No se progresa mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándose en conseguir lo que aún queda por hacer. Es del todo evidente que la idea contenida en esta frase apunta hacia una profundidad en los planteamientos y no se entretiene en lo epidérmico o simplemente formal. Esta introducción viene a tono porque, este año, en los espacios del recinto ferial oficial del Salone de Milán, también se han visto más mejoras que progresos. Y no es poco!! La ambición de mejora es la primera condición para progresar, pero el progreso sólo se produce en contadas ocasiones.
La certeza que tiene Milán, y en general todo el diseño italiano, de liderar el ranquing internacional en la producción de mobiliario para el interiorismo y, en consecuencia, su voluntad de mantenerse a la cabeza de las influencias en esa especialidad, implica que también sienta la necesidad de tener que acercarse al imaginario colectivo creado por las tendencias comerciales dominantes, actualmente nada inclinadas a avanzar hacia el futuro . De este modo, la experimentación - por lo menos formal - a que nos tiene acostumbrados Milán, también se ha visto tocada –por suerte sólo ligeramente- (Milán es MIlán!!)por esa corriente invasiva bañada de nostalgia.
Al lado de unos ambientes puros, blancos y simples y de otros que exploran el color con acierto –todos ellos substanciosos en los planteamientos- hemos asistido a un oscurecimiento de los colores, a una acentuación de las texturas y a un aumento de masa, que añaden pesadez a las estancias. Aunque comedidas, estas expresiones - manifiestas principalmente en las cocinas y en los espacios para el descanso -no podían disimular su voluntad de alinearse al lado de valores comerciales trasnochados, que el mercantilismo está elevando a categoría sin el menor escrúpulo.
Sentado esto, me apresuro a dejar muy claro que ningún otro país aventaja a Italia en su actitud frente al diseño. Il Salone del Mobile de MIlán es un acontecimiento sin parangón. Estar en Milán durante la semana del diseño es una sacudida emocional continua, tanto para la mente como para el espíritu. Los estímulos se suceden ininterrumpidamente. Año tras año, la antigua Milán muestra al mundo su alma moderna, con el interés puesto en mantener el liderazgo internacional en la industria del mueble y sus complementos.
Il Salone recoge toda la tradición centenaria de Italia como exportadora de arquitectura y arte. Ello ya tuvo un auge durante el Renacimiento y el Barroco con el desplazamiento de artistas y arquitectos italianos hacia el centro y norte de Europa, contratados para compartir sus habilidades. Con posterioridad, el pósito creativo italiano forjado durante siglos, unido a la capacidad de persuasión para difundir sus productos (pensemos en la pizza y la pasta presentes en todo el mundo), han conseguido una reputada singularidad ,que en Milán alcanza el máximo nivel de logro.
El recinto oficial situado en Fiera Milano, extenso y muy organizado, acoge las exposiciones normalizadas tanto de las empresas italianas como de las extrangeras. Unas al lado de otras compiten para mostrar sus novedades en espacios imaginativos, elegantes, muchas veces sorprendentes y, siempre, bien diseñados. Aquí no hay lugar para la dejadez, desde lo convencional a lo rupturista se muestra el orgullo de hacer las cosas bien. Es la feria del mueble de Milán : solera, oficio, calidad..., construïdos año tras año desde 1961!!!
Profundizar mínimamente en los contenidos de un recinto ferial resulta agotador pero de repente encuentra una recompensa. De vez en cuando los pasos te conducen a un espacio que levanta el ánimo. Así ocurrió al descubrir las celosías de bloques de hormigón con que la empresa Cassina había configurado sus grandes espacios, acondicionados a la manera de las Case Study Houses o el bienestar experimentado entre las compartimentaciones con telas de colores, en el espacio de Moroso.
