La revolución liderada por Mao Zedong y Zhou Enlai tiene vigencia en el contexto de la Guerra Fría pero se transforma, en el último tercio de ese siglo, en una transición hacia un sistema regido por los mecanismos del mercado. Esta es una etapa fascinante, no exenta de ambigüedades, liderada por Deng Xiaoping, pues se busca una inserción en la globalidad, dominada por cambios trascendentales en la propiedad y expansión del capital, en un país con graves desigualdades sociales y territorios inmensos sumidos en la pobreza.
Los retos de una economía globalizada
La economía mundial hacia nuevos estadios de desarrollo y modernidad transcurre en las últimas dos décadas del siglo XXI caracterizada por la administración de la deuda como rasgo fundamental del desarrollo del capitalismo financiero. Fenómeno universalmente dominado por el dólar (inconvertible, por tanto moneda fiduciaria desde 1971) que domina los términos del intercambio. Moneda que la FED maneja a la intención del mundo para cumplir sus objetivos de empleo y crecimiento de la economía norteamericana.
Bajo estas condiciones, China diseña el paso a una economía destinada a eliminar la pobreza y transitar hacia la modernidad. El accionar de las transnacionales a nivel planetario deja muy poco espacio a experiencias nacionales y menos aún a programas y propósitos de mayor equidad en la distribución de los ingresos y de la riqueza. En ese marco, lograr una sociedad más inclusiva con sólidas bases de progreso y superación requiere de un esfuerzo gigante de planificación y de un territorio como Hong Kong (Región Administrativa Especial, RAS, bajo el lema de una Nación, dos sistemas) desde donde se capta innovación y tecnología, se firman acuerdos de libre comercio; de promoción y protección de la inversión y acuerdos fiscales con otras economías, para fortalecer la posición de Hong Kong en cuanto centro internacional de comercio e inversión1.
Tradición y modernidad
La ciudad de Shenzhen, en la frontera con la región continental de Hong Kong, es la correa transmisora de Innovación y Tecnología de China. Más del 30% de la producción de la zona corresponde a desarrollos tecnológicos del más alto nivel en dispositivos de consumo, internet de las cosas, genética, meta materiales, aplicaciones 3D, robótica, energías no convencionales y dispositivos no tripulados, entre otros productos similares. En su territorio alberga 300 de las 500 compañías globales más importantes del mundo. La Unesco incluye Shenzhen en la Red de Ciudades Creativas dentro de la categoría de «Diseño».
En economías emergentes monoproductoras de commodities con plena vigencia de programas sociales, seguridad social, esto supone un programa nacional de recuperación de sus riquezas naturales con el propósito directo de superar la pobreza y la desigualdad. Esos objetivos constituyen la base para que en democracia sea posible restituir para la población el ejercicio de los Bienes Públicos básicos a saber, educación, salud, vivienda, jubilaciones dignas…
China, Vietnam, Laos, Cuba, Corea, son muy disímiles en su formación cultural y su traducción en lo que se entiende por democracia. Sin embargo, hay un terreno común a saber, el atraso y la humillación vivida en manos del poder colonial y la liberación de los poderes imperiales en su pasado reciente.
China, potencia mundial hasta los albores del siglo XVI se refugia en sus fronteras para renacer en el siglo XXI como centro de operaciones en un siglo de crisis y transición hacia un nuevo orden planetario. Ver esta experiencia desde Latinoamérica, continente joven, permite entender el espacio mundial que se construye en el presente. Sobre todo si se tiene en vista como operación central de gobierno la modernización. Meta que plantea, como lo ha hecho China, crear espacios a la iniciativa privada.
Objetivo: pobreza cero
Veamos la modernización a partir del primer principio de recuperación planteado es decir, la superación de la pobreza. Un informe del Banco Mundial (2015) señala que «de 1978 a 2014, el ingreso per cápita de China aumentó 16 veces. Con base a la paridad del poder adquisitivo internacional de 1,9 dólares por persona por día, la incidencia de la pobreza extrema en China cayó drásticamente del 88,3% en 1981 al 1,9% en 2013, es decir, 850 millones de chinos han salido de la pobreza». El Gobierno de China se ha comprometido a terminar la tarea, con el objetivo de reducir la pobreza rural a cero para 2020. Está claro que la situación de pobreza que se exhibía en la sociedad china en 1978 ha sido superada.
