No, el título de este artículo no es ninguna metáfora sobre la situación del Reino Unido tras el Brexit y su decisión de salir de la UE. Efectivamente voy a hablar sobre manzanas congeladas. Según una investigación publicada por el diario británico Daily Mail, la mayoría de las manzanas que compramos los que vivimos en este país en los supermercados más populares -digase Asda, Tesco o Sainsbury- son congeladas y algunas, incluso, desde hace más de un año. Se trata de manzanas importadas que se han cortado en verde, tratadas para que no maduren y que se almacenan en cámaras frigoríficas con una atmósfera modificada. El objetivo, que los consumidores tengamos manzanas a nuestra disposición todo el año. Esto es algo que se lleva haciendo más de una década por algunas de las cadenas citadas. No ocurre sólo con las manzanas, también con otras variedades de frutas y verduras y no sólo en el Reino Unido.
Las razones que alegan las grandes cadenas de supermercados es que no hay compradores inmediatos, problemas de transporte o asegurarse suficiente stock durante varios meses, etc. En ocasiones son los mismos productores los que almacenan el producto si tienen una buena cosecha con un gran excedente. Una previsión por si la próxima cosecha es mala, almacenan parte de la producción y con ello, además, se aseguran que los precios se mantengan elevados por su nivel de demanda.
El almacenamiento conlleva gastos, pero estos no son asumidos por los supermercados, mayoristas, etc., es el consumidor final el que lo paga. El estudio incide en que aunque el precio puede ser bueno, detrás de esa oferta se esconde el pago de un precio muy bajo al productor.
En condiciones normales la fruta pierde contenido nutricional al cabo de un par de meses. Sin embargo, con la actual tecnología de congelación de alimentos se logra retener un porcentaje de vitaminas y de otros nutrientes más tiempo. Este método, aprobado por la UE en el año 2005, no es aceptado por todo el mundo. Algunos investigadores consideran que se pierden nutrientes durante un largo almacenamiento, por lo que las frutas y verduras no se comercializan con todas sus cualidades. Según estos experto, los niveles de antioxidantes y vitamina C en las manzanas podrían disminuir como consecuencia del largo periodo de conservación. Es decir, que los consumidores sin darnos cuenta estamos adquiriendo productos como frescos cuando en realidad no lo son y no tienen todos los beneficios que deberían ofrecer.
Se puede concluir que cada año nos estamos comiendo la cosecha del año anterior, ya que por lógica, la primera que se debe de comercializar es la que está almacenada, y una parte de la nueva cosecha se someterá al procedimiento de conservación para el próximo año. Es evidente que no es algo justo ya que además los consumidores no somos informados. Creo que si los consumidores conociéramos estas prácticas, una amplia mayoría preferiríamos una manzana fea y fresca que bonita y con un año de almacenamiento. Los supermecados dejarían de tener estantes con manzanas pulidas y perfectas pero comeríamos una fruta y verdura real. Esto es una utopía. Estamos en 2016, la época del photoshop y las frutas y verduras también deben parecer irreales.