Transcurridas tan solo 6 jornadas de liga, pocas conclusiones se pueden sacar, pero quizás la mejor noticia es que la cabeza de la clasificación está muy apretada, con ocho equipos en cuatro puntos. Y resulta aún mejor noticia para el aficionado neutral, si tenemos en cuenta que hace dos jornadas parecía que esta Liga Santander ya solo admitía a los dos candidatos de siempre para luchar por su conquista.
A pesar de sus últimos pinchazos, el Real Madrid sigue líder gracias a la ventaja que adquirió con un cuatro de cuatro en victorias. Pero ahora el Barcelona se sitúa a un solo punto y el Atlético de Madrid se reengancha a la pelea. Villarreal y Athletic están también a solo dos puntos del liderato y el Sevilla a un partido.
El campeonato nacional es muy largo, pero cualquier traspié de los considerados grandes se suele considerar como un drama, ya que viene siendo muy difícil ver esta circunstancia repetida en estos equipos. Pero esta temporada todo hace indicar que los grandes van a ceder más puntos de lo que viene siendo habitual en los últimos años, algo que aportaría un grado de emoción y oportunidades para buenos equipos que necesitan dar el salto. Al final Real Madrid y Barcelona tienen las mejores plantillas y son los claros favoritos para luchar hasta el final, pero estamos viendo cómo uno u otro cada vez tienen más problemas para imponerse con solvencia cada jornada. El Madrid no ha cosechado ninguna derrota aún, pero sí ha perdido cuatro puntos de los últimos seis y con ellos una confianza que estaba por las nubes. Y el Barcelona se ha dejado cinco puntos en casa de los nueve disputados hasta el momento, algo insólito. Da la sensación de que esta temporada el nivel medio de los equipos ha subido y no hay tanta diferencia con los grandes, lo que hace presagiar que harán falta menos puntos que en los últimos años para llevarse el trofeo liguero.
Real Madrid
El equipo dirigido por Zidane había empezado de manera inmejorable en cuanto a resultados. El estreno en San Sebastián fue plácido desde el inicio, pero ante el Celta ya tuvo más problemas, sobre todo en el control del centro del campo. Osasuna pagó la novatada de dejar espacios a la espalda de sus defensas en el intento entusiasta del que vuelve a la élite y no tiene nada que perder. El Madrid hizo gala de su artillería con tres de sus defensas en modo goleador, pero volvió a demostrar que le falta seriedad para controlar los partidos y recibió dos goles de los navarros y un penalti errado (marcó Oier en la jugada pero el árbitro optó por señalar penalti). Lo normal hubiera sido que de un 5-0 se pasara a un 5-3 jugando en casa contra un recién ascendido. Este tipo de situaciones que quedan como anécdotas son muy significativas para demostrar la irregularidad de los blancos. En Cornellá el equipo resultó mucho más solvente en defensa y más espeso en ataque. El gol de James en el descuento del primer tiempo fue decisivo para abrir un partido que se iba a antojar muy complicado en la segunda mitad. Antes había llegado el milagro en Champions cuando el Sporting portugués ya acariciaba la victoria en el Bernabéu en un encuentro en el que el Madrid solo tiró tres veces a puerta (dos fueron gol). Tal falta de consistencia en el juego y dosis de buena fortuna se tornaría en contra en los dos últimos compromisos. De forma paradójica, quizás sus dos mejores partidos en ataque fueron en los que menos renta obtuvo. Al Villarreal lo asedió, sobre todo en la segunda parte. Aunque la forma en la que puso cerco a la meta de Asenjo no fue la más sofisticada. No hubo ni un balón filtrado al hueco, ni combinaciones, ni paredes para internarse en el área rival. El procedimiento se basó en centros al área, concretamente 53 de los que solo 6 fueron rematados. La nota más positiva de ese empate a uno fue el vigor con el que recuperaba el balón el equipo blanco y las feroces ganas por ganar. Pero la vulnerabilidad defensiva sigue siendo uno de sus lunares. Cualquier equipo llega con facilidad a las inmediaciones del área de Casilla y siempre gozan de alguna que otra ocasión clara. La diferencia con lo ocurrido en casa ante el submarino amarillo y en Las Palmas y las otras cinco victorias radicó en el acierto propio y ajeno de cara a gol. En los dos últimos duelos el Madrid ha carecido de puntería y ha echado de menos a su goleador más prolífico. Y cuando Cristiano Ronaldo no marca, su aportación suele ser muy escasa. Es alarmante, salvo en momentos puntuales, la poca intensidad en la presión cuando falta Casemiro y con un Ramos pésimo y un Varanne titubeante, la ausencia de Pepe se nota mucho.