Pero el desafío continúa pues el compromiso del gobierno chino es sacar de la pobreza a diez millones de personas anualmente. A medida que el proceso avanza incorporar a la población restante a un nuevo nivel de vida deviene cada vez más costoso. Informes de NNUU y del Banco Mundial calculan que en el año 2000, sacar a una persona de la pobreza significó para el Gobierno central el gasto de 48 dólares al año (en términos nominales). Ya en el año 2010, esa cifra había aumentado más de tres veces, es decir 150 dólares anuales. Cifra que en el presente ha sido calculada a 200 dólares al año. Nótese que esto significa incurrir en importantes inversiones de infraestructura: agua potable para la población, electricidad, antenas de comunicación, caminos alimentadores, carreteras troncales, electricidad obras de regadío, pequeños tranques entre colinas, etc.).
A unos 600 kms al norte de Shenzhen (frontera con Hong Kong) cerca de la ciudad de Yi Hang se construyó el tranque de las 3 gargantas sobre el río Yangtsé, obra construida por 700.000 trabajadores. La producción agrícola más las importaciones de soja y productos cárnicos (especialmente cerdo) permiten un equilibrio alimentario que debe considerarse como un gran logro. El delta de la ciudad de Shanghái viene precedido de importantes obras de regadío y micro tranques. El mismo tipo de obras se encuentra en el río Amarillo, al noroeste de Pekín, en la ciudad de Lanzhou ciudad que en conjunto con Xi'an y Luoyang al este constituyen el comienzo de la Ruta de la Seda2.
El objetivo para el año 2020 significa llegar a la pobreza cero, es decir, que todos queden por encima de la línea de pobreza rural nacional de 324 dólares al año. Desafío permanente es la rápida urbanización, lo que plantea por una parte reducir la pobreza del pasado, pero por otra, poner en riesgo de indigencia, si la planificación falla, a un número creciente de habitantes urbanos. La relación campo-ciudad demuestra las dificultades de la existencia para los bajos salarios. Según cifras oficiales, el 5% más pobre de los hogares urbanos gana en promedio 1.128 dólares, lo que equivale a 3,5 veces la línea de pobreza rural. Los ingresos promedios urbanos son cuatro veces mayores que los rurales, lo cual demuestra que la pobreza urbana es más difícil a sobrellevar que la pobreza rural aun cuando los habitantes del campo pudieran ganar menos que el 5% más pobre de la ciudad.
El papel de la iniciativa privada
En China el funcionamiento de la economía se basa en la iniciativa privada y el financiamiento que logran obtener los emprendedores. El Estado controla, pero no interviene. La iniciativa es a riesgo de los privados. Baste citar la cantidad de proyectos inmobiliarios abandonados a lo largo y ancho del país durante la década pasada. La facilidad para obtener financiamiento sin preguntarse acerca de la demanda por los inmuebles generados por el proyecto fue la causa de quiebras masivas y el abandono de miles de inmuebles invendibles. El Estado no intervino, pues se entiende que un sistema de libre mercado tiene riesgos que deben ser asumidos por quienes participan. A partir de la experiencia, el sistema bancario se reguló para evitar el fraude y la especulación que se generó en la compraventa de inmuebles, así como los permisos municipales de construcción. Fue un subprime a la manera china. Cuando pregunté sobre esta experiencia, los consultados me dijeron que no veían por qué el Estado debía intervenir con plata del público que paga impuestos para salvar proyectos mal estudiados y peor implementados. En muchos casos no se excluía el fraude.
Veamos la modernidad. Hace 30 años atrás, Deng Xiaoping entendió que debía abrir las compuertas para la iniciativa privada. A partir de Shenzhen se creó una suerte de Silicon Valley que ha establecido con bases propias la economía del conocimiento con proyectos de última generación en inteligencia artificial (IA), big data, machine learning (ML), uso de softwares complejos que intentan replicar la actividad de las neuronas humanas, creando redes neuronales artificiales, lo que ha sido bautizado como deep learning (DL)... Estos algoritmos ML y DL tienen aplicabilidad en salud, finanzas, ingeniería, sirven además para llevar a cabo análisis predictivos (demanda, cambios de preferencias, evaluación de riesgos, etc…). Los avances en automatización y robotización son notables. Este desarrollo es el fruto de una política que se prosigue desde hace más de 30 años. China se encuentra a la cabeza de la IA en el mundo, seguida por EEUU.
(Un mito que es preciso desterrar. Se acabaron los precios bajos del taller del mundo. China ya no es el taller del mundo. Los precios de los artículos de la economía del conocimiento son los mismos que del mercado europeo).
El papel del Partido
Li Keqiang, primer ministro actual, es un nombre que se repite desde hace 10 años y que en la época de cambios de 2012 figuraba como aliado del secretario general de ese momento Hu Jintao. La sucesión de Jiang Zemin trajo cambios, siendo el más significativo la caída de Bo Xilai (juzgado por corrupción y otros delitos). Ya retirado del poder Jiang situó a varios de sus cercanos en el Comité Permanente del Politburó y preparó la venida de Xi Jinping en la renovación de 2012. El afianzamiento de Xi en el poder es tan fuerte como el que tuvo en su momento Mao Zedong.
