La muestra, que concluye el ciclo que inició en Americas society: el dorado (Myths of gold) y Fundación Proa: el dorado. Un territorio, parte de la pregunta qué sentido podría tener para nosotros pensar hoy, desde el arte contemporáneo, en un mito originado en el siglo XVI.
La utopía es inherente a la humanidad en la búsqueda incesante de un estado ideal de abundancia y bienestar basado en principios elevados de convivencia. Al distorsionarse, la búsqueda revela su otra cara: la realidad distópica que irrumpe cuando la ambición se sale de control.
El dorado constituye uno de los mitos fundacionales del descubrimiento y la conquista de América. Los conquistadores llegaron a estas tierras cargados de pensamientos y creencias inconcebibles para los habitantes nativos.
Una de estas creencias fue que en los territorios recién descubiertos había reinos, ciudades o príncipes de oro. Esto junto a las penurias y guerras que habían padecido en la Edad Media despertó en los conquistadores la codicia por un metal que en principio para los indígenas carecía de un interés especial, pero que para los europeos poseía un gran valor.
La fantasía de el dorado fue alimentada por la exuberancia del continente, así como por la búsqueda de la piedra filosofal de los alquimistas, que plantea la unión entre realidad material y espiritual en la transmutación del plomo en oro.
El delirio de riqueza también pudo incrementarse debido a la fascinación que ha ejercido el oro tanto en quienes administran la relación con la divinidad como en quienes producen belleza : la iglesia y el arte. Así como por los imaginarios utópicos sobre ciudades doradas que circularon en los siglos XVI, XVII y XVIII.
Para los pueblos originarios, aunque ubicados en otros planos de la realidad, estos reinos etéricos de luz sí existían y eran accesibles a través de viajes iniciáticos en conexión con la naturaleza. Es probable que los indios hayan querido invitar a los conquistadores a visitarlos y ahí se haya producido un malentendido.
Este y otros equívocos en los procesos de traducción entre dos culturas y cosmogonías tan diferentes también pudieron contribuir a la construcción de un mito que ha generado tanto dolor y destrucción y que aun sigue produciéndolos.
Curiosamente vemos que en la actualidad este mito, ligado a la conquista de América, se mantiene vigente en el inconsciente colectivo de la humanidad. Lo encontramos tras muchas máscaras y formas distintas como subjetividades lo piensan, lo expresan y lo persiguen. Ya que cada individuo posee una imagen propia acerca de el dorado y es ella la que moviliza parte de su existencia: la búsqueda una realidad mejor.
Por ello, la pregunta inicial solo puede hacerse frente a un espejo que en principio nos regresa una imagen fragmentada en el reflejo. Más tarde al asomarnos detenidamente aparecerán tantos rostros dorados como personas haya en busca de su ideal. Esta es otra manera de aludir a la idea de espejismo, inherente a la fantasía de este mítico lugar que nunca fue encontrado.
Como toda elaboración humana el mito de el dorado se alza sobre un mundo dual de conceptos que, como las monedas, posee dos caras: utopía / distopía, realidad material / realidad espiritual, vida / muerte, bienestar / escasez, riqueza / pobreza.
Por todo ello, la exposición propone una mirada que excede la presencia del oro y de lo dorado para presentar un ensayo que, sin pretensión de verdad, se desliza a través de los componentes artísticos, religiosos, alquímicos y sagrados así como sus lados oscuros de violencia, codicia, muerte y destrucción. Todos ellos se articulan como elementos de una narrativa actualizada y posible.
Una historia que parece no tener principio ni fin, en la que se plantea un giro inesperado…
Aquel en el que el arte pueda ofrecer un espacio a una auténtica versión contemporánea del retorno del mito: escrito, contado y tejido por las mujeres indígenas, ya que son ellas quienes lideran la labor de conciencia sobre la necesidad y la urgencia de recuperar los valores y proteger la vida en la Tierra.
La muestra consta de siete capítulos:
- el origen.
- vislumbres del oro.
- la alquimia.
- religión y poder.
- luz y sombra de los viajes.
- los sueños de la razón engendran monstruos.
- el mito de udu o el regreso de la serpiente.
Y cuenta con dos epílogos: 1. orinoko nuevo mundo y 2. frente y vuelta o las dos caras de la moneda.
Artistas: Alfredo Jaar, Alicja Kwade, Antonio Vega Macotela, Armando Morales, Artur Lescher, Carlos Aguirre, Chantal Peñalosa, Dawa García, Diego Rísquez, Edgardo Aragón, Eugenio Merino y Pierre Valls, James Lee Byars, Jim Hodges, Juan Fernando Herrán, Mario García Torres, Marysole Wörner Baz, Mathias Goeritz, Maya Goded, Miguel Rodríguez Sepúlveda, Noé Martínez, Óscar Gardea, Paul Desenne, Pedro Lasch, Pilar Millán, Roberto Huarcaya, Rodrigo Moya, Sebastião Salgado, Sergio Hernández.
(Curadora: María Virginia Jaua)