F.C. Barcelona
El Barcelona fracasó en casa contra el Deportivo Alavés, que ya sorprendió al Atlético en el Calderón. Se trató del típico partido que se les atraganta a los azulgranas debido a su pesado ritmo lento sin variaciones durante el choque. Es verdad que las ausencias de inicio de Messi, Iniesta y Suárez son a tener en cuenta, pero cuando saltaron al campo el partido no cambió. Tan solo a balón parado hizo peligro el Barça y así llegó su único gol. Los vitorianos interpretaron a la perfección cómo desplegar su sistema defensivo y no concedieron ni una fisura. Estuvieron bien juntos por el centro y regalaron las bandas, pero estuvieron muy atentos a los desmarques de ruptura de los laterales. La concentración se antoja clave para frenar al mejor equipo que existe en el apartado técnico. Siguieron todas las posibles paredes, estuvieron atentos a los desmarques y encimaron con orden a quien conducía el balón en el momento preciso, no como el Celtic que se dedicó a colocar a sus jugadores en zona defensiva y a mirar el espectáculo. Pero esto no te garantiza llevarte el triunfo del Camp Nou. Otras dos circunstancias se dieron: los de Pellegrino acertaron en sus ocasiones y los de Luis Enrique no aceleraron el ritmo en ningún momento. Da la sensación de que este es uno de los problemas de los culés en los últimos años. No están acostumbrados a estar por detrás en el marcador y cuando esto ocurre no reaccionan de la manera requerida. Si las sensaciones desde el principio han sido de poca fluidez, va a ser raro asistir a un toque de corneta que revolucione el ataque y lo convierta en un alarde de voracidad y ritmo acelerado. Todo lo contrario al Real Madrid, que en este aspecto es mucho mejor que su eterno rival. Los merengues pueden haber hecho un partido malo durante 80 minutos, pero si en este momento no van por delante, hay que dar por seguro que van a asediar a su rival con mayor o menor precisión y finura. Así las cosas, el Barça solo estuvo cerca del empate en un remate de Messi cuando el encuentro agonizaba. La impotencia a la hora de intentar superar la defensa alavesa y su nula capacidad de rebelión y de optar por recursos distintos es el defecto más preocupante del Barcelona cuando se le complican los partidos. Y como el Madrid, aunque algo menos, también sufre de fragilidad defensiva. Y algo menos porque Piqué ha empezado la temporada en muy buen estado de forma y porque manejan el balón mejor que los de Zidane. Pese a ello, es palpable que el Barcelona ya no es ese equipo que no perdía nunca el balón y que jugaba todo el partido alrededor del área rival. Ahora pierde el balón con algo más de facilidad (la huella de Xavi será indeleble) y recurre a soluciones como el balón largo o el robo y salida rápida. De hecho, partidos como el de San Mamés y Butarque los gana con balones a los espacios gracias a la valentía (o temeridad) de sus rivales. En ambos encuentros tanto Athletic como Leganés empezaron mejor que los blaugranas y protagonizaron llegadas peligrosas que no materializaron en gol. Digamos que ahora al Barça no le importa tanto la estética como con Guardiola y acepta que los partidos entren más en un ida y vuelta porque confía en la velocidad de sus delanteros y en la precisión en los pases de casi todos sus jugadores cuando tienen suficiente espacio.
