Friedrich August von Hayek fue un economista liberal austríaco que adopta la nacionalidad británica y recibe en 1974 el Premio Nobel de Economía.
Nace en Viena, entonces la capital del Imperio austrohúngaro, el 8 de mayo de 1899. Su padre era profesor de Botánica en la Universidad de Viena. Autor de 25 libros y unos 130 artículos.
También se distingue como filósofo, teórico de la política y jurista. Uno de los más influyentes defensores de la libertad individual en el siglo XX.
En su juventud se considera a sí mismo un socialista moderado y cree en la intervención del Estado para mejorar la economía y el orden social, pero luego descubre que el Estado es parte del problema y se convierte a las ideas liberales bajo la influencia de su profesor Ludwig von Mises, uno de los grandes paladines de la Escuela Austríaca de economía. Esta escuela destacaba el papel de las decisiones individuales en el funcionamiento del sistema económico.
De Mises dijo Hayek: «No hay ningún otro hombre al que le deba más intelectualmente».
Estuvo en el ejército austríaco durante la Primera Guerra Mundial y allí le nace el interés por las ciencias sociales.
En 1921 y 1923 obtiene doctorados en leyes y ciencias políticas en la Universidad de Viena, donde también estudia filosofía y economía. Allí asiste a los seminarios privados de von Mises. Luego, durante 5 años trabaja bajo Mises en una oficina del Gobierno.
De 1927 a 1931 es el director del Instituto para el Análisis del Ciclo Económico, que él y Mises habían organizado.
En 1931 recibe una invitación para trasladarse a Inglaterra como profesor en la Escuela de Economía de Londres. Allí permanece hasta 1950 y se distingue con sus publicaciones y por sus críticas al Tratado sobre el Dinero de Keynes, quien le replica.
Su oposición a Keynes le ayuda a destacar y a la vez le aísla porque las tesis del Profesor de Cambridge se habían convertido en la corriente académica y política dominante y la mayoría de los Gobiernos y catedráticos de economía adoptaban entonces tonos intervencionistas. Dijo, con razón, que las políticas económicas de Keynes conducirían a una mayor inflación.
En 1938 Hayek obtiene la nacionalidad británica.
En 1947 funda la Sociedad Mont Pelerin para difundir y promover sus ideas liberales y para oponerse al socialismo. Dicha sociedad le sobrevive y mantiene su vitalidad hasta nuestros días.
En 1949 se divorcia de su esposa y en 1950 emigra a los Estados Unidos de América, donde imparte clases en la Universidad de Chicago hasta 1962. Tal parece que no fue muy bien recibido por el Departamento de Economía de dicho centro de estudios, posiblemente por las diferencias entre la Escuela Austríaca y la Escuela de Chicago, ambas liberales, pero con metodologías y matices que las separan.
En 1962 vuelve a Europa e imparte clases en la Universidad de Friburgo hasta jubilarse en 1969.
En 1965 visita Costa Rica como conferencista invitado por la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE).
En 1969 regresa a Austria y es profesor en la Universidad de Salzburgo hasta que se retira.
En 1974 recibe el Premio Nobel de Economía por sus trabajos sobre la teoría monetaria y la interdependencia entre la economía, la sociedad y las instituciones.
En 1977 recibe el doctorado honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala «por su aporte a la libertad individual». Fue miembro de la Academia británica y recibe la Medalla Presidencial de la libertad en los Estados Unidos, entre otras distinciones.
Hayek siempre dijo no ser conservador, sino liberal.
Entre sus obras principales se destacan por su gran impacto y difusión: Camino de servidumbre (1944) y Los Fundamentos de libertad (1960). También fueron muy importantes La teoría monetaria y el ciclo económico (1929), Precios y producción (1931) y La fatal arrogancia: los errores del socialismo (1988), entre otras.
Siguiendo las ideas de su maestro von Mises, sostiene que el socialismo es imposible por la inexistencia de precios de mercado en ese sistema.
