Hace mucho que no escribo algo; hace bastante que no escribo algo sobre mí misma. Hablar sobre uno mismo suele llevarnos a comenzar por lo más elemental: un resumen de quiénes somos, dónde nacimos, cuál es nuestra profesión… Y si me guiara simplemente por eso, diría solo lo siguiente: mi nombre es Salomé Pérez, nací en 1993 en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, Argentina. Me egresé de la Universidad de La Plata como Profesora en Letras y estoy concluyendo un posgrado para enseñar español como lengua extranjera. Actualmente me desempeño como docente de Literatura.

Sin embargo… ¿Esto es todo sobre mí? ¡De ninguna manera! Es solamente la punta del iceberg.

En literatura siempre analizamos los personajes en torno a su historia y desarrollo. Así que yo podría ser tranquilamente uno de esos personajes que se encuentra en el punto de inflexión de su historia, buscando el rumbo y ansiando materializar sus sueños. Desde que era una niña me atrajo el mundo artístico. La literatura siempre anduvo rondando cerca, susurrándome al oído. Cuando terminé la secundaria, descubrí que quería ser escritora como mi abuelo. A partir de allí, comenzó un largo recorrido que, paradójicamente, terminó alejándome de la escritura y acercándome a otras formas de arte: comencé a incursionar en canto y comedia musical (disciplinas que hoy en día continúan acompañándome). No obstante, había algo más que latía y resonaba en mi interior y yo tenía que escucharlo. Porque si bien la literatura me apasionaba, había algo que me apasionaba quizás un poco más y no lo sabía: la joyería artesanal.

Diez años estudiando Letras me provocó cansancio por la vida académica y necesitaba otro estímulo creativo en mi vida, ya que había abandonado la escritura literaria debido a tantos trabajos de escritura analítica y crítica que había tenido que hacer en ese entonces. De esa manera, busqué la forma de que la creatividad volviera a mí en el día a día, en lo cotidiano, acompañándome. Siempre me gustaron los cristales y piedras naturales y soñaba con poder hacer mis propios anillos y collares. Así que se me ocurrió comenzar a asistir a un taller de joyería.

Con los años, luego de recibirme de profesora, pude volver a equilibrar mis dos pasiones. Así logré que reinara la creatividad en mis días tanto desde lo intelectual como desde lo más práctico y físico. Monté un taller en casa en el cual diseño joyas y amuletos (entre los cuales también hay atrapasueños y atrapasoles). Toda la producción es siempre supervisada por mis asistentes felinas: Lilith y Nébula, ya que son integrantes muy valiosas del equipo (y no mencionarlas aquí no era una opción). Crear amuletos únicos con mis propias manos para otras personas es algo que llena mi alma y mis días de felicidad.

¿Y qué más podría contar sobre mí? Creo que me resta decir que soy apasionada de la naturaleza y de los gatos, no puedo vivir sin tomar mate y El Señor de Los Anillos es mi saga favorita. Me encanta viajar y conocer (y conectar) con nuevos lugares, nuevas historias, novedosos paisajes. Todavía tengo el deseo y proyecto de escribir, algún día, mi primer libro (¡la cantidad de ideas en esta mente ya no entran!). Volver a conectar con la escritura es un pasito más hacia ese sueño que ha de ser concretado.

En el día de hoy, también me encuentro volcando mi formación académica en el mundo digital. Otra de mis aspiraciones es ser correctora y editora de libros (¡ojalá literarios!) e introducirme en el mundo del diseño de videojuegos en todo lo referente a creación de historias, tramas y personajes. Esto último realmente es algo que desearía hacer en algún momento, pero la única conclusión que puedo esbozar ante todo lo dicho es que me encanta aprender y seguir las corazonadas de mis inquietudes.

En constante aprendizaje y movimiento... ¿acaso la vida no se trata de eso?