Los que viajan a Milán desde todas las partes del mundo pueden colmar sus intereses con todo lo que se muestra en la feria, pero la oferta y los acontecimintos más gratificantes se dan fuera de ella, en los Fuorisalone esparcidos por toda la ciudad. El marco mental asociado a la feria de Milán, avanzado e inconformista, necesitaba crear alternativas para facilitar la presencia de lo más experimental, de lo incipiente,de los diseñadores noveles, de las escuelas de diseño... Y es en los barrios de Lambrate, Tortona,Sant Ambrogio, San Babila, Porta Venezia ,y en sus recintos industriales obsoletos, donde se exhibe el talento joven, el trabajo conceptual y la tecnología emergente.
Varias escuelas de diseño acapararon la atención con sus trabajos experimentales. UPV Alcoi con la colección Domoffice, una propuesta en torno al concepto del trabajo en casa. La Universidad Anáhuac de Diseño (México) mostró los logros surgidos de las sinergias entre estudiantes y profesores en distintos ámbitos del diseño. La Escuela Elisava de Barcelona despertó un gran interés con sus dos exposiciones. En Lambrate, Decoding Creativity Experimenting with Chaos en colaboración con Bulli Foundation y, en Sant Ambrogio, Next Desing Innovation en colaboración con la Generalitat de Catalunya, un proyecto desarrollado entre jóvenes diseñadores formados en Elisava conjuntamente con otros de la Lombardía.
Ninguna empresa, centro cultural o institución que tenga algo que ver con la creatividad en general, no pierde la ocasión para hacer su aportación a la semana del diseño con el entusiasmo y rigor que caracteriza a toda la ciudad. Las grandes marcas, además del espacio oficial que tienen en el recinto ferial, lucen sus sedes oficiales, generalmente emplazadas en el distrito de Brera, con montajes expositivos firmados por grandes diseñadores y artistas. Quieren mostrar que Milán, la ciudad del norte, cree en el poder del diseño como foco cultural y que la conjunción entre técnica y cultura - el diseño – es muy seria y no quieren perder la oprtunidad de ser los primeros en proporcionar estímulos de alcance global.
Moroso mostraba una instalación artística combinando piezas rojas de un sistema modular de asientos diseñados por Ron Arad y la empresa de iluminación Foscarini sorprendió con una instalación altamente estimulante creada por el diseñador Laviani. En ambas, la creación artística se sobrepone a cualquier criterio convencional de presentación de productos. Comunican a partir de la sorpresa.
Nadie es ajeno a los eventos que se viven en Milán. Visitando la Pinacoteca de Brera se tiene la oportunidad de ver su aportación a la semana del diseño con un muestra de clásicos del diseño. Sou Fujimoto, en un viejo cine, creó una instalación para la firma de moda Cos, un fluctuante bosque de luz, de una gran carga emotiva. En el castillo Sforza, la Trienal de MIlán montó diversas exposiciones. Por su valor didáctico y especulativo destacaba especialmente la dedicada a la evolución de los interiores domésticos, con 11 prototipos experimentales desarrollados a escala natural.
Inmersos en el ambiente cultural que se respira en Milán, es oportuno prolongar las visitas a otras instituciones y locales que, desvinculados del Salone, amplian la posibilidad de vivir experiencias arquitectónicas innovadoras. Es el caso de la recién inaugurada Fundación Prada, situada en una antigua destilería, que Rem Koulhas ha transformado en un centro de arte contemporáneo sorprendente por el uso de materiales fuera de su contexto. O el Museo de los Estudios (Mudec), en pleno barrio de Tortona, un proyecto de David Chiperfield edificado en el interior de un complejo industrial fuera de uso, donde impresiona el gran vestíbulo de acceso a las exposiciones, una ondulante superficie de vidrio convertida en pantalla de iluminación.
La solvencia en diseño que poseen los establecimientos del centro de Milán consigue, por adición,que sean percibidos como una parte integrante de las experiencias generadas por todo el contexto que constituye Il Salone. Llego a la conclusión que, en cualquier ámbito, la emprendeduría profesional y empresarial de Milán entiende que “para saber como pueden ser las cosas, primero hay que saber como son” y así, mejorándolas continuamente, con su buen hacer centenario, algún día una propuesta representará un progreso.