En el aeropuerto de Cali, Colombia, se dio el martes 13 de junio un casual encuentro entre un veterano periodista y un joven, en trance de reportero, cuyo desenlace se convirtió en viral en las redes sociales, debido a que el veterano le dijo al joven que «los medios de comunicación no son para informar sino para ganar plata y nada más».
El veterano era el presentador de RCN-Televisión, Felipe Arias, conductor de la sección denominada El Cazanoticias, que se dedica a buscar hechos insólitos y de poca exposición mediática, terminando con la frase de combate: «No se quede callado: ¡denuncie!»
El joven (no identificado a la hora de elaborar esta nota), reconoce al veterano y le pregunta a la distancia: «¿Oiga, señor: me regala una foto?». «Claro», le responde, y ambos van al encuentro y posan para una tercera persona que hace las veces de camarógrafo. El caso es que no se trataba de una foto sino de un video en el que queda grabada la sorpresiva pregunta del joven: «¿Dígame, qué se siente que en su canal manipulen tanto al pueblo?».
Sin pestañar, el veterano le responde: «Ah, no, en todos hermano, los medios de comunicación son del poder, así que son para generar plata, eso no es para informar ni nada de eso, es para generar plata no más».
Es oportuno anotar que RCN-Televisión, uno de los tres medios televisivos más influyentes en la opinión pública colombiana, pertenece al industrial Carlos Ardila Lülle, a su vez, uno de los cuatro personajes más ricos de Colombia, clasificado en Forbes/2017 en el puesto 765 con una fortuna aproximada a los 2.700 millones de dólares.
Aunque el video se convirtió en viral, el joven en figura y el veterano seguramente en desempleado, no pretendemos aquí hacer leña del árbol caído. Solo queremos destacar la increíble sinceridad desplegada por el presentador al querer ridiculizar a un par de ‘pichones’ periodistas empíricos, que eso es lo que está produciendo por montones las redes sociales: unos de cal y otros de arena.
El principio jurídico de «verdad sabida y buena fe guardada» podría aplicarse a este suceso que se remonta por encima del simple rifirrafe entre un veterano periodista y un aprendiz de reportero que termina cazando al cazador de noticias, pues nada nos sorprende más que la verdad escueta: sabemos que los medios de comunicación corporativos están asociados a grandes empresas y, por tanto, sus intereses están atados a los mismos intereses de sus dueños, y que los periodistas que prestan sus servicios a estos medios saben de los intereses de sus dueños y procuran «no patear la lonchera». ¿Pero que se diga así, tan escuetamente? Nadie lo esperaba. Digamos que, en el caso de Felipe Arias, le pegó una patada a la lonchera de aquí a la luna.
Y como el mismo veterano dice… «eso son todos». Sí, todos los grandes y tradicionales medios de comunicación social han quedado atrapados en los intereses económicos dominantes… Antes, en los medios predominaba el interés político, menos pernicioso, porque al fin y al cabo los partidos políticos representan (hoy también esto está cuestionado) los intereses sociales de muchas más personas que los intereses particulares de unos cuantos capitalistas, últimamente sintetizados en la proporción del 1%.
Lo sustancial del suceso que nos ocupa, es que podría tomarse como ejemplo de un tercer actor que irrumpe con fuerza en la historia del periodismo moderno: las redes sociales, convertidas en extensos y poderosos medios de comunicación, servidas por comunicadores empíricos que navegan en ese anchuroso mar sin rumbo y destino conocido.
No es del caso ahora entrar en consideraciones morales, profesionales y sociales en torno a este tercer actor que irrumpe en la comunicación de masas. Ahora solo nos interesaría aventurar su futuro inmediato en el espectro mediático.
Sintetizando el asunto a mano alzada, si uno partiera de un tipo de periodismo como el desarrollado por el italiano Antonio Gramsci (1891-1937), y hasta entrada la década de los 80 del siglo XX, podría convenirse que los medios fueron dominados por el interés político. De hecho, al menos en Colombia, sabíamos que El Tiempo era liberal y El Siglo conservador, y así sucesivamente se distinguían unos de otros en las distintas provincias y en los distintos países democráticos.
De los años '80 en adelante, cuando el libre mercado empezó a influenciar el “buen gobierno” de los pueblos, y se acentuó el modelo neoliberal, el poder que empezó a dominar, y domina por completo hoy, es el económico. Los más importantes medios de comunicación ya no son de líderes políticos, o llevan sus divisas, sino de grandes capitalistas, y defienden sus intereses.
¿Están las redes sociales, de todos y de nadie, derrumbando la influencia de los medios tradicionales en la opinión pública? Podríamos decir que sí…
Una reciente encuesta de LATOP (Proyecto de Opinión Pública de América Latina), revela que la democracia, al estilo de los jóvenes, mujeres y hombres entre los 18 y 30 años, es la que se expresa en las redes sociales (Facebook, Linkedin, WhatsApp y Twitter –entre otras). Ahí se sienten a gusto porque se visibilizan, expresan su interdependencia y se sienten protagonistas de su propio destino.
Puntualmente, los resultados de LATOP reflejan un rechazo masivo de esta población a la política convencional, y explican, en buena parte, la constante abstención que marcan los resultados electorales en todos los países gobernados por una especie de “democracia sin pueblo”, como bien se define en el libro Gobernando el vacío, de Peter Mair.
Fin de folio. Probablemente los medios de comunicación tradicionales sigan ahí por algún tiempo más, como los hermosos castillos medievales, llenos de recuerdos relegados por las viviendas inteligentes.