La exposición aborda la obra del artista moderno Antonio Ruiz El Corcito (Texcoco, 1892-Ciudad de México, 1964) desde una mirada multidisciplinaria, que enfatiza las relaciones con las artes escénicas, el cine y la arquitectura.
Al desdoblar las conexiones de Antonio Ruiz con otras artes, es evidente que su comprensión de la creación artística vino también de su papel como maestro, pues fue tallerista de las Misiones Culturales en los años veinte donde fomentó el teatro guiñol y la creación de escenografías y vestuarios para obras infantiles. Bajo preceptos socialistas y del funcionalismo arquitectónico, Ruiz también lideró el Taller de Maquetas de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional durante los años treinta. En 1943 fue responsable del diseño del primer plan de estudios para la formación integral de artistas, aprobado por la SEP, en la recién fundada Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, de la que fue el director fundador. Se presta también atención a las redes y colaboraciones que El Corcito cultivó con otros pintores como Miguel Covarrubias, Frida Kahlo o Manuel Rodríguez Lozano, escritores como José Bergamín y Rodolfo Usigli, y actores, cantantes y directores en México y Hollywood.
Junto a sus obras más conocidas, en esta exposición se incluyen fotografías y cartas del archivo del artista, bocetos de vestuarios para ballet, maquetas y escenografías teatrales, dibujos de sets cinematográficos, decoraciones para salas de cine y las escasas, pero importantes comisiones murales que llevó a cabo. Estos materiales ayudan a entender mejor la singular interpretación de la realidad que Ruiz recreó en sus pinturas, como si se tratara de “escenas teatrales” o de “montajes visuales”, donde una variedad de acciones es plasmada en un mismo espacio. Bajo el impulso de medios de comunicación plenamente modernos, como la fotografía, el cine o la publicidad, El Corcito produjo formas alternativas de representación en un período en el que el arte mexicano era dominado por discursos nacionalistas e identitarios.
Ruiz redefinió la modernidad cotidiana con humor y sagacidad. Sus escenas nos acercan a personajes de la urbe y el campo como parte de un renovado repertorio de tipos populares del costumbrismo posrevolucionario, al lado de ambiguas representaciones de clase, raza y género, y lecturas críticas al nacionalismo cultural y el cosmopolitismo.
El Corcito. Montajes y escenas del México Moderno revisita la obra de este emblemático artista con una nueva mirada para generar otras preguntas, por ello se incluyen también estudios científicos, elaborados por el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas, que revelan detalles fundamentales sobre la precisión técnica con que este pintor realizó El sueño de la Malinche (1939) y La billetera (1936), ambas pertenecientes a la Galería de Arte Mexicano, así como algunos detalles que han quedado ocultos bajo las veladuras del temple y el óleo.
(Curadora: Dafne Cruz Porchini)