentamientos.
Con la realización de la Red PiSTA Lab queremos dar valor a esos instrumentos y hacerlos disponibles a través de una nueva mirada. Si en la mayor parte de lo construido en el planeta no han participado arquitectos, es justo pensar que los habitantes de aquellos lugares, usuarios y constructores, han sabido dar respuestas pertinentes a sus propias exigencias.
Quien proyecta debería tener en consideración el patrimonio de conocimientos, técnicas y relaciones que las culturas de las áreas no urbanas ha producido durante siglos en plena autonomía.
Ofrecer una respuesta a la exigencia social y cultural de ampliar la mirada sobre lo construido que, hasta ahora, realizada por arquitectos, se ha concentrado principalmente en las grandes y ricas áreas urbanas del mundo y ha demostrado ser insuficiente o inadecuada.
«Ensuciarse los mocasines» es imprescindible para relacionarse con mundos que a la arquitectura han dado vida y donde todavía su origen reside, permanece y también desaparece.
La propuesta de PiSTA Lab consiste en incorporar al hacer arquitectura aquel patrimonio de saberes y conocimientos, trabajando junto con los habitantes, usándolo como instrumento de innovación social, promoviendo una dimensión rururbana de los territorios, una manera posible para controlar los procesos de hiperconcentración y anomia de los centros urbanos.
A través de lo construido queremos interpretar la equidad, la sostenibilidad social y ambiental, estableciendo relaciones profundas con los mundos que le dan vida y en que las arquitecturas residen.
En esta reflexión-acción, el usuario y el arquitecto, juntos, identifican acciones para afrontar y resolver los problemas relacionados con lo construido.
El arquitecto como activista cultural, interviene a nivel local, pero «con un ojo puesto en el planeta» haciéndose cargo también de los problemas globales que pone la vida contemporánea: el calentamiento global; la concentración de la población mundial en las grandes áreas urbanas; la creciente desigualdad entre ricos y pobres y los grandes flujos migratorios. Una aproximación bottom up dentro de una reflexión top down.
Un método que promueve una mayor inmersión del arquitecto en las dinámicas culturales de cada lugar, obteniendo a veces resultados inesperados.
Una nueva metodología implica una nueva arquitectura, cuya consistencia se hará presente sólo en el momento de afrontar las situaciones a las que habrá que dar respuesta, inventando cada vez materiales y lenguajes adecuados. Metodología inclusiva, donde todos los actores tengan un rol importante. Estas son las «Pequeñas historias».
No hay garantías. Porque atribuir valor a la imperfección significa proyectar arquitecturas capaces de envejecer, de modificarse, de ser reparadas; significa estimular el vínculo emotivo entre el usuario y su hábitat, prolongando su ciclo de vida y, sobre todo, aceptar la presencia de una variable no controlable que a menudo «cambia el final del cuento».
Trabajar en pequeños grupos, sin excluir ningún instrumento tangible o intangible que pueda ser de ayuda, a través de un sistema de aprendizaje permanente.
PiSTA Lab quiere establecerse en los territorios de la nueva ruralidad, y sin modelos preconcebidos, afrontar los desafíos a través de una lucha universal por la fantasía, materia prima abundante en aquellas dos terceras partes del planeta, donde las arquitecturas diseñadas por arquitectos no llegan.
PiSTA Lab cuenta con una serie de relaciones estructuradas con centros universitarios, estudios de arquitectura y planificación urbana, profesionales y operadores sociales en Italia, Grecia, España, Bulgaria, Dinamarca, Portugal, Bélgica, Ecuador y Chile.
Nota
1 Si bien la forma propia en español es Sabinia, se utiliza en el presente texto exclusivamente la denominación italiana, como es costumbre en las fuentes escritas en el cervantino idioma, las cuales registran todavía un uso generalizado y mayoritario de dicho nombre en italiano