Comento esto pues la continuidad en el poder ha tenido como objetivo en el terreno socio económico dar sustentabilidad a la política de desarrollo. Creo que esto se ha logrado pero todavía queda mucho por realizar. Es innegable la iniciativa de profesionales jóvenes en la economía del conocimiento y la digitalización del mundo de los negocios. Los máximos dirigentes en la ruta de Deng Xiaoping no se han engañado y han abierto las puertas a la iniciativa de las nuevas generaciones.
Puntos políticos y económicos de relevancia: alianza con Rusia; implicancia en la política de acercamiento entre las 2 Coreas; creación del petro-yuan o commodity-moneda que parece tentar a otros estados del sudeste asiático para dejar de lado el dólar3; debe destacarse el sentido de la política de Deng Xiaoping, dos sistemas, una Nación, como referencia a Hong Kong y China; un rasgo de ninguna manera despreciable, el sentido de pertenencia a la Nación de chinos viviendo en el extranjero.
El papel de la mujer y el Ejército Popular
Los resultados de China han tomado décadas prepararlos. A partir de errores (Revolución Cultural), en el siglo XX se ha construido sobre una base cultural innegable de tres puntos culminantes que se han cimentado en una civilización de más de 5.000 años: respeto a la edad, a la familia, la tradición y la historia. En el trasfondo se encuentra la mujer. Para entender esto basta evocar la guerra de liberación donde el rol de la mujer fue central: esposa, madre, trabajadora rural y combatiente. Estos puntos los he visto también en Vietnam donde muchachas de 15 años se enrolaban en la guerrilla, caían prisioneras y eran fusiladas cuando aún no cumplían 20 años. Mao jamás habría ganado la guerra de liberación nacional, al igual que Ho Chi Minh en Vietnam, sin la participación central de la mujer.
En estos últimos dos siglos estos países se han construido sobre guerras de liberación nacional contra el poder colonial. En ambos, se trata de ejércitos del pueblo donde es (en mi percepción) inimaginable que este levante sus armas contra su propio pueblo como ha sucedido tantas veces en nuestra América Latina. Esto es aún una tarea pendiente en nuestra democracia donde los institutos armados, a 20 años de gobiernos elegidos mediante elecciones, aún gozan de autonomías que generan conflictos in crescendo con la institucionalidad vigente muchos de los cuales se ventilan actualmente en tribunales.
No es redundante afirmar que las Fuerzas Armadas del Pueblo constituyen un elemento central en la lucha revolucionaria contra el poder extranjero. La historia recuerda el humillante tratado de paz firmado en Shanghái (Tratado de Nankin en 1842) entre el Imperio Británico y la Dinastía Qing. Hecho siempre presente en la historia y en la conciencia del pueblo chino. La globalidad es un desafío. En China sigue presente el desafío libertario. Sobre el testimonio de la historia debe construirse el futuro. Es la riqueza que deberá explotar el pueblo chino en las próximas etapas de su desarrollo.
Notas
1 Hong Kong es un centro de servicios para las empresas asiáticas, especialmente para aquellas que tienen relaciones comerciales con China. Según las cifras publicadas por el Registro Mercantil, hay más de 900.000 empresas registradas en Hong Kong. El sector terciario aporta 92,7% del PIB y emplea a cerca de 80% de la población activa.
2 Héctor Vega: Capitalismo del siglo XXI. Una mirada desde los Bienes Públicos. Editorial Forja. Santiago de Chile. 2017. Ver especialmente pp. 234-237.
3 En mayo de 2013 el Consejo de Estado de China anunció un plan operativo para hacer convertible el yuan bajo cuentas de capital. Nótese que el yuan ya era convertible bajo la cuenta corriente que cubre el comercio. En esa época quedaba por materializarse un calendario para liberalizar los flujos de capital. En 2015 el FMI acogió el yuan como moneda de reserva; China retiene la mayor reserva mundial de divisas, alrededor de 3 billones de dólares, y según datos del Departamento del Tesoro es el mayor inversor extranjero de deuda del gobierno de EEUU, con 1,19 billones de dólares en bonos del Tesoro (octubre 2017); además el valor del yuan ha alcanzado su nivel más bajo en los últimos seis años. Siendo China un activo mercado de commodities su evolución en la fase del multilateralismo global se sitúa en el marco de bloques y acuerdos regionales de la mayor importancia.