Yoshitomo Nara es uno de los artistas más célebres de su generación. Su obra es ampliamente reconocida por las audaces y caricaturescas figuras infantiles de gran cabeza y ojos grandes tan fascinantes como en ocasiones amenazadoras, desafiantes e insolentes, o melancólicas e inseguras, que con el paso del tiempo se han vuelto cada vez más serenas y reflexivas. Si bien Nara no obtuvo una aceptación inmediata en el mundo del arte, su innovador estilo gráfico está plenamente consolidado en la actualidad.
Los personajes de Nara —sus figuras, animales y seres híbridos— son un reflejo de sí mismo, una representación plástica de sus emociones y pensamientos más íntimos, y muestran la profundidad de su humanismo.
Las fuentes de su creación son recuerdos de infancia —grabados a fuego en su memoria—, su conocimiento de la música y la literatura, la historia del arte japonés y europeo —enriquecida por su insaciable curiosidad—, así como los estimulantes encuentros, llenos de empatía, que ha mantenido con personas y culturas en sus viajes por Japón y el extranjero.