Cuando tenía 19 años, siendo militante y Presidente provisional de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), durante un retiro espiritual en la Casa Manresa, reflexioné sobre el futuro de mi vida, comprendí que tenía un limitado talento, concedido por Dios, que debía hacer algo para multiplicarlo, decidí ponerlo al servicio de los pobres, especialmente la clase trabajadora, me hice un compromiso de tratar de poner ese talento para que los pobres sean menos pobres en lugar de ponerlo al servicio de hacer más ricos a los ricos.
Me había iniciado en el mundo del trabajo a los ocho años, en la ciudad de Santiago, como muchos niños de familias pobres, laboré como ayudante de zapatero, aprendiz en una fábrica de chocolates, limpiabotas, hacía y vendía caretas de carnaval y chichiguas, trabajé en una sastrería y en una farmacia. En el momento de mi reflexión trabajaba en una empresa que vendía repuestos de vehículos, en Santo Domingo, estudiaba de noche, la JOC me había despertado una conciencia social, aún viviendo en la dictadura de Trujillo.
Había leído algunos libros de José Ingenieros, argentino, que me impresionaron en la combinación de unir el pensamiento y la acción, también me había entusiasmado la biografía de San Francisco de Asís, por su entrega espiritual y renuncia a los bienes materiales, leí dos libros que cambiaron mi pensamiento y acción. En la escuela de lo social y El coraje de vivir. El primero trataba sobre la cuestión social en España, durante la dictadura de Franco, el segundo es un ensayo sobre la biografía de José Cardijn, un cura belga, fundador de la Juventud Obrera Cristiana (JOC).
Situaciones especiales me obligaron abandonar el país, vivir como exiliado en Nueva York, Puerto Rico y Costa Rica, estuve de paso por Cuba. Ese peregrinaje me permitió tener una visión más global de la situación social, manteniéndome ligado a la JOC, conociendo el sindicalismo internacional y continuar en la autoformación permanente, además incursioné en la política como Secretario juvenil de un movimiento de exiliados contra Trujillo.
Fui a estudiar sindicalismo en la Universidad de Río Piedras, en Puerto Rico, luego me trasladé a estudiar sindicalismo en Venezuela, por intermedio de Emilio Máspero y Rafael Caldera, junto a un grupo de otros siete jóvenes exiliados dominicanos.
Por medio de la JOC conocí las técnicas de trabajar en equipos, realizar círculos de estudios, la revisión de vida obrera, aplicar la trilogía de ver, juzgar y actuar, la militancia , el compromiso social, teniendo supremacía del trabajo sobre el capital y de lo espiritual sobre lo material,
Cuando regresé al país, después del asesinato del dictador Rafael L. Trujillo, me incorporé al movimiento social, siendo co-fundador de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), del Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS), de la Federación Dominicana de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC), y otras organizaciones sociales.
Tuve el privilegio de tener como orientador al sindicalista Emilio Máspero, a quién había conocido y tratado en el exilio, que en esa época era el Secretario Ejecutivo para el Caribe de la Confederación Latino Americana de Sindicalistas Cristianos (CLASC), como asesor espiritual tuve al Padre Manuel González Quevedo, S.J. quienes me ayudaron a tener autenticidad en el pensamiento y la acción; además tuve como compañeros de trabajo a cerca de una docena de jóvenes sindicalistas formados en la CASC y la CLASC, entre ellos Henry Molina, el más capaz dirigente sindical dominicano, Gabriel del Río, Porfirio Zarzuela y otros, con ellos encontré los motivos de dedicar mis esfuerzos y acciones en el mundo social, especialmente a favor de los trabajadores del campo y la ciudad.
En la práctica social me orientaron varios sacerdotes, especialmente jesuitas, entre ellos Fernando Arango, Francisco Guzmán, José Arnaíz, José Llorente, Carlos Benavides, y otros, a quienes agradezco conocer y practicar el trabajo social, acompañado de la lectura, el estudio y la investigación, que completan la acción social, además relacionarme con el Padre Oscar Robles Toledano, profundo intelectual, orientador en la filosofía y la literatura.
Mi autoformación intelectual la debo a mis estudios sobre los pensadores franceses León Bloy, Jacques Maritain, Emmanuel Mounier, el cura belga José Cardijn, con quien tuve el privilegio de conversar en varias ocasiones y el italiano Giorgio La Pira, he bebido en las fuentes de sus conocimientos y de sus acciones sociales.
