Estratégicas. Así serán las próximas elecciones parlamentarias que se celebrarán durante el último trimestre del año en Venezuela. La importancia de los comicios es conocida por el Gobierno y por la oposición, debido a que los resultados que se obtengan solo tendrán dos posibles lecturas: una continuidad de la mayoría absoluta oficialista en el órgano de control o, por el contrario, la primera vez en más de una década que los grupos opositores logran conquistar una mayoría en el parlamento para reencausar el rumbo de las leyes y planes de gobierno.
Con el futuro político del país en las urnas, este atraviesa la tensa calma que es habitual antes de unas elecciones, donde siempre se merodea el riesgo de un desencadenamiento de la violencia ante un desacuerdo en los resultados ofrecidos por el ya desprestigiado Consejo Nacional Electoral (CNE). Un peligro que se incrementa ante los últimos meses vividos en el país y donde el desabastecimiento, las colas para adquirir alimentos y la delincuencia han sido los grandes protagonistas en todo el territorio nacional.
A pesar de que aún parezca temprano, los partidos políticos ya están movilizando todas sus fichas para intentar alcanzar el mejor resultado en todas las regiones. Sin embargo, la crisis que está atravesando el país ha imposibilitado que se realicen las grandes promesas que el gobierno solía hacer antes de unas elecciones (usualmente acompañada de medidas de tipo populista, como el aumento general de los salarios mínimos). Por el contrario, el Banco Central de Venezuela ha tenido que admitir que está valorando la creación de un billete de mayor denominación para después de las elecciones: uno de 500 bolívares.
Es importante destacar que la creación del billete equivale a un incremento inmediato de la tasa inflacionaria, siendo una devaluación ‘oculta’ de la moneda nacional. En pocas palabras, el Gobierno admite que el valor de la moneda se ha depreciado, por lo que la población estará obligada a someterse, una vez más, a altos incrementos en el valor de los productos, lo que reforzará la inflación de dos o, según estimaciones de economistas, de tres dígitos. La más alta de todo el mundo.
El proceso judicial contra los presos políticos también jugará un papel importante de cara a las elecciones parlamentarias. El Gobierno conoce que es una carta importante, por lo que está intentando medir con cuidado los pasos dados, utilizándolo como una herramienta de tipo mediática para mostrar su “justicia” y “clemencia” con el objetivo de atraer los votos de quienes aún se encuentran en un punto de incertidumbre política. No por casualidad, los anuncios de otorgar casa por cárcel se han realizado en las mismas semanas en las que toda la opinión pública criticaba alguna insólita medida implementada desde el poder Ejecutivo.
Las elecciones están a la vuelta de la esquina, mientras que la situación social, económica y sanitaria presiona a favor de un cambio político. Ahora, dependerá de los ciudadanos optar por un modelo que ha demostrado sus precarios resultados durante 16 años o, por el contrario, comenzar una nueva era en la política nacional que conlleve a otras soluciones. En fin de cuentas, ya Albert Einstein advirtió que “locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”.