Siena tiene un color especial. Y no es la letra de ninguna canción ensalzadora de la ciudad. Los tonos ocres que pintan la ciudad han dado nombre a un color, el siena. No hace falta más que dar un paseo por sus calles para darse cuenta.
Aunque solo basta con posar un pie en ella para sentir la magia que desprende esta urbe única e incomparable. Y es que dentro de su muralla parece que estés en medio de un cuento o que hayas retrocedido en el tiempo. No es de extrañar, esta ciudad conserva el aspecto medieval que adquirió en los siglos XIII y XIV.
Situada en plena campiña de la Toscana, en el centro de Italia, Siena, con su arquitectura medieval perfectamente conservada, es en sí misma una obra de arte capaz de cautivar a cualquiera. El centro histórico de Siena es, desde 1995, Patrimonio de la Humanidad. Y es que tiene una serie de joyas arquitectónicas dignas de admirar, como su Duomo.
Pero sin lugar a duda, a la cabeza está la Plaza del Campo. Considerada una de las mejores plazas medievales de Europa. Es conocida mundialmente por su belleza e integridad arquitectónica. Única en el mundo por su forma cóncava, esta plaza invita a los forasteros a cumplir aquello de donde fueras, haz lo que vieras. A la luz y el calor de los rayos de sol el lugar se llena de gente que se sienta a su alrededor convirtiéndose en el centro social y punto de encuentro de toda la ciudad. Para los que la conocen no hay nada mejor que sentarse en esta plaza y tomarse un helado sienés (con la fama de ser los mejores de toda Italia) o un trozo de pizza, que sin duda sabrá a gloria.
La ciudad tiene poco menos de 55.000 habitantes y se calcula que más de 20.000 son estudiantes que vienen de todas partes de Italia a estudiar en su famosa Universidad (que data del año 1240), una de las más importantes de Italia.
Siena se disfraza de Edad Media
Pero si algo de verdad caracteriza a esta piccola città es, sin duda, el Palio. Es un evento bianual que funciona como espina dorsal de la ciudad. Se celebra dos veces al año: el 2 de julio se corre el Palio di Provenzano (en honor a la Virgen de Provenzano) y el 16 de agosto el Palio dell'Assunta (en honor de la Asunción de la Virgen), aunque en ocasiones excepcionales, como fue la llegada del hombre a la luna, o aniversarios entendidos como relevantes y pertinentes, como el centenario de la Unificación de Italia, la comunidad de Siena puede decidir efectuar un Palio extraordinario, a celebrar entre mayo y septiembre. Hay quien dice que en Siena se vive por y para el Palio. Y no es para menos porque dos veces al año la ciudad se viste de Edad Media. Se trata de una enloquecida carrera por la Piazza del Campo que dura apenas dos minutos.
Los sIeneses viven con entusiasmo los preparativos del gran día. Banquetes vecinales, discusiones airadas, apuestas, rivalidad apasionada, y las 17 contradas de la ciudad se aúnan en esta competición única en el mundo. Es tal el arraigo de los habitantes de Siena con su contrada que antes que sentirse parte de la ciudad, se identifican con su pequeña zona a la que defienden a ultranza. Las contrada son cada uno de los barrios de Siena que adquiere el nombre de un animal y tiene unos colores, una bandera y un escudo que la caracteriza. Los participantes deben dar tres vueltas a la Plaza del Palio y el ganador será el caballo que llegue primero (con jinete o sin él).
Las contradas nacieron en la Edad Media para suministrar a los mercenarios que luchaban por la independencia de Siena del control florentino y otras ciudades-estado cercanas. En 1729, la princesa Violante de Baviera, gobernadora de la ciudad, definió los límites de las contradas, suprimiendo seis y dejando una lista que se mantiene hasta hoy: Aquila (Águila), Bruco (Oruga), Chiocciola (Caracol), Civetta (Lechuza), Drago (Dragón), Giraffa (Jirafa), Istrice (Puercoespín), Leocorno (Unicornio), Lupa (Loba), Nicchio (Concha), Oca, Onda (Ola), Pantera, Selva, Tartuca (Tortuga), Torre y Valdimontone (Valle del carnero). La división de las contradas de Siena es clara y está presente en la vida diaria de la ciudad. Cada una tiene su bandera, su iglesia y su fuente. Entre ellas las hay más belicosas y más pacíficas, con aliados y enemigos firmes.
Sea como fuere es una visión impresionante ver cómo la plaza se llena de gente. Se calcula que más de 70.000 personas, lo que equivale al 130 por ciento de la ciudad, llenan la plaza del Palio en cada edición. Su nombre viene del Palio de seda, que se ofrecía como premio al vencedor en determinados juegos de carrera y su origen se remota a la batalla de Montaperti, ya que según numerosas fuentes «El Palio» es la conmemoración de esta batalla que puso fin al peligro florentino, sus históricos enemigos.
El banco en funcionamiento más antiguo del mundo
Siena puede presumir además, de albergar entre sus muros al Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo en funcionamiento del mundo. Fundado en 1472 por la Magistratura de la ciudad de Siena, Italia, como un monte de piedad, ha estado en servicio ininterrumpidamente desde entonces. En la actualidad tiene aproximadamente 3000 oficinas, 33.000 empleados y 4,5 millones de clientes en Italia, así como en sus filiales y negocios en el extranjero.
Siena, sin embargo, está muy lejos de ser una ciudad museo pues posee un espíritu activo que puede apreciarse en la mesa de cualquiera de sus restaurantes, frente a un plato de crostini de hígado, pappardelle con la lepre (pasta con salsa de liebre), pici (especie de espagueti) con trufas negras o un jugoso bistec de chianina, la ternera blanca de la Toscana. Todo acompañado, eso sí, con una botella de chianti o de brunello de Montalcino.