En 1935 y mientras en la Unión Soviética se vivía la era estalinista publica su Planificación económica colectivista: estudios críticos sobre las posibilidades del socialismo. Entonces la mayoría de los intelectuales europeos se había alineado con el socialismo soviético, eran compañeros de viaje o prudentes cómplices.
Pero Hayek pasa, en ese contexto, a la carga contra el socialismo y la planificación central, entonces presente en el nacional-socialismo de Adolfo Hitler y en el estalinismo soviético.
Considera que el orden espontáneo conformado por las decisiones libres de los individuos conduce a una mejor asignación de los recursos, a una mayor eficiencia económica y a una mayor libertad individual, mientras que las intervenciones de los gobiernos en la economía solamente crean distorsiones y llevan a un sistema de servidumbre y totalitarismo.
Argumenta que el objetivo del socialismo es sustituir el libre mercado y la propiedad privada por una economía planificada. Y que esa economía requiere de una Junta Central de Planificación que defina lo que se produce y a qué precios. Pero para ello necesita los precios del mercado que son los transmisores de la información económica. Como escribió: «La planificación conduce a la dictadura». (Hayek, F., 1989. Camino de Servidumbre, 1° ed., San José, Costa Rica: Libro Libre, pág. 84).
Proclama entonces la imposibilidad de que el planificador obtenga la información que en la economía de libre mercado proporcionan los precios.
También sostiene que sin propiedad privada se crea una dependencia tan grande del estado que nos convierte en sus siervos o esclavos.
En fin, que sin sistema de precios de mercado y sin propiedad privada el socialismo iba a crear un sistema de planificación central y opresión estatal que anularía la libertad individual y finalmente fracasaría. Que es en términos generales lo que le sucedió a la experiencia que arrancara con la revolución bolchevique de 1917.
Si bien otros, como el mismo León Trotsky, ya habían criticado el socialismo soviético, Hayek fue uno de sus principales oponentes y profetas de su fracaso desde el liberalismo. No se le dio mucha importancia a sus ideas durante décadas hasta que al derrumbarse el muro de Berlín y el régimen socialista en la Europa del Este y en la Unión Soviética en 1991, entonces sus tesis cobraron protagonismo y sus libros fueron tomados con mayor interés.
Los fundamentos de la libertad
Veamos ahora algunos de los conceptos básicos en su obra Los fundamentos de la libertad publicada en 1960.
Allí Hayek define la libertad como ausencia de coacción y el estado de libertad como aquella condición de los hombres en cuya virtud la coacción que algunos ejercen sobre los demás queda reducida en el ámbito social al mínimo. (Hayek, F.,1992. Sobre la Libertad, 1° ed., San José, Costa Rica: Libro Libre, pág. 75-76).
Y agrega: La libertad, por tanto, presupone que el individuo tenga cierta esfera de actividad privada asegurada; que en su ambiente exista cierto conjunto de circunstancias en las que los otros no pueden interferir (obra citada, pág. 78-79).
Por coacción comprende lo siguiente: Queremos significar presión autoritaria que una persona ejerce en el medio ambiente o circunstancias de otra. Y agrega que: Es un mal porque elimina al individuo como ser pensante… y hace de él un mero instrumento en la consecución de los fines de otro (obra citada, pág. 91).
Por lo tanto, la tarea de una política de libertad debe, por tanto, consistir en minimizar la coacción o sus dañosos efectos e incluso eliminarlos completamente, si fuera posible (obra citada, pág. 76).
En su obra Hayek distingue entre la libertad de pensamiento y la libertad de acción, que incluye la libertad económica. Dice que la libertad de acción es tan importante como la de pensamiento, aunque frecuentemente se le deja de lado. También distingue entre dos tradiciones de libertad, la racionalista francesa y la empirista inglesa, y él se adhiere a la segunda. La inglesa incluye a John Locke, David Hume y Adam Smith, entre otros, pero también a franceses como el Barón de Montesquieu, Alexis de Tocqueville y Benjamín Constant.
