Londres es un lugar perfecto para escapar. Una de esas ciudades que no te deja indiferente y que invita a mezclarse con la gente desconocida que se mueve con ritmo frenético por sus calles y sus conocidas estaciones de metro. El perfil humano es cosmopolita y multicultural.

Para un joven extranjero, vivir en Londres puede llegar a ser como estar permanentemente de vacaciones. Se tarda mucho tiempo en descubrir pequeños rincones que no suelen aparecer en las páginas de las guías turísticas. En dos o tres meses de estancia en Londres conoces casi a tantas personas como en la ciudad en la que has vivido siempre. Hay algo en la gente que pulula por Londres que lo provoca.

Para un foráneo que viaja para trabajar allí es fácil conectar con gente de países y culturas muy diferentes entre sí. Un día conoces a un inglés de antepasados hindúes que se deja pelo y patillas a lo Elvis Presley y al siguiente tomas unas cervezas con un grupo de italianos con los que coincides en el barrio, en el trabajo o en tu academia de inglés. Conectas, hablas, aprendes, y experimentas una sensación impagable: Tu forma de ser y tu carácter serán juzgados desde cero por gente que no tiene nada que ver contigo ni en costumbres, ni en hábitos de alimentación, ni en preferencias de lectura o de música. Socializarse partiendo desde cero; La oportunidad de que te valoren sin prejuicios.

Y probablemente no hay un lugar que muestre mejor lo que es Londres, desde el punto de vista humano, que Camden Town. Describirlo en pocas palabras es complicado, Camden es, como primera premisa, una locura. Catalogado como “el barrio más alternativo de Londres” sus calles son un caos de gente que entra y sale de las tiendas, de curiosos personajes de todo tipo y de “tribus urbanas” (si es que ese concepto ochentero sigue existiendo) que se han instalado definitivamente en el lugar y que conviven con estudiantes ávidos de vivir la noche y de más de un ‘moderno’ con ínfulas de artista. Pero te engancha. Seas ‘heavy’ o ‘pijo’, todos tienen su espacio en Camden.

Como atractivo turístico, Camden ofrece sobre todo sus tiendas, mercadillos y puestos de comidas. Si alguien formula la pregunta “¿qué venden en Camden?”, la respuesta es de todo.

Cuando sales del metro te atrapa rápidamente el bullicio y el aspecto de las tiendas. La estación se abre directamente a la calle principal del barrio, Camden High Street, donde se han hecho célebres los comercios cuyas fachadas se han llenado de dibujos, figuras de todo tipo, zapatillas y símbolos rockeros. Abundan las tiendas de regalos para el turista y las camisetas, cientos de ellas. Y a medida que vamos avanzando encontramos puestos de ropa en los que comprar casi cualquier cosa y ‘Cyberdog’ una de las tiendas más famosas, una especie de cueva iluminada con luces de neón, en la que comparten espacio camisetas con motivos fluorescentes, música techno y un DJ que pincha durante todo el día ante las miradas atónitas de los cientos de visitantes. La cuestión es si, cuando se sale del asombro, alguien acaba comprando algo.

Más allá de las tiendas de regalos y de ropa, en Camden hay dos mercados que merece mucho la pena visitar: Camden Lock y Camden Stables Market. El primero es un imperio de olores, procedentes de los múltiples puestos de comida, sobre todo oriental, en los que se puede comer por aproximadamente cuatro libras. Pero también hay comida mexicana, italiana, china y española y en sus tiendas se pueden comprar posters, cuadros, fotografías, más camisetas, relojes, pendientes, collares… En Camden Stables Market tropezamos con objetos antiguos, y de nuevo todo se mezcla, los muebles, los uniformes militares de todas las épocas, discos y libros descatalogados y adornos ‘vintage’. Pero una vez te adentras en ellos ya no se puede saber con certeza donde te encuentras exactamente.

En Camden siempre hay gente nueva, pero si te conviertes en habitual de los fines de semana es posible que acabes entablando conversación. Mientras comes unos tallarines con soja sentado al borde del canal que atraviesa los mercados o encima de un sillín de moto vespa que hace las veces de asiento. Con un pakistaní que te cuenta que está de viaje de negocios y que te habla orgulloso de su familia, o con unos franceses con los que acabas quedando para jugar al fútbol en algún parque al siguiente fin de semana.

Camden es Londres, Londres es Camden. Y también el Big Ben, los cambios de guardia en Buckingham y el paseo por la ‘City’ financiera, por supuesto. Pero Camden más que cualquier otro sitio. En todos esos lugares eres susceptible de encontrarte con ese otro que busca también una oportunidad y hay que aprovecharla.