Después de haber vivido bajo los parámetros de lo considero normal, me declaro firme defensora de la anormalidad genuina, la que habita en las vísceras.
La vida vivida desde el no Ser es la contradicción por excelencia, sin embargo así se nos educa a la mayoría. Es por eso que muchas biografías son un mapa de despropósitos, pero como la vida se puede poner del derecho y del revés el disparate te puede llevar de vuelta a la cordura, tu cordura particular e intransferible.
Me declaro firme defensora de la cordura anómala, ya que la vida son dos días y el primero me dormí de pura normalidad.