Francisco  Soler
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Francisco Soler

Soy de Colombia, de Bogotá, el segundo país en biodiversidad y el que ha alcanzado el primer lugar en asesinatos de líderes ambientales. Vivo en un lugar cerca al paraíso y, a la vez, del infierno. Vivo en un país oxímoron. Colombia es un país de certezas, de hinchas políticos que le han dejado claro a las comunidades vulnerables que hay cosas peores que la muerte.

He pasado los cuarenta y durante todos estos años me he esmerado por tener grandes recuerdos: mi papá perdido en un libro hasta las tres de la mañana; mi mamá abrazándome cuando todo parecía perdido; mi hermana metiendo un gol; los partidos de fútbol cuando veíamos jugar al Pibe Valderrama o las peleas de Tyson. Por supuesto, cada vez que tengo oportunidad, recurro a los grandes viajes que he hecho, como los meses enteros en California, el mejor de los años en España, Argentina, Cuidad Perdida y París con mi esposa e hijas.

Tengo algunas certezas además de mi familia, de mi hogar y de mi infancia. Algunas de esas certezas tienen nombre: Mark Twain, Felisberto Hernández, Dostoyevski, Jung, Hesse, Jordan Peterson y Borges, que dijo: “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Creo en Dios y en sus misterios, en los Rolling Stones, en White Stripes, en Jack White solo, en Pearl Jam, en AC/DC y en Bob Marley que enfatizó: “No olvides tu historia ni tu destino”. Otras de mis certezas son Mondrian, Christo, Caravaggio, las películas Seven, Twelve Monkeys, Marcelino pan y vino, El laberinto del fauno, There Will Be Blood, Lucky Number Seven, Lady in the Water, Cinema Paradiso, El padrino, The Royal Tenenbaums y V de Vendetta. También confío ciegamente, a pesar de mi ignorancia, en la música del pacífico colombiano, en la fotografía, en el boxeo, en el tenis, en el fútbol y en el jazz.

Siguiendo este hechizo, estudié Literatura e hice una opción en Psicología en la Universidad de los Andes de Bogotá. Luego hice una maestría en Gestión Cultural en Madrid, en el Instituto Universitario Ortega y Gasset. He sido profesor, evaluador y jurado de proyectos culturales, director de la Imprenta Distrital, editor ejecutivo de Santillana, compilador de antologías literarias e investigador. Además, me encanta Robinson Crusoe porque mi abuelo materno dejó sus últimas palabras escritas en la última página, ya ajada, del libro de Daniel Defoe; he armado, una sola vez, el cubo de Rubik; he intentado leer, tres veces, el Ulises de Joyce; y he seguido al pie de la letra el lugar común de viajar a donde sea, a como dé lugar.

El misterio de Latinoamérica, sus inesperadas mezclas y posibilidades han sido parte de mis principales intereses, viajes y dolores. En las últimas décadas me ha llamado la atención, sobre todo, el acceso a la educación y a la cultura en América Latina. Enfrentamos problemas similares, tenemos historias parecidas y nuestra riqueza es la misma: la diversidad y el sincretismo.

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