La luz que entra en la seo y que se refleja en los altares llena de diferentes colores el espacio y el alma de quien visita la catedral, una visita que puede cambiar en función de la hora del día en que se accede al interior del primer templo de la ciudad de Astorga, dado que la luz que se cuela por sus vitrales se modifica en función del sol y del color de esas vidrieras así como los estilos de las misma, su diversidad cronológica y material y la alternancia de estilos y tendencias. Vidrieras que tienen una doble función, ornamental y formativa. ya que como el resto de los elementos de la Catedral muestra, entre otras, escenas del Evangelio o de la historia de la Iglesia. Muestra de ello es la última vidriera incorporada, con los Papas San Juan Pablo II y San Juan XXIII.
Las vidrieras que se encuentran en la catedral de Astorga fueron realizadas en varios ciclos, las primeras y las segundas en el taller de Arnao de Vergara entre 1525 y 1527 y en 1548 y las últimas en 1558 por Rodrigo de Herreras durante las obras de ampliación de Rodrigo Gil de Hontañon. Tal y como señaló el Comité Técnico Asesor para la redacción del proyecto general de vidrieras de la catedral, constituyen uno de los conjuntos mejor conservados del patrimonio vidriero español. Los primeros ejemplos de vidriera del Siglo XX en la catedral aparecen en 1949 y 1980 cuando se limitaron primero a tratar de reproducir las fórmulas del arte clásico y después cerrar los ventanales con vidrieras de trazado geométrico, tal y como recordó el experto vidriero Enrique Barrio tras su estudio de los vitrales de la Catedral para el proyecto anteriormente citado y para la restauración o elaboración de los vitrales. Un trabajo que se verá recompensado este año cuando la Asociación de Amigos de la Catedral le nombre Amigo Mayor.
Las vidrieras, aunque menos accesibles a las visión del visitante que los altares u otros elementos catedralicios, son protagonistas de la seo. Por esta razón, desde hace años, el Cabildo Catedralicio no ceja en su empeño de recuperar todas estas obras que se basan en un proyecto realizado en 2006 por el cabildo, arquitectos y expertos en vidrieras. Aunque en 1994, cuando comenzaron las tareas de restauración y conservación de la catedral, se restauró también una buena parte de las vidrieras catedralicias permitiendo la valoración artística y estilística en su conjunto, el conocimiento de los fenómenos degradantes y su historia material a través del descubrimiento de fechas y firmas así como restos inéditos de vidriera del siglo XIII. Así, la recuperación de estos elementos pasa por recuperar la superficie de vidriera, la instalación de otras de nueva factura y la apertura de huecos tapiados.
La catedral de Astorga cuenta con 700 metros cuadrados de huecos, de los cuales 365 metros cuadrados son vidriera de color. La catedral presenta lagunas en 29 ventanales de un total de 57 que se abren en sus muros, sumando una superficie total de 335 metros cuadrados de vidriera nueva a realizar. Vidriera nueva que, en su diseño, debe tener en cuenta los bocetos del Proyecto General de Vidriera que incluye propuestas cromáticas para la totalidad de las lagunas y soluciones específicas en cada caso. El objetivo es unificar el tratamiento de la luz en el espacio arquitectónico, reincorporando las superficies de vidrieras perdidas, y mantener la armonía cromática de las vidrieras del silgo XVI. Con la intervención integral del edificio se han desmontado vidrieras de sus huecos y permanecen almacenadas y custodiadas en dependencias de la catedral esperando ser restauradas.
En la parte de la restauración, la superficie de vidriera total a restaurar suma un total de 150 metros cuadrados. También tienen un proyecto específico para la totalidad de las vidrieras a intervenir. Actualmente, tal y como indica el deán de la catedral, Miguel Sánchez Ruiz, hay 23 vidrieras restauradas y ocho nuevas más dos medianas. “Todavía faltan 17 vidrieras por restaurar, de las cuales 10 son nuevas”, señaló el deán, quien indicó que la financiación para cada una de estas nuevas vidrieras es muy alta aunque depende del tipo de vidriera y su tamaño. “Las más grandes pueden valer 90.000 euros”. En los últimos años, donaciones de empresas o particulares han permitido la creación de nuevos vitrales. Entre ellos destaca la Asociación de Amigos de la Catedral, contribuyendo en 2008 con la restauración de una vidriera del siglo XVIII en la fachada oeste. O en 2009 cuando Caja España dotó de 40.000 al cabildo para una nueva vidriera, ubicada en uno de los pasillos laterales del coro, rehecha con restos de vitrales de tres épocas distintas. Los más antiguos son del año 1548. En ese momento Sánchez precisó que de los 56 ventanales y óculos de la catedral estaban restaurados 32, otros 14 están pendientes de adecuación y diez más corresponden a huecos cubiertos por un cristal blanco, de los que no se conserva el vitral original. En metros cuadrados, el deán apuntó que de los 730 totales está restaurado algo más de 400 metros cuadrados.
La última vidriera se dio a conocer hace tan solo unos meses y se realizó gracias a la donación de Amelia Martínez, un vitral dedicado a los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.