La Diputación de Valladolid financia el primer estudio que plantea arraigar a refugiados, exiliados y migrantes en el mundo rural. En Salamanca también sopesan esta medida.
Repoblar la España vacía con miles de familias de refugiados y migrantes extranjeros es ya una opción política real. La Diputación de Valladolid ha financiado un estudio para valorar el impacto que tendría arraigar en el sector rural a miles de refugiados sirios y migrantes subsaharianos. En Salamanca también se quiere explorar esa vía en los próximos meses. Es el paso más serio que se ha dado hasta la fecha en esta dirección y sus impulsores dicen que tiene sentido: si España está obligada a acoger a 8.230 personas antes de que acabe septiembre (solo ha cubierto un 12% de su compromiso con la UE), ¿por qué no asimilar ese flujo con un objetivo y emplearlo para aliviar la despoblación del mundo rural?
«Hemos organizado talleres en los pueblos para que la gente sepa qué es un refugiado y entienda por lo que están pasando. También hemos realizado encuestas muy exhaustivas sobre las actitudes que tiene el mundo rural respecto a la acogida de extranjeros, si les aceptan o no, si les gustan, qué nacionalidades están mejor vistas. Y finalmente hemos visto, por zonas, si hay recursos suficientes como casas y escuelas para asimilar a estas personas o si habría que hacer inversiones», resume Martín Rodríguez, líder del proyecto y profesor emérito de la Universidad de Valladolid.
Las conclusiones son bastante genéricas, pero la población parece dispuesta a aceptar a refugiados, exiliados y migrantes. «Principalmente, por la necesidad que sienten de buscar soluciones a sus problemas. Muchos pueblos hace tiempo que han perdido la escuela o son todo jubilados. Una vez lleguen, la principal preocupación de la gente es saber qué hacer con ellos a nivel de puestos de trabajo», prosigue Rodríguez. El estudio, financiado por la Unión Europea bajo el paraguas de la Agenda Rural DEAR, ha analizado opciones en 200 municipios de Valladolid divididos en cinco zonas.
Para el catedrático Francisco Burillo, uno de los máximos expertos españoles en despoblación y autor del término Serranía Celtibérica, repoblar la España vacía de refugiados «no es la solución» si no va acompañada de un plan ambicioso de desarrollo económico. «Solo se puede repoblar creando empleo. Si no, corremos el riesgo de crear campos de refugiados como en Turquía, Italia o Grecia, o convertir los pueblos en ‘guetos’ de gente que no trabaja ni habla el idioma. Hay que ser muy cuidadoso con esto», considera. «El territorio da para todos, hay grandes regiones en España donde no vive nadie, pero antes de instalar a nadie a vivir ahí debe de haber un plan de inversión en desarrollo».
El impulsor del estudio comparte el punto de vista, pero lleva el debate un paso atrás, al origen de todo: si España está teóricamente obligada, porque se comprometió, a acoger a 9.323 refugiados, será mucho mejor que los establezca en las provincias y no en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. «En un pueblo, cuatro niños ya evitan que se cierre una escuela. O la reabren si estaba cerrada. Eso reactiva automáticamente la vida de ese lugar. Para empezar, da trabajo a un maestro español. Y luego a lo mejor se abre una tienda. Lo que sabemos es que a los españoles jóvenes no les gusta el medio rural ni el tipo de trabajo y nos estamos quedando sin reemplazo para los pueblos. O nos ponemos todos a parir, o necesitamos gente de fuera».
En Valladolid, por ejemplo, hay ya 120 pueblos sin niños. Es decir, pueblos en muerte vegetativa. En 1996, solo había cinco pueblos en esa situación, pero hoy el 80% de los municipios vallisoletanos corren el riesgo de quedarse sin menores de edad en pocos años. En Soria es el 94%, en Burgos el 92,7% y en Zamora y Ávila el 92,3%. Cifras muy alarmantes. Como indica Burillo a este respecto, «la situación de la península es más grave de lo que pensábamos. En un 48% de municipios se acumula el 3% del total de población. Hay espacios bestiales sin gente que necesitan una estrategia de desarrollo macro regional». Y eso ocurre justo cuando España "se va a quedar sin fondos de cohesión de la Unión Europea a partir de 2020".
«Habría que estudiar varias variables como la oferta de los ayuntamientos, la coordinación de las distintas administraciones, la planificación de proyectos sostenibles», subraya el informe, en un llamamiento a la acción política. Y continúa al respecto: «Para llevar a cabo una gestión de asentamiento dentro de los parámetros que se recomiendan desde las organizaciones internacionales, se necesita la ayuda de distintos organismos». Sin embargo, la Diputación de Valladolid confirma que por ahora no aplicará medidas en favor de la llegada de refugiados, y centra sus esfuerzos contra la despoblación en «garantizar los servicios en el medio rural».
