Si bien es cierto que a todo el mundo le gusta disfrutar de las vacaciones, no todos lo asumen de la misma forma cuando se trata de volver a la "rutina" de trabajo diario. Muchas personas, en los días previos al comienzo del trabajo y durante los primeros días de trabajo, sufren lo que se denomina comúnmente estrés post-vacacional.
No se trata propiamente de estrés laboral, es decir, una sobrecarga de trabajo, más allá del que ya tenía antes de irse de vacaciones. Sino que se produce por el "brusco" cambio de "no hacer absolutamente nada" en vacaciones a volver a tener que hacer frente de las demandas de su puesto de trabajo.
Son muchas las recomendaciones que se suelen dar para estas fechas, como:
- Empezar a adelantar poco a poco la hora de levantarse, de forma que el día que tenga que volver al trabajo no le cueste tanto madrugar.
- Durante los últimos días de vacaciones, ir organizando una agenda con las tareas pendientes y clasificándolas en urgentes y no urgentes, de forma que se pueda atender antes a aquellas que más lo requieran.
- Espaciar el tiempo entre comidas, para que se "parezcan" lo más posible al horario laboral.
Si se siguen estas recomendaciones, el estrés por este "brusco" cambio va a ser menor y por tanto no se esperaría que se presentasen mayores dificultades.
Algo así es lo que se hace con los pequeños que inician clases. De hecho, cuando es su primer curso, la primera vez que va a la escuela, en algunos países se realiza una planificación flexible de la primera semana, donde el pequeño no permanece allí toda la jornada, sino sólo unas horas para que se vaya acostumbrando al sitio. Todo ello con la idea de hacer aquel lugar acogedor y agradable, donde va a pasar buena parte de su edad de desarrollo.
En los adultos, no hay que tomar tantas "medidas", pero sí es conveniente adoptar algunas para reducir esos niveles de ansiedad que puedan surgir.
De todas formas, si eres de los que ya sufres este estrés post-vacacional, que sepas que es pasajero, que durará como máximo unas semanas, y luego ya volverás a dormir bien, a no sentirte agobiado con cada cosa que has de realizar en el trabajo y sobre todo a recuperar tu tranquilidad, sin necesidad de estar irascible e irritable por cada comentario de tus compañeros.
A pesar de que cada uno es un mundo, y reaccionamos de forma diferente, es conveniente para aquellos "que se lo toman mal" que aprendan algunos ejercicios de visualización positiva y de respiración profunda con los que mejorar su estado general y estar más relajados para afrontar su día a día en el trabajo.