Pensada como homenaje a los hombres de la mar y a la tradición marinera de la zona, mediante ella se hace alusión, también, a los orígenes de la ciudad y su riqueza desde la antigüedad gracias a la calidad de sus salazones y al comercio de estos.
La mar (y sus productos) ha contribuido a crear una imagen típica de Málaga en el cenachero (vendedor ambulante de pescados que porta sobre sus hombros los cenachos, colgados a los extremos de una barra), (cuadros y cartel de Jaraba) y el jabegote (el pecador de la jábega) como expositores de productos que por su calidad dignificaban el lugar: boquerones, chanquetes y sardinas.
Domina la sala un sardinal, barca de pesca semejante a la jábega, la otra embarcación específica del lugar y reproducida en maquetas situadas en repisas colgadas de las paredes. Como complemento, enseres de pesca se distribuyen en torno a una escenografía que simula la típica acción de sacar de la mar las barcas tras la pesca.
Como nota “romántico-ambiental”, el mascarón de proa de corte modernista. Al salir de esta sala nos encontramos con un espacio a un nivel inferior, empedrado y que se abre a calle Camas mediante un gran portalón. Era la entrada principal del mesón, hoy aprovechado como zona intermedia que separa dos áreas diferentes del Museo: la anterior comentada y una nueva que explicita el mundo de las relaciones entre hombres/entorno íntimo a través de escenificaciones de espacios domésticos: la casa.
De la vivienda “tipo”, se han seleccionado dos unidades diferentes: la de labranza, de carácter netamente popular, y la burguesa, las cuales materializan dos de los objetivos principales de este Museo: el de acercarnos a lo cotidiano mediante la autenticidad de lo popular y el de definirnos esa autenticidad a través de la realidad concreta de lo específico del lugar, en este caso mediante la presencia de lo burgués y a la vez, representar lo rural y lo urbano.
La integración de estos dos aspectos en el contexto del Museo se ha logrado situando los ambientes rurales en la planta inferior, imbricando los espacios con los artesanales anteriormente comentados y los urbanos en la planta superior, donde la distribución espacial de las salas favorece al aislamiento que necesita un vocabulario de formas tan diferente al anterior. El mantenimiento del enunciado Museo se realiza situando un dormitorio de carácter “burgués rural” en la crujía sur, enlazado con una exposición de aperos de labranza, que más tarde comentaremos.