Atlético de Madrid
Por su parte, el tercero en discordia, el Atleti, empezó de manera decepcionante y parecía haberse alejado demasiado de la cabeza dejándose cuatro puntos en el camino contra dos recién ascendidos. El estreno ante el Alavés mostró a un equipo con mayor arsenal ofensivo de lo que nos tiene acostumbrados y dispuso de numerosas ocasiones claras para adelantarse en el marcador. Pero no era el día de los rojiblancos y el loco final solo dejó un empate. Para hacer justicia hay que decir que los locales merecieron ganar y atacaron la defensa del Alavés mucho mejor de lo que unos días más tarde lo haría el Barcelona. Pero el pinchazo quedó clavado y se agravó con la mala actuación cuajada en Leganés. Fue un partido típico de los de Simeone fuera de casa: con muy poco juego, mal trato del balón y falta de ideas. En ese momento todo pintaba muy oscuro para el Atlético. Pero todo empezó a cambiar en Vigo. Goleada de prestigio y subidón de moral. Luego vino la victoria en Eindhoven y la manita al Sporting de Gijón en casa. Aunque en las dos primeras citas no fue capaz de ganar, los colchoneros siguieron en su línea de no conceder ocasiones al rival. Cosa que no pasó en Galicia ni Holanda. El Celta tuvo dos muy claras con empate a cero y el PSV llegó con peligro con cierta asiduidad hasta el punto de fallar un penalti. Por lo tanto, el cambio de dinámica tuvo como uno de sus factores a la buena suerte. Es cierto que la segunda parte en Vigo fue de lo mejor que se ha visto en esta liga. Presión asfixiante y criterio y dinamismo con el esférico. Este tipo de juego es el que cada vez va a ser más demandado por el aficionado indio, ya que hay jugadores de sobra para proponer mejor fútbol contra equipos con menores recursos. Ante el Sporting el partido no tuvo historia pero se apreció que los asturianos batían con inusitada facilidad las primeras líneas de presión rojiblancas, como también ocurrió con el Dépor en ciertos momentos del partido del pasado domingo. Y en el Camp Nou más de lo mismo. La competitividad de los del Cholo volvió a relucir y no dejó al Barcelona generar demasiado peligro, más allá de algún disparo desde la frontal. Incomprensiblemente las mejores ocasiones de los catalanes vinieron a balón parado: el gol de Rakitic y un remate de Piqué libre de marca. Una arma que parece haber perdido el Atlético es la del juego aéreo posicional; en ataque ya no asusta (Godín remata la mayor parte sin tino) y en defensa es algo más frágil. Como de costumbre, los del ‘Cholo’ se dedicaron a esperar y a intentar salir a la contra con sus hombres rápidos. Pero solo salió bien la primera parte del plan. Hasta que anotó el croata y había que dar un paso hacia delante. La segunda parte comenzó con mucho más ritmo y el vaivén se llevó a Busquets y Messi por delante; seguramente los dos jugadores más importantes del Barça. Llegó enseguida el empate de Correa y Simeone pareció conformarse cuando más tocado parecía su contrincante. El miedo a perder un punto tan valioso dejó vivo al Barça y el partido se fue muriendo poco a poco. Los cambios del técnico argentino fueron ofensivos, pero la intención varió un minuto después. Además, pudo equivocarse retirando a Gameiro y a Carrasco del terreno de juego, ya que eran los dos atacantes que habían puesto en más aprietos a la zaga azulgrana. Ahora, con perspectiva, el punto puede considerarse bueno al tener a tiro de piedra el primer puesto y haber jugado ya en uno de los campos más difíciles. Pero la tendencia de irse para atrás cuando han conseguido el objetivo por la mínima sigue siendo un defecto a mejorar. En casa del Barcelona quizás se justifique, pero contra el PSV y el Deportivo (en casa y con un jugador más) no se entiende y es muy censurable. Una cosa es controlar el partido, se debe hacer con el manejo del esférico, y otra encerrarse atrás a resistir embestidas y a ver su suena la flauta con algún contraataque. Eso es jugar con fuego y algún día se quemará si no va a amarrar el resultado buscando, con cabeza, el segundo gol de renta.
Athletic, Villarreal y Sevilla
El resto de la liga ha empezado animada y Athletic, Villarreal y Sevilla siguen al trío de últimos campeones muy de cerca. El Athletic es el equipo con mejor racha de la liga, con Valencia y Sevilla mediante. La presencia de Raúl García y Aduriz es temible para muchos porteros. El buen estado de forma de Beñat es clave para la claridad en su juego y sus señas de identidad de lucha y buen toque de balón se ven potenciadas si los dos goleadores están acertados. Además, Williams no ha arrancado bien. Si logra enchufarse, posibilitaría un trío de atacantes de mucho nivel. Ha de lograr solidez defensiva y Valverde tendrá que dosificar a su plantilla, que compite en Europa League.
El Villarreal sigue con el legado de Marcelino en manos de Escribá. Es un conjunto con mucha calidad pero además con gran rigor táctico. Parece que va a seguir en la senda de encajar pocos goles y cuentan con la bendición de contar con dos mediocentros de primer nivel. Bruno y Trigueros mueven al equipo con orden y criterio y aportan tranquilidad y visión de juego a la hora de sacar la pelota desde atrás. Además Dos Santos combina con ellos a la perfección en la media punta. Aunque Sansone haya marcado goles, quizás la vuelta de Bakambu les convertirá en un equipo más potente, con el italiano y Pato saliendo desde el banquillo.
