En las pasadas elecciones francesas que dio como ganador al presidente Emmanuel Macron, hubo un detalle que fue destacado por algunos analistas, aunque no con la preocupación para seguir hablando del tema, quizás para evitar darle más «tribuna» o quizás también porque se quieran rechazar los hechos. El partido que salió segundo; Rassemblement national (Agrupación Nacional) de la candidata ultraderechista Marine Le Pen, obtuