El verano está ya a la vuelta de la esquina y es, en estos meses, cuando empiezan a planificarse las ansiadas vacaciones en las que, durante 15 o 30 días, se sueña con no volver a la oficina o tener que madrugar. Es ahora cuando se elige cuál va a ser el destino en el que no pensaremos en nada más que en qué visita vamos a hacer durante la jornada o cuál será el menú del chiringuito.
Muchas son las opciones que nos ofrece España y el extranjero, pero más de la mitad de los que este año podrán disfrutar de sus ansiadas vacaciones se quedan con la costa. Además, el territorio español tiene la riqueza de albergar algunos de los mejores destinos de costa de toda Europa. Asimismo, su clima envidiable, la pureza de sus playas y calas y la especialización del sector turístico hacen que muchos se decidan por ellas. Del mismo modo, los extranjeros – alemanes e ingleses, especialmente – se han decantado también por nuestro país, sobre todo en los dos últimos años, desde que Túnez se convirtiera en un objetivo del ISIS y la sombra del terrorismo islámico asediara sus costas.
España ofrece una gran variedad de propuestas de turismo de playa; pero, en esta ocasión, focalizaremos nuestra atención en la Costa de la Luz y, concretamente, en uno de los municipios más visitados cada año durante el periodo estival: Conil de la Frontera.
Conil, un pequeño pueblo costero de apenas 22.000 habitantes durante el año – pero que duplica o triplica su población en julio y agosto –, se encuentra entre Chiclana de la Frontera y Vejer de la Frontera, otros dos municipios que no debería perderse durante su estancia. Pintoresco donde los haya, Conil destaca por la extensión de sus playas, la calidez de sus gentes y la exquisita gastronomía, propia de la costa gaditana y del territorio andaluz, en general. Su estampa desde la playa, mirando el pueblo con sus casas encaladas y sus edificios que han conservado la simetría y carácter de pueblo pesquero, hace que sea una imagen muy fotografiada por los turistas durante sus vacaciones de verano.
Sin embargo, Conil no es sólo sus playas. Y es que, durante la época estival, además del paseo obligado por sus calles estrechas y el paseo marítimo al anochecer, la ciudad organiza múltiples actividades para amenizar la estancia a sus visitantes. Sin lugar a dudas, todo un deleite para los sentidos y para encontrar la tan ansiada paz durante estos días de desconexión.