Tras su primera colaboración en el Centre of Contemporary Art de Tel-Aviv en 2014 retoman el diálogo sobre las conexiones posibles entre objetos, acontecimientos, obras de arte o artistas, una preocupación recurrente en la investigación de Schlesinger, quien en esta ocasión propone la amistad como uno de los posibles criterios operantes en la labor de curaduría. A diferencia de su primer proyecto conjunto, en el que ambos trabajaron en la conceptualización de las obras, en Thank you, gracias los artistas han decidido no consultarse previamente, desconociendo las piezas presentadas por el otro hasta el momento del montaje. Esta reflexión sobre la obra a partir del otro supone un ejercicio de autoconocimiento en el que ambos artistas crean un solo cuerpo (expositivo) imaginando la obra del otro en base a lo que el otro espera de la suya. Esto provoca un juego de roles en el que las cuestiones de autoría se diluyen y donde no queda claro quién construye y quién está siendo construido.
La exposición permite profundizar en la intertextualidad que subyace a la producción de ambos artistas, obligándolos a convivir bajo unas condiciones muy particulares, favoreciendo el surgimiento de conexiones entre elementos que a priori podían no tenerlas. Según Schlesinger, Thank you, gracias permite generar un espacio en el que se descubren relaciones entre los trabajos de ambos a partir de la amistad, de sus conversaciones, de las exposiciones pasadas, de la similitud de los objetos utilizados –como el palo o la botella–, a pesar de las distintas técnicas de las que se sirven. Incluso si estos nexos no se encontrasen, el proceso resultaría igualmente positivo, dotando de riqueza al proyecto.
La conexión entre Schlesinger y Prieto subsigue al acercamiento humorístico e inventivo similar respecto a los materiales cotidianos. Ambos pertenecen la misma generación y también comparten la misma articulación del arte conceptual, alejando los objetos de su función inicial, de su contexto o de su forma natural a través de operaciones poéticas. Aquí, no interesa el acabado perfecto sino el hecho que los artistas adoptan estrategias similares a las del bricoleur del que hablaba Levi-Strauss. Generan una nueva ingeniería del readymade sometiendo los objetos a un pequeño contratiempo, duplicando así su potencia como objetos artísticos.