Viernes: el clásico Camden
Situado dentro del barrio londinense del mismo nombre, Camden Town es un clásico obligado para los amantes de los mercadillos. La gran feria es el sábado, pero no hay un solo día de la semana en el que las aceras de Camden, que ocupa varias calles y diferentes recintos, no estén a reventar de turistas curiosos y curiosos personajes.
Lo que ocurre con este gran conjunto de tiendas y puestos, como con casi todos los lugares de turismo masificado, es que los productos acaban siendo los mismos en todos los sitios, no hay hueco para la originalidad y todo está enfocado a la venta al turista estándar: los bolígrafos e imanes con la bandera de Inglaterra y las camisetas con dibujos de Banksy se repiten una y otra vez hasta llegar a formar un paisaje monótono.
No se puede abandonar Camden sin dar un paseo por la orilla del canal, andar entre los callejones de plástico que forman los puestos entre sí y almorzar sentado en la calle disfrutando de comidas de todo el mundo, si el día lo permite. Tampoco hay que perderse las originales fachadas de los edificios de la calle principal, con decoraciones en relieve acordes a la temática de las tiendas que albergan: una gran zapatilla Converse, una guitarra eléctrica gigante, una enorme tela de araña sobre la tienda gótica. Si el día es propicio, también se verán muchos artistas callejeros dando lo mejor de ellos entre la multitud: desde un espectáculo de rap con cantantes caracterizados a la puesta en escena del “no cumpleaños” con el famoso Sombrerero Loco.
El barrio de Camden es además uno de los estandartes de la fiesta underground londinense, donde personajes del nivel trasnochador de Amy Winehouse pasaron buenas veladas. Asimismo, destaca por la proliferación de salas de fiesta de música latina. Conocer el lugar por la noche, alejado de la fiebre turística del mercadillo, también debe ser una buena experiencia.
Sábado: antigüedades y moda vintage en Portobello
Portobello no es ninguna novedad, es desde hace décadas uno de los mercados de antigüedades más importantes de Londres. También es un punto de encuentro para los apasionados del estilo vintage y retro, hoy más de moda que nunca: tiendas de primera y segunda mano con ropajes ochenteros en las que hay que rebuscar mucho para encontrar una prenda con la que sea posible salir a la calle y pasar desapercibido. Pero no es esa la intención de todos.
Como Camden, Portobello es un lugar turístico. Aunque se acuda fuera del día de mercado, que es el sábado, es necesario regatear siempre, ya que los precios son caros y las antigüedades no siempre son tales. Aunque con una oferta gastronómica más reducida, también hay bares y restaurantes de distintos rincones del mundo.
En medio de la calle principal, llena de tiendas y puestos de antigüedades, un cartel grande anuncia “Food and wine from Spain”: es García & Sons, un mini supermercado lleno de alimentos exportados en el que todos los dependientes hablan español. Se pueden encontrar tortillas de patata hechas, paquetes de morcilla envasados al vacío, tocino y chorizo para el cocido, aceite de oliva, pipas, espárragos cojonudos y hasta litronas de San Miguel… ¡a 4 euros! Sale caro beber español en Londres. Pero parece que el negocio va viento en popa.
Domingo: modernos, hipsters y demás tribus urbanas se hacen con Brick Lane
Uno se baja del metro en Liverpool Street y a un par de manzanas el ambiente se llena de gente vestida con lo último en trajes, zapatillas, gorros, gafas y todos los accesorios imaginables. Pelos de diferentes colores y llamativos peinados. Todo esto ambientado por paredes tatuadas de arte callejero y ráfagas de música electrónica que llegan lo mismo de un puesto callejero que del interior de un bar que abrió de mañana. Brick Lane Market ha emergido en los últimos años como un referente en tendencias artísticas, estéticas y gastronómicas, al calor del surgimiento de ciertas tribus urbanas, y se dice que está desplazando al mismísimo Camden.
Uno de los mayores atractivos de Brick Lane es la gastronomía. Hay puestos de comida por todos lados: en plazas, en callejones o en locales que hasta el siglo pasado funcionaron como fábricas. De hecho, uno de los mejores restaurantes de Londres según un conocido portal de viajes es un carrito situado en una de las calles de este gran mercado.
Por la tarde, cuando los puestos empiezan a recoger después de un domingo soleado, comienzan a abrirse las puertas de distintos locales que inundan las calles con más música y carteles que anuncian happy hour. Modernos, hipsters y tribus urbanas afines de todas las nacionalidades empiezan la fiesta en torno a la cerveza y los jaggerbombs, y al anochecer Brick Lane no sabe cuándo se irá a dormir.