La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad neurodegenerativa y autoinmune que es la segunda causa de discapacidad entre los adultos jóvenes. En España la sufren alrededor de 46.000 personas, que supone un 50% más de las que había hace 20 años. Unos datos demoledores que muestra Jaume Sastre-Garriga, coordinador clínico del Servicio de Neurología y Neuroinmunología de unos de los centros de referencia de la lucha contra esta enfermedad de toda España, el Hospital Universitario de la Vall d'Hebrón de Barcelona, El experto atribuye este incremento fundamentalmente a un mejor diagnóstico.
Alrededor de esta institución han surgido entidades y grupos de investigación que han aportado grandes avances en la investigación de esta enfermedad. Así, tenemos la Unidad de Proteómica del Centre de Regulació Genòmica (CRG), la Universitat Pompeu Fabra (UPF), y el Centre d’Esclerosi Múltiple de Catalunya (Cemcat) del Hospital Vall d’Hebron, entre otros.
Precisamente el trabajo en conjunto de estos tres últimos equipos ha derivado en la identificación de una huella molecular formada por tres proteínas en el líquido cefalorraquídeo que permite pronosticar qué pacientes acabarán desarrollando la enfermedad. El descubrimiento abre la puerta a la posibilidad de aplicar tratamientos de forma precoz para así retrasar la evolución de la esta enfermedad, llamada de “las Mil Caras” por la multitud de síntomas diferentes que presentan los afectados en el transcurso de su vida.
Montalbán, su prestigiosa cabeza.
Este ha sido el “penúltimo” descubrimiento de los equipos de investigadores que gravitan entorno al Hospital Universitario Vall d’Hebron barcelonés. Uno de sus investigadores de cabecera es el doctor Xavier Montalbán, Entre los muchos cargos que desempeña se encuentra el de la Presidencia del Comité Ejecutivo del Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerosis Múltiple (ECTRIMS), el foro de neurocientíficos más dinámico e innovador del mundo, que ha aportado los últimos avances en la lucha contra la Esclerosis Múltiple. Su trabajo (y el del resto de colegas) ha logrado que la Esclerosis Múltiple sea una de las dos enfermedades neurológicas en las que podemos cambiar la historia natural de la enfermedad (la otra es el ictus). “En muy pocos años hemos modificado de forma positiva la historia natural de la enfermedad, pasando de la nada a una plétora de tratamientos con diferentes targets que inciden en diferentes mecanismos y que nos permiten mejorar la evolución de la enfermedad en un porcentaje bastante elevado de pacientes”, explicó el doctor en una entrevista concedida a la Federación de Asociaciones españolas de esta enfermedad.
En la intimidad, reconoce que la cura de esta dolencia está aún lejos; no se conocen ni su origen ni las causas, pero estos equipos de investigadores han logrado mejorar considerablemente la autonomía personal de los afectados y, con ello, su calidad de vida. Como sufridor paciente de esta enfermedad de “las Mil Caras”, diagnosticado hace ya una década y con un deterioro menos agresivo del que han tenido muchos otros afectados de mi entorno, sólo puedo decir: muchas gracias y seguid por este camino.