La inglesa encuentra la esencia de la libertad en la espontaneidad y en la ausencia de coacción; mientras que la francesa solo en la persecución y consecución de un propósito colectivo absoluto. La primera está a favor de la prueba y el error y la segunda en pro de un patrón obligatorio únicamente válido (obra citada, pág.146).
Para Hayek la libertad y la responsabilidad son inseparables y la libertad no sólo significa que el individuo tiene la oportunidad y la responsabilidad de la elección, sino también que debe soportar las consecuencias de sus acciones y recibir alabanzas o censuras por ellas (obra citada, pág. 169).
Como buen liberal, el autor entiende a la libertad dentro de la ley y dentro del estado. En eso se diferencia de los anarquistas, quienes promueven la soberanía individual y la libertad absoluta sin tomar en cuenta el estado y la ley.
Uno de sus mejores capítulos se refiere a la evolución del Estado de derecho.
Comienza citando a John Locke: La finalidad perseguida por las leyes no se cifra en abolir o limitar la libertad, sino, por el contrario, en preservarla y aumentarla (obra citada, pág. 267).
Asimismo, dedica apartados a los orígenes de la libertad en la antigua Atenas y en la república romana para concluir que la libertad moderna aparece en Inglaterra:
Por más de doscientos años, la conservación y la perfección de la libertad individual constituyó el ideal que guió a Inglaterra y sus instituciones y tradiciones para que fueran el modelo para el mundo civilizado (obra citada, pág. 268).
Luego dedica un capítulo a las contribuciones para la libertad del constitucionalismo norteamericano y finalmente desemboca en lo que denomina son las garantías de la libertad individual.
Sostiene que la libertad individual en el mundo moderno solo puede existir en el marco del imperio de la ley, el estado de derecho y el constitucionalismo. Las leyes deben ser conocidas y ciertas. La ley se debe aplicar igualmente a todos. Debe prevalecer la separación de los poderes. Y debe regir el principio de discrecionalidad administrativa, es decir límites legales claramente establecidos a las facultades discrecionales de los órganos administrativos. Asimismo, debe existir un conjunto de derechos individuales y libertades civiles.
Sin olvidar un conjunto de garantías formales para la libertad tales como el debido proceso, el juicio ante el jurado, el habeas corpus, entre otros. Y sobre todo un conjunto de magistrados autónomos e independientes que pronuncien la palabra final sobre el imperio de la ley.
Camino de servidumbre
Camino de servidumbre, publicada en 1944 es la obra más leída de Friedrich Hayek. Según sus mismas palabras es un libro político y no un libro de economía pura.
Lo dedica a los socialistas de todos los partidos porque espera que entiendan que sus buenas intenciones y los métodos que utilizan para promover sus fines logran exactamente lo contrario de lo que pretenden.
Mientras Hayek escribía su obra el nacional socialismo estaba en ascenso y su libro es profundamente crítico de la variante socialista, planificadora y totalitaria de Adolfo Hitler que reinaba en Alemania pero que influía en toda Europa.
Constituye un alegato en defensa de la libertad individual y contra el totalitarismo representado entonces, según el austríaco, por tres corrientes ideológicas: el nacional socialismo, gobernante en Alemania, el socialismo marxista, gobernante en la Unión Soviética y el socialismo democrático, predominante en los países democráticos.
Considera a los tres socialismos como variantes del totalitarismo y según sus palabras: La práctica del socialismo es totalitaria en todas partes (Hayek, F., 1989. Camino de Servidumbre, 1° ed, San José, Costa Rica: Libro Libre, pág. 156).
El principal error que se le ha señalado a Hayek es que en su crítica al socialismo no distingue los matices entre diferentes tipos de socialismo e intervencionismo estatal y tampoco distingue las diferencias entre el socialismo y el comunismo. Incluso asimila al nacional socialismo y al marxismo-leninismo y a los diferentes tipos de socialismo como totalitarismo. En fin, que solo ve dos posiciones ideológicas en el mundo: liberalismo y totalitarismo.
En su primer capítulo se lamenta porque el mundo ha abandonado el camino de libre empresa y libertad económica, es decir el liberalismo del siglo XIX y ha optado por el socialismo. Dice textualmente: Hemos abandonado progresivamente aquélla libertad en materia económica sin la cual jamás existió en el pasado libertad personal ni política (obra citada, pág. 28).
Luego dedica un capítulo a lo que considera la gran utopía de su tiempo, el socialismo democrático, que para Hayek es un camino de servidumbre.
Frente a las economías socialistas y planificadas de diversos tipos Hayek propone una economía de competencia “como medio para coordinar los esfuerzos humanos”.
Pero aclara que: Es importante no confundir la oposición contra la planificación de ésta clase con una dogmática actitud de 'laissez faire'. La argumentación liberal defiende el mejor uso posible de las fuerzas de la competencia como medio para coordinar los esfuerzos humanos, pero no es una argumentación en favor de dejar las cosas tal y como están. Aquí empieza a coincidir con los ordoliberales (obra citada, pág. 49).
Por otra parte, No niega, antes bien afirma que, si la competencia ha de actuar con ventaja, requiere una estructura legal cuidadosamente pensada... (obra citada, pág. 49). Es decir que en vez de un liberalismo de laissez faire y de dejar las cosas como están, Hayek promueve la creación de un orden legal favorable a la economía de competencia, con lo cual se conecta con los ordoliberales alemanes de la Escuela de Friburgo.
Asimismo, Hayek considera superior la competencia, no sólo porque en la mayor parte de las circunstancias es el método más eficiente conocido, sino, más aún, porque es el único método que permite a nuestras actividades ajustarse a las de cada uno de los demás sin intervención coercitiva o arbitraria de la autoridad (obra citada, pág. 49). En fin, que la competencia, en vez del Estado, es para Hayek el mejor mecanismo de coordinación entre los esfuerzos humanos y las empresas.
Aunque a la vez dice que al Estado le corresponde crear las condiciones en que la competencia actuará con toda la eficacia posible. Y agrega: un eficaz sistema de competencia necesita, tanto como cualquier otro, una estructura legal inteligentemente trazada y ajustada continuamente. Y agrega que el sistema de competencia no es excluyente con un extenso sistema de servicios sociales en áreas como la infraestructura y la salud (obra citada, pág. 52).
Hacia el final de su obra precisa que ni queremos ni podemos retornar a la realidad del siglo XIX, pero si hemos fracasado en el primer intento de crear un mundo de hombres libres, tenemos que intentarlo de nuevo (obra citada, pág. 50).
Y concluye su famoso Camino de Servidumbre con el siguiente mensaje:
«El principio rector que afirma no existir otra política realmente progresiva que la fundada en la libertad del individuo, sigue siendo hoy tan verdadero como lo fue en el siglo XIX (obra citada, pág. 252)».
En resumen, Hayek promueve una sociedad de individuos disfrutando de la libertad individual y tomando decisiones económicas y políticas.
Para lograrlo favorece una economía con derechos de propiedad privada, libre mercado y libre competencia dentro de un orden legal definido desde el Estado y un sistema de servicios sociales, como por ejemplo un régimen de salud pública y seguridad social.
Y se pronuncia a favor de un estado de derecho y constitucional con separación y balance de poderes, derechos civiles y políticos y garantías para la libertad individual.
Sus ideas representan una síntesis entre el liberalismo clásico de John Locke y Adam Smith, la Escuela Austríaca de Economía de Carl Menger y Ludwig von Mises y la Escuela Ordoliberal de Friburgo.
Hayek fallece en Friburgo, Alemania, el 23 de marzo de 1992, pero es enterrado en Viena, su ciudad natal.