Más de ocho siglos después del primer contacto del pueblo nipón con la filosofía budista resulta interesante, aunque no sorprendente, comprobar que el Zen constituye aún una forma de pensamiento vital para la cultura japonesa. Los postulados Zen y las formas arquitectónicas que de ellos se derivaron constituyen ejes vitales para la creación de los arquitectos japoneses contemporáneos. Al respecto, la figura de Tadao Ando destaca como un arquitecto un tanto peculiar, pero perfectamente conectado con la más pura tradición de la arquitectura Zen.
Budismo Zen en la Arquitectura tradicional
Los parámetros estéticos- filosóficos del budismo zen, aplicados a la arquitectura tradicional, se traducen en un desarrollo del espacio en el que prima la cualidad de lo dinámico. El vacío, como concepto filosófico, se traduce en el concepto arquitectónico de espacio, estructura abierta a partir de la cual se organizan el resto de los elementos formales. Puesto que el pilar es el elemento estructural fundamental, se posibilita la amplitud y libertad de los espacios, así como la ligereza y flexibilidad de los muros y de las divisiones interiores. A su vez, las nociones de sabi, wabi y shibui definen la sobriedad de las líneas estructurales y expresivas de las construcciones, la austeridad de la decoración, lo rústico del acabado, las distribuciones asimétricas y aparentemente imperfectas: las edificaciones se caracterizan por la nitidez y rotundidad de las formas, por el refinamiento y por la supresión de lo anodino y la valoración de lo pequeño en el decorado ascético. El budismo Zen llevó a la arquitectura, además, el respeto por la naturaleza y la estrecha relación con los espacios naturales: la arquitectura japonesa se funda, no en la confrontación con la naturaleza, sino en su existencia dentro de ella. De aquí que se utilice la luz natural como elemento de diseño, se empleen materiales naturales y se mantenga un vínculo fluido entre el espacio interior y el exterior, entre otras características.
Budismo Zen en la arquitectura de Tadao Ando
La obra de Tadao Ando parte de la idea del espacio como eje generatriz de todo el proyecto. La concepción del espacio vacío y de la amplitud tiene para él una importancia mayor que otro tipo de condicionamiento y, en busca de lograr la mayor sobriedad espacial posible, se centra en la desnudez y el purismo de los elementos constructivos. La filosofía de Ando está dirigida a pensar que el espacio puede ser una fuente de inspiración, un lugar para la experiencia mística de la vida, lo cual ha logrado plasmar magistralmente en el complejo Awaji Yumebati, para el aeropuerto internacional de Kansai. Si varias partes del proyecto no responden a ninguna función en específico, ellas suscitan en el visitador una consciencia aguda del espacio, de la luz, del sonido y de la arquitectura. Ando propone una visita no solo funcional al aeropuerto, sino también una vivencia única de experimentación y relajación dentro del entorno. Realiza un énfasis especial en la relación del hombre con la naturaleza en pos de crear un espacio de meditación, serenidad y espiritualidad.
Tadao Ando, de igual manera, elimina lo superfluo y decorativo, y basa sus diseños en el empleo de volúmenes geométricos y en la disposición orgánica, aunque asimétrica de los elementos constructivos. Además, es evidente el vínculo con la naturaleza en la concepción visual y sonora que reposa sobre una serie de cascadas. Las escaleras, las fuentes y los lugares están dispuestos en una progresión geométrica que evoca una composición musical, a la vez que imitan las formas de los antiguos jardines japoneses Zen. Tal como expresara el propio arquitecto: “Intenté crear un nuevo estilo de jardín que combine el jardín tradicional de paseo japonés y los modelos occidentales, en los cuales la trama es mucho menos ambigua” . El empleo de la luz natural como elemento compositivo y expresivo, de las formas geométricas simples y el uso del agua dentro de sus edificios, vinculan directamente la obra de Ando con el objetivo primario de la arquitectura Zen: la integración del edificio con su entorno natural, así como la apariencia sencilla y provocadora de sensaciones positivas. Y esta relación ha sido remarcada por el artista en varias ocasiones: “La luz y el viento, en definitiva, los elementos naturales, carecen de significado de no introducirlos en el interior de la casa, secretándolos del mundo exterior. Una pizca de luz y de aire evoca todo el mundo natural. Las obras por mí creadas se han modificado y han cobrado significación gracias a los elementos de la naturaleza (luz y aire) que marcan el paso del tiempo y de las estaciones.”
En líneas generales, los principales conceptos de la filosofía Zen definen la obra contemporánea del arquitecto japonés Tadao Ando. La cultura de la quietud, propia del Zen, reina pues en su obra, donde el vacío, la introspección, la naturaleza y la esencia última de las cosas se develan en formas simples y sobriamente expresadas.