El nuevo Sevilla es una incógnita. Demasiados fichajes y un nuevo entrenador que pretende dar un vuelco a lo que venía siendo el juego del equipo en los últimos años. La verdad es que dio mejores sensaciones en las supercopas contra Madrid y Barça que en lo que se lleva de liga. Parece que Sampaoli todavía anda buscando su once ideal, a pesar de que vaya a tirar de rotaciones más que nadie. Jugadores como Franco Vázquez, Kiyotake, Nasri, Ganso, Correa y Vietto atesoran una calidad innegable pero no pueden jugar todos a la vez. Y mientras se centra en crear un fútbol de toque muy ofensivo con jugadores que apenas se conocen, descuida su retaguardia y lo paga. Algunos de sus once puntos los consiguió ‘in extremis’ contra Las Palmas y en el derbi contra el Betis, ambos partidos con decisiones controvertidas del árbitro. En Ipurúa no fue capaz de vencer al Eibar, que jugó toda la segunda parte con uno menos y los últimos minutos con nueve. Normalmente maneja la posesión de balón, pero no debe dejar tan desprotegida a su defensa y encontrar una alineación reconocible, donde el único indiscutible es Vitolo.
Valencia, Alavés y Las Palmas
Otra de las cuestiones reseñables es la del Valencia. El equipo che empezó muy mal hasta el punto de destituir a su entrenador. Cero puntos en cuatro partidos no reflejaban los méritos que sus jugadores habían hecho en el campo. Su fragilidad defensiva es incuestionable, pero en el plano ofensivo habían tenido buenos minutos en todos sus encuentros. Fallar ocasiones claras y otorgar facilidades en defensa se volvieron obstáculos insalvables hasta que vencieron al Alavés con un penalti muy dudoso cuando el tiempo expiraba. El fútbol es un estado de ánimo y las inercias juegan un gran papel. Tanto es así, que los de Voro fueron capaces de remontar en el campo del Leganés, que tuvo un penalti para empatar a dos. El año pasado fue muy malo y han perdido a Alcácer, a Mustafi y a André Gomes. No obstante sigue contando con grandes jugadores y debe aspirar a algo más que a la permanencia. Una buena piedra de toque la tiene este domingo ante el Atlético. Los de Simeone vendrán de dejárselo todo contra el Bayern y puede ser una gran oportunidad para confirmar su salida del pozo y su viaje hacia la zona media-alta de la tabla.
Por último, quedan por destacar las dos sorpresas más gratas en lo poco que llevamos de campeonato: Alavés y Las Palmas. Aunque si atendemos a la tabla los vascos no llaman la atención, si analizamos sus seis primeros choques en primera división después de diez años, comprobaremos su gran vuelta a la élite. Tiene un mérito tremendo haber empatado en el Calderón y ganado en el Camp Nou. Además estuvo muy cerca de sacar un empate en Mestalla, único partido que ha perdido. Su seriedad defensiva establece unos férreos cimientos con los que ir evolucionando poco a poco. Además tiene dos laterales con mucha proyección como son Kiko Femenía y Theo. De momento se ha quitado de encima tres campos muy difíciles con nota muy alta y todo ello teniendo en cuenta que Pellegrino se ha encontrado con una plantilla prácticamente nueva (18 fichajes), lo que aporta mucho más valor a lo hasta ahora conseguido.
En las antípodas del juego vitoriano está el canario de Las Palmas. Los amarillos están consiguiendo buenos resultados con un fútbol atractivo. No podría ser de otra manera cuando cuentas con jugadores como Vicente, Roque Mesa, Tana, Momo, Jonathan Viera, Kevin Prince Boateng o El Zhar. Además tiene dos delanteros que aportan mucho al juego: Livaja (el titular) es ideal para recibir de espaldas y aguantar a que sus compañeros más ‘jugones’ se vayan incorporando y Araujo (suplente) está sirviendo de revulsivo y funciona mejor con balones al espacio aunque también es un gran rematador y tiene olfato. Pese a que Bigas y David García, los centrales en teoría reservas (por las bajas de Aythami y Lemos), han hecho un gran trabajo, el punto débil de los de Setién está en la protección de su meta. La configuración de un once plagada de jugadores de clase hace que el equipo carezca de la presión suficiente para incomodar al contrario. Su juego es más artístico que otra cosa y lo de destruir parece que no va con ellos. Así las cosas, tendrán que luchar por encontrar un equilibrio adecuado. Sus centrocampistas manejan muy bien el balón y no suelen perderlo en zona conflictiva. En ello debe basarse el conjunto insular para no recibir contragolpes. Se trata de un conjunto que sufre mucho si no tiene la bola, sustento principal de sus geniales jugadores.