La estación de Atocha es un complejo ferroviario situado en el centro de Madrid, en las cercanías de la plaza del Emperador Carlos V. Es una de las estaciones más utilizadas del país en la primera década del siglo XXI con cerca de 90 millones de pasajeros transitando por sus instalaciones. El constante crecimiento de viajeros de larga, media y corta distancia hace que se vaya transformando progresivamente el complejo nudo ferroviario de tres estaciones que se conoce a comienzos de nuestro siglo.
Antes de disfrutar de la estación tal y como la conocemos ahora, existía en la misma ubicación la denominada Estación Central de Madrid y, por tanto, todas las líneas que llegaban a la capital accedían a través de ella. Esta situación fue cambiando debido a la existencia de otras compañías ferroviarias privadas que querían crear estaciones terminales en Madrid. Pronto se incorporaron otras importantes estaciones en la periferia de la ciudad a finales del siglo XIX, que le quitarían la exclusividad a Atocha como estación central.
Desde su construcción, la Estación no dejó de realizar ampliaciones y mejoras en el complejo, todo ello con el objeto de adaptarse al constante crecimiento de la demanda. La estación tenía un tamaño insuficiente para acoger la llegada de la alta velocidad a España, por lo que con la construcción del nuevo acceso ferroviario a Andalucía, que se transformó en la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla, se planificó una gran remodelación de la estación bajo la dirección del arquitecto Rafael Moneo. La operación, desarrollada entre 1985 y 1992, consistió en la construcción de dos nuevas estaciones de gran capacidad completamente nuevas: la estación de Puerta de Atocha, que acogería la nueva línea de alta velocidad y situada tras la estación original, y la estación de Atocha Cercanías, que recibiría las líneas que continúan hacia el túnel de la Castellana. La construcción incluyó un intercambiador que aúna las estaciones de Atocha Cercanías y la del Metro de Madrid Atocha Renfe.
La estación original se conservó y en su interior se construyó un vestíbulo que da acceso a las otras estaciones. En este espacio se encuentra un jardín tropical que ocupa el lugar que anteriormente acogía vías y andenes. Este invernadero posee más de 7.000 plantas de muy diversas especies.
En el área central de la estación se ubican estanques en los que, a lo largo del fin del siglo XX. muchas personas han ido abandonando mascotas exóticas en el lugar de las plantas acuáticas, tales como tortugas y peces de colores, entre otros. Se emplazaron en el vestíbulo espacios para venta de billetes y atención al viajero. También se fueron instalando, con el tiempo, servicios de comida rápida, restaurantes y exposiciones temáticas itinerantes.
Viajar siempre es un placer, pero si no nos es posible hacerlo en este momento, podemos satisfacer nuestro espíritu viajero paseando por la estación de Atocha.