Hipotecados. El título de la impecable vista aérea de Tlatelolco de Rodrigo Moya resume el sentido crítico de su fotografía producida para las revistas ilustradas entre 1955 y 1968. Ejemplo sintomático del progreso moderno, la amante e icónica unidad habitacional que Moya retrata en 1963 como una maqueta perfecta, se transforma en 1968 en un símbolo doble: el de la pesadilla autoritaria de una revolución institucionalizada que hipotecó el país y el de la promesa utópica de una revolución social que invariablemente queda pendiente.
Como esa potente fotografía de sentido contradictorio, toda la obra de Moya es dialéctica: en el espacio visible de la imagen intenta sintetizar aquellos valores opuestos que, a través de su enfrentamiento y choque permanente, constituyen la compleja e híbrida esencia de ese país que es México.
Contundente y crítica, pero también sensible y compasiva, la fotografía de Rodrigo Moya. México constituye un extraordinario testimonio del país en una época de cambio. Esta selección de 200 copias de plata gelatina —muchas de ellas de época— muestra la lucidez y excelencia artística de un proyecto fotográfico que se propuso exhibir las contradicciones de un país cuyo “desarrollo estabilizador” ya comenzaba a mostrar sus fallas estructurales. Y que, para 1968, año en que Moya abandona la prensa, clamaría por un cambio político y económico desde los distintos frentes de la escena social y cultural que él premonitoriamente había registrado.