“Mi país, no es un país, mi país es un invierno”, dice una canción popular del poeta quebequense Gilles Vigneault.
¿Cómo, no hay primavera en la provincia de Quebec ni esperanzas de un poco de verano en Canadá? A esta pregunta los quebequenses responderán con humor que, en la provincia de Quebec, hay sólo dos estaciones: invierno y antes del invierno. Por cierto, es gracias al sentido del humor que los seres humanos sobreviven las condiciones más adversas.
Sin duda alguna, el invierno canadiense es rudo y largo, muy largo. Se dice que el invierno dura unos 6 meses y la temperatura, en Montreal por ejemplo, puede bajar ocasionalmente a menos de -20 ºC (valga la redundancia).
Créame, después de haber vivido 20 años en Montreal, cuando la temperatura invernal sube a -10 ºC usted se siente casi en verano y muy feliz. Los humanos se adaptan a casi todas la situaciones, incluso yo. Mentiría si dijera que el invierno me gusta, más aún el invierno de aquí. A mí me gusta el sol y el calorcito, y empiezo a revivir cuando la temperatura sube por encima de los 30 ºC, en la escala positiva.
A Véronique, mi mujer, le encanta el invierno, sueña con paisajes cubiertos de nieve, e incluso el frío le agrada. Y por ende, le gustan y practica los deportes invernales. ¿Es esto un motivo de tensión en nuestra pareja? No. Véronique trata de convertirme a su rito invernal, y la verdad es que lo está logrando con éxito, pues comienzan a gustarme los deportes invernales (no el invierno). Tal es así que el invierno pasado comencé a practicar ski nórdico, y me encanta.
¿Se puede vivir en esas condiciones tan frías? Sí; a pesar de que yo siempre digo que aquí no vivo, sino sobrevivo, se puede vivir y muy bien. A diferencia del invierno de algunos países nórdicos europeos, aquí hay sol, mucho sol en invierno, lo que hace a esta estación muy luminosa. El invierno es parte de este país y de la vida de todos nosotros. Abundan las actividades culturales, las salidas y miles de actividades para hacer.Y por cierto, la naturaleza es muy bella, los bosques y lagos interminables procuran una cantidad infinita de actividades deportivas, de las cuales ya les hablaré en otras notas. Valga decir que hay una gran cantidad de turistas europeos y norteamericanos que vienen a la provincia de Quebec para practicar deportes invernales como el ski alpino, el ski nórdico, el trineo de perros, la moto de nieve y la equitación.
No se asusten ni tengan miedo de venir a visitar Canadá, este un país maravilloso. A pesar de las historias y los chistes que se cuentan, las estaciones en este país son muy marcadas, típicas y hermosas.
Las fechas del inicio y término del invierno son imprecisas, y ciertamente no siguen las establecidas por el calendario. Según mi manera de ver el invierno comienza alrededor del uno de noviembre, cuando una noche un fuerte viento arranca todas las hojas que aún pendían de los árboles. Puede nevar un poco, pero luego la nieve desaparece hasta alrededor del 24 de diciembre, cuando una tormenta nos asegura una navidad blanca. La nieve nos acompaña todo el invierno.
No se puede decir exactamente cuando se retira el invierno. Entre mitades de abril y principios de mayo, cada año es distinto, o “excepcional” como se dice aquí. Realmente es cierto; cada año es excepcional…
Lo que sucede es que éste es un período de transición con temperaturas muy variables. Aunque la temperatura haya ya subido a 20 ºC y la nieve desaparecido, en mayo hay todavía grandes masas de hielo en los inmensos lagos del norte, que no se habrán fundido hasta mediados del mismo mes. Basta un viento boreal, que barra esas masas de hielo hacia el sur, para bajar drásticamente la temperatura en Montreal. Pero desde mediados de abril,apenas la temperatura está por encima de 0 ºC la gente se sienta a tomar algo en las terrazas de los cafés, eso si, bien abrigada. Es una declaración de fin de invierno. No se olviden de que a pesar de su situación geográfica la provincia de Quebec es de cultura latina, con gran pasión por salir, ir a cafés y restaurantes.
Algo que me sorprendió en el primer invierno que viví aquí es que apenas la nieve se derrite el pasto y el césped están ya verdes. La Naturaleza surge con fuerza, después de un largo invernar. En sólo dos semanas, los brotes salen y las hojas se desarrollan a una velocidad increíble. Literalmente, se puede ver la diferencia del tamaño de las hojas entre la mañana y la noche.
La Naturaleza explota, primero con hojas y luego con flores. Montreal tiene otro rostro, nos muestra una rejuvenecida personalidad. Se viste de primavera y sus habitantes lucen bellas sonrisas en sus labios.
El mejor lugar para ver esta explosión de flores es el Jardín Botánico de Montreal. Con 22.000 especies diferentes y una superficie de 75 hectáreas, es uno de los jardines botánicos más grandes del mundo, ocupando el segundo lugar del ranking en términos de tamaño y colección de plantas.
En el jardín botánico se pueden visitar 6 invernaderos con plantas de todo el mundo, 31 jardines especializados incluyendo el jardín chino más grande fuera de Asia y un jardín japonés con un salón de té y una fabulosa colección de bonsáis. El Insectario ofrece una "degustación de insectos" en noviembre y diciembre.
Más de la mitad de los terrenos del jardín están ocupados por un arboretum con una gran colección que incluye lilas, manzanos y cerezos, ofreciendo al visitante una sinfonía de colores y perfumes. Ciertamente, un paseo de dos horas inolvidable. Les aconsejo perderse en los senderos del arboretum como hago yo, a veces voluntariamente y otras literalmente.
Y qué mejor que terminar el paseo con un picnic al borde de un estanque decorado de irises y lirios. Usted puede comer y relajarse mientras mira los patos, ocas y garzas.
El parque es de todos: para el visitante solitario que viene a meditar, para la familia que desea encontrar aire puro y serenidad y para las parejas que desean pasar unos momentos de romanticismo. Ciertamente, los jardines tienen sus rincones románticos que sirven de decorado a un gran número de bodas.
Por su gran belleza y armonía estética, el Jardín Botánico es un lugar que inspira a fotógrafos y pintores, aficionados y profesionales.
Si usted viene a Montreal, no se prive de visitar el Jardín Botánico: créame, no se arrepentirá. Está ubicado en plena ciudad, y es fácilmente accesible en metro.