Tuve otro privilegio al trabajar con Frank Moya Pons, en el Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales, de quién aprendí que los análisis, estudios e investigaciones, deben tener consistencias, demostraciones, y ser verificables.
Para que la acción social sea coherente es necesario conjugar el pensamiento y la acción, para que las actividades sean conscientes, planificadas, hay que evitar las improvisaciones y la demagogia.
He recorrido muchos espacios sociales, en las bases, directamente con trabajadores urbanos y rurales, en sindicatos, asociaciones, cooperativas, dirigiendo la Federación Provincial de Sindicatos Cristianos de Santiago (FEPROSICS), director de la revista Conciencia, del periódico Revolución Obrera y varios programas radiales en Santiago y en Radio Santa María, cuando estaba en el Santo Cerro, hasta llegar a ser Secretario General de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), en dos ocasiones.
Director del Instituto de Formación Social del Caribe (INFOSCAR), en Curazao, Director del Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS), Profesor de la Universidad de Trabajadores de América Latina (UTAL), Profesor del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, en la facultad de filosofía, hasta llegar a ser electo Secretario General de la Federación Mundial de Trabajadores de la Agricultura, Alimentación y Hotelería (FEMTAA), con sede en Bruselas, Bélgica, aumentando mis compromisos sociales.
De don Rafael Herrera Cabral, Salvador Pitaluga Nivar y Adriano de la Cruz, aprendí la honestidad en el oficio del periodismo, buscar la verdad para exponerla públicamente, ejerciendo las funciones de profesor del Instituto Dominicano de Periodismo (I.D.P.), y como Presidente de la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE).
Cuando me eligieron como Secretario General de la Federación Mundial de trabajadores de la Agricultura, Alimentación y Hotelería (FEMTAA), con asiento en Bruselas, Bélgica, me encontré en la conducción de una organización internacional, con organizaciones afiliadas en 98 países, en cuatro continentes, y una membresía de alrededor de un millón de afiliados.
Comprendí que la acción debía ser acompañada con elevando el nivel intelectual, me dediqué a estudiar el trabajo social y la seguridad social en la Universidad Católica de Namur, en Bélgica, por medio del Instituto Superior de Cultura Obrera (ISCO), donde me gradué como trabajador social, profundicé sobre el conocimiento teórico y práctico de las ciencias sociales.
Conducir una organización mundial, la Federación Mundial de Trabajadores de la Agricultura, Alimentación y Hotelería (FEMTAA) me permitió hacer seis (6) misiones al continente africano, participando en actividades en 14 países de esa región, 5 misiones en Asia, participar en 17 actividades de la Organización Internacional del trabajo (OIT), en Ginebra, Suiza, en 9 de la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), en Roma, Italia, también en 3 actividades del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), 4 visitas al Vaticano, incluyendo 2 entrevistas con el Papa Juan Pablo II, y contactos permanentes con 10 organizaciones sociales italianas; 5 reuniones con la Organización Mundial de turismo (OMT), en Madrid, España.
Así también con reuniones permanentes con organizaciones sociales incluyendo a la Unidad Sindical Obrera (USO), y el Movimiento Rural Cristiano (MRC), en España; encuentros trimestrales con organizaciones de agricultores y hoteleros, en Francia; reuniones semestrales con organizaciones sociales regionales en América Latina, especialmente en Aruba, Honduras, Chile y Venezuela.
Además tuve la oportunidad de pertenecer al Movimiento Obrero Cristiano (MOC), en el departamento Internacional de la ciudad de Mons, en Bélgica, y ser miembro del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC).
En las actividades sociales internacionales es necesario en cada caso elaborar documentos de contenido social, económico y política, con posiciones concretas, lo cual capacita y actualiza la visión social en forma global.
Además de mis compromisos sociales con el movimiento sindical dominicano, en América Latina y a nivel mundial, me he interesado en la literatura social.
Los 32 libros publicados en físico, y 20 libros digitales, reflejan inquietudes sociales, así como más de 1.500 artículos y documentos publicados en periódicos y revistas nacionales e internacionales, y la vocación de periodista me han colocado en el sector social, sin ningún tipo de interés partidista.
He dicho que son político, y mi política es no pertenecer a ningún partido político, haga las cosas que creo que debe hacer, defiendo los principios y valores cristianos, pero no me comprometo con partidos político.
Actualmente me desempeño como Director de la Academia Humanista, Presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos- ASEPED, Presidente de la Central Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Pensionados, Jubilados y Adultos Mayores (CLATJUPAM), y Presidente del Instituto Jacques Maritain de la República Dominicana.