La serie En México se realizó durante una estancia de Candida Höfer en nuestro país en octubre de 2015. De una selección preliminar de entre los miles de edificios importantes que conforman el riquísimo patrimonio arquitectónico de México, la artista escogió los cuarenta que, para esta primera aproximación, más le interesaba fotografiar. Esta selección fue acotada tomando en consideración el tiempo disponible y las dificultades y distancias geográficas. Finalmente, se seleccionaron quince edificios icónicos en distintos lugares de la República Mexicana.
Candida Höfer y su equipo recorrieron durante veinte días Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Puebla y Oaxaca, así como Ciudad de México. El resultado total de esta producción es de más de sesenta fotografías de gran formato, más un buen número de imágenes más pequeñas tomadas con una cámara que la artista trae siempre consigo. Así mismo, Höfer realizó un par de proyecciones que dan contexto y color local a sus fotografías más formales, y que representan su línea de trabajo más reciente.
En 1976, la pareja de profesores Bernd y Hilla Becher fundaron la cátedra de fotografía artística en la famosa Academia de Arte de Düsseldorf. La cátedra de los Becher fue muy eficaz y como consecuencia se formó la llamada Escuela de Düsseldorf, orientada hacia una “nueva objetividad”, una búsqueda de la realidad sin interpretaciones personales que se distingue por aplicar una perspectiva tipológica y serial a la representación de motivos cotidianos, aparentemente banales o casuales.
Candida Höfer egresó de la cátedra de los Becher en 1982. En esa época era la única mujer fotógrafa en un mundo de hombres. Inicialmente realizó algunas series en formatos pequeños, estudios amplios como Los turcos en Alemania, retratando esa migración que ya en los años ochenta era muy importante. También fotografió zoológicos y museos etnográficos, siguiendo los lineamientos conceptuales de los Becher.
Un momento importante de la fotografía se da en los noventa con el surgimiento de las impresoras de gran formato y la consiguiente producción de papel fotográfico de grandes dimensiones, permitiendo imprimir en diferentes tamaños. Estos avances tecnológicos dieron un vuelco al medio, a nivel conceptual y visual. La fotografía puede ya competir con la pintura y adquiere una impactante presencia en el mundo del arte contemporáneo.
Candida Höfer comienza entonces a concebir la fotografía que será su sello personal y que la catapultó a la escena del arte contemporáneo. Su tema son los interiores de edificios icónicos aplicando en sus tomas una metodología estricta: búsqueda de simetría; frontalidad de toma; punto de fuga; utilización de la luz existente en los espacios, sea natural o artificial, sin usar ‑ashes o lámparas; así como su interés por lugares públicos o privados (teatros, palacios, bibliotecas, museos, salas de espera, auditorios, iglesias) en ausencia total de la presencia humana.
Paradójicamente, el vacío de sus imágenes funciona como un retrato psicológico del intercambio social que se da en esos lugares. Implícito en esos espacios, lo humano se percibe sólo a través de sus huellas: en la configuración de las formas, en la elección de los colores, en la colocación de los objetos. Es como si quisiera captar la huella que las personas dejan en los lugares que habitan, tratar de descubrir el aura de los mismos, la historia íntima de los edificios a través del paso del tiempo, las historias que cuentan cuando, como por arte de magia, han quedado vacíos.