Mori girl, un término japonés que se traduce como "chica del bosque", es el nombre de una comunidad que surgió en internet alrededor de 2007. Inspirado en la naturaleza y un estilo de vida nostálgico, este movimiento fue ganando visibilidad en las revistas de moda y redes sociales. Con el tiempo, su estética logró transformarse en una popular tendencia que influyó en la cultura juvenil en Japón y algunos otros países.

Esta corriente combina influencias del folk, lolita y rústico, entre otros. A diferencia de subculturas como el gótico, el grunge o el punk, sus seguidores no buscan desafiar las normas ni expresar su inconformidad. Por el contrario, aspiran a una existencia armoniosa con la naturaleza y su entorno, reflejando una actitud tranquila y pacífica. Curiosamente, quienes adoptan esta estética suelen habitar en grandes ciudades, donde contrastan con el paisaje urbano.

En cuanto a la vestimenta, destaca por su aire romántico y nostálgico, con prendas amplias y superpuestas en tonos suaves. Además, utilizan patrones delicados como polka dots, gingham y motivos florales que refuerzan su imagen etérea y delicada.

Prefieren siempre un corte holgado, con siluetas amplias que no se ajustan al cuerpo ni resaltan la figura, transmitiendo comodidad y naturalidad. Los colores favoritos suelen ser tonos tierra y matices otoñales como café, verde, rojo y naranja, aunque también incorporan algunos tonos pastel en primavera y verano para aportar frescura y suavidad a su apariencia.

Prefieren usar fibras naturales como el algodón y el lino, ya que valoran la comodidad y la transpirabilidad de los tejidos. Además, incorporan elementos como el encaje, tejido de punto y el cuero envejecido. Estos aportan un aire artesanal y orgánico que enriquece la textura de su ropa.

El uso de capas es fundamental en sus atuendos, lo que les da mucho dinamismo y volumen. Esta técnica, combinada con la variedad de relieves, estampados y accesorios, crea conjuntos visualmente interesantes y llenos de creatividad.

Las piezas clave que podemos encontrar en su guardarropa son los suéteres tejidos, faldas largas y vestidos sueltos, boinas, bufandas, medias, calentadores y botas de cuero o gamuza.

Su cabello suele ser largo, pero aun cuando es corto, se lleva con ondas suaves y movimiento, acompañado de fleco y peinados como trenzas o coletas, siempre buscando un aspecto natural, relajado y sin esfuerzo. Evitan las estructuras rígidas y los acabados demasiado pulidos. Complementan sus peinados con accesorios como sombreros, cintas y broches.

El maquillaje es casi inexistente o muy sutil, limitándose a un poco de rubor en tonos durazno o rosa para dar un aspecto saludable y fresco, además de tal vez un labial discreto en colores suaves como los tonos nude o el rosa claro, aunque siempre hay excepciones que incorporan pequeños toques de color o iluminador.

Estas prendas se adquieren en tiendas de ropa vintage o de segunda mano, donde se pueden encontrar tesoros únicos con historias propias. Durante los años 2000, aún existían establecimientos especializados en Japón. Sin embargo, es probable que en la actualidad muchos de estos lugares hayan desaparecido, reflejando los cambios en los consumidores y en la industria.

Existen marcas que se dedican, o se dedicaron en algún momento, a diseñar bajo este carácter visual, y han sido reconocidas y recomendadas por revistas y blogs de moda. Entre ellas se encuentran Birkenstock, Bulle de Savon, Felissimo Syrup, Marble SUD y Samansa Mos2.

Al momento de adquirir cualquier objeto, ya sea una prenda de vestir, un accesorio o un elemento decorativo, se guían principalmente por la conexión que establecen con dicho objeto. Para ellas, el significado personal que encuentran en cada adquisición es mucho más importante que su modernidad o si este es considerado trendy.

Existen diversos elementos de la cultura pop que nos pueden recordar esta estética, como series y películas, destacando las producciones de Studio Ghibli, Sweet Tooth, Anne with an “E” y Snow White With the Red Hair.

También personajes como Moomin, o figuras de colección como las Sylvanian Families, así como músicos y artistas como Ichiko Aoba y Aurora, cuyas obras reflejan el mismo espíritu y esencia que define a esta comunidad.

En lo que respecta a su visión del mundo, estas personas adoptan un enfoque reflexivo hacia la vida, intentan trazar su propio camino de manera auténtica y pacífica. Esta actitud les permite descubrir belleza y significado en los detalles y los pequeños placeres de la vida que para muchos pasan desapercibidos. Con frecuencia pueden ser percibidas como singulares o incluso excéntricas.

El estilo mori podría considerarse inactivo en la actualidad, ya que su presencia es prácticamente inexistente en las calles y en la moda contemporánea. La mayoría de las marcas asociadas con este estilo han cerrado o cambiado de enfoque, y su influencia en el streetwear ha disminuido considerablemente, lo que ha reducido el número de seguidores de esta subcultura de manera notable.

Sin embargo, sigue despertando un interés considerable en comunidades en línea, donde aún se comparten referencias, fotografías e inspiración. Además, su estética sigue siendo apreciada en ciertos círculos creativos, conservando una base fiel de seguidores que mantienen vivo este estilo.