Debate en Salamanca
La iniciativa también ha llamado la atención en Salamanca. La agrupación ciudadana Ganemos quiere replicar el método en la provincia, tal vez contando con el propio equipo de la Universidad de Valladolid. «Ya ha habido alcaldes que han preguntado cómo pueden traer refugiados a sus pueblos. Es un problema enorme y creemos que tiene sentido aprovechar la cuota de refugiados que debe asumir España. Es un beneficio para las dos partes», argumenta Gabriel de la Mora, líder de la agrupación y diputado provincial. «Existen fondos europeos muy interesantes y los programas de repoblación con extranjeros no son algo nuevo en Europa», prosigue.
En cambio, para Manuel Ambrosio Sánchez, diputado provincial del PSOE, el arraigo de cientos de refugiados en los pueblos de Salamanca es "un disparate" si no incluye un plan de empleo y desarrollo local. «Entiendo que se podrían reabrir escuelas o centros médicos con que lleguen dos o tres familias a un pueblo, pero hay que ser realista. La situación económica en Castilla y León es muy complicada, no tenemos medios para crear los empleos que estas personas necesitarían. Cada día, Salamanca pierde entre cuatro y cinco jóvenes porque no hay trabajo», indica.
España ha hecho repoblaciones con apoyo estatal desde tiempos de la Reconquista
Sánchez destaca que, en efecto, «España ha realizado repoblaciones con apoyo estatal desde tiempos de la Reconquista. Carlos III, por ejemplo, repobló media España. Incluso Franco diseñó los pueblos de nueva planta en las zonas de secano que aún hoy siguen existiendo con éxito. Pero ahora, sin un impulso del Estado, ¿cómo vas a repoblar el medio rural con refugiados y extranjeros?», se pregunta.
No quieren ir a España
Al problema de qué alternativa de futuro se daría a esas miles de familias, se suma que pocas de ellas piensan en España como país de arraigo, sino más bien en Alemania o Suecia. «En la encuesta, una de las conclusiones más negativas es el resentimiento de la gente hacia los inmigrantes que vivieron en los pueblos en los años de vacas gordas y se fueron en cuanto llegó la crisis. O hacia aquellos que después de aprender, por ejemplo, a podar, se van a otros sitios donde les pagan mejor. No quieren que pase algo parecido ahora», sostiene Rodríguez.
«Resentimiento hacia los inmigrantes que se fueron con la crisis y hacia aquellos que se van a otros sitios donde les pagan mejor», según el estudio
El diputado de Ganemos abunda en este punto: «España es una zona de paso, la mayoría de refugiados no quieren quedarse aquí sino en países con un mejor sistema de bienestar como Alemania. Si los refugiados vienen aquí es obligados por el reparto de cuotas. Pero no hay por qué repoblar el mundo rural solo con refugiados sirios, hay millones de refugiados y exiliados en todo el mundo. Ya solo en España hay 50.000 personas que tienen bloqueado el derecho al asilo desde hace 10 años porque el Gobierno se niega a poner los recursos para asilarlos. Muchos de ellos proceden del mundo rural en sus países, es decir tienen un perfil que se ajusta bien a los trabajos que harían aquí». Se calcula que en el mundo hay 65 millones de desplazados, de los cuales 20 millones son refugiados. Un 86% de estos malviven en países como Turquía, Líbano o Jordania.
A pesar de los recelos, el estudio hecho en Valladolid revela que los habitantes rurales aceptarían la llegada masiva de extranjeros por la «valoración positiva de los efectos económicos y laborales» que traerían. Pero no los valoran a todos por igual. La llegada de personas procedentes de América Latina es vista como «muy favorable» por el 65,8% de los encuestados, algo superior a las procedentes de China (65,3%). La personas negras reciben una «aceptación media» por el 71,4%. ¿Las peor valoradas? Europeos del Este y, aunque no sea una nacionalidad, personas de etnia gitana, que «molestan mucho» al 15,2% de los encuestados.
Tras realizar el estudio y ver las actitudes de los potenciales receptores, Rodríguez concluye que la llegada inmediata de refugiados y migrantes «sería una buena opción» y «existen recursos para la acogida», a pesar de la negativa de la Diputación de Valladolid. El grupo de trabajo está valorando replicar el proyecto en más provincias de Castilla y León, y en Salamanca ya han mostrado interés.