En la costa norte del actual territorio peruano surgieron, durante el periodo conocido como Desarrollos Regionales, los Mochica (1 d.C. – 800 d.C.), sofisticada cultura que destacó, entre otras manifestaciones, por la gran calidad de su arte –en especial la cerámica y la orfebrería– y el desarrollo de una riquísima ideología ritual. La materia para la creación artística era para los Moches tan importante como la representación misma.
En las culturas del antiguo Perú, los recipientes utilitarios tenían cimientos simbólicos y funciones rituales. Contenían líquidos que formaban parte de las ofrendas a las divinidades, por lo que cada detalle de sus formas poseía un significado ideológico. Los llamados huacos, al ser usados en ceremonias y acompañar a los difuntos, transitan entre el mundo exterior y el interior a través del flujo real y simbólico del agua. Generalmente manufacturados en cerámica, sus formas, colores y aplicaciones estaban ligados a la cosmovisión de la cultura que los generaba.
Desde sus orígenes hasta los Incas, las sociedades andinas estructuraron el universo en tres pachas o niveles. El Hanan Pacha era el mundo de arriba; el Uku Pacha, su opuesto complementario, se ubicaba abajo, mientras que el Kay Pacha era el nivel intermedio del aquí y ahora. Las representaciones de esta tríada crearon una estética que identifica singularmente a la cosmovisión andina.
Los patos son aves conectoras entre el mundo de arriba y el mundo de abajo a través de su hábitat, las lagunas, relacionando así el agua que brota de las profundidades con el mundo exterior. Esta representación naturalista y sumamente realista es también evidencia de la gran maestría de los mochicas en el arte cerámico. La ligera orientación de la figura hacia un lado guarda el equilibrio entre los componentes de esta pieza perfecta.
El arte Mochica plasmó símbolos recurrentes de la cosmovisión andina con particular detalle y destreza. En este cántaro se representan aves y rayas entrelazadas –como símbolo del encuentro y la conexión entre mundos: el celestial y el marino–, en tanto que en el borde del cuello se observan diseños de escalonados con espirales, símbolos de interacción entre mundos y del carácter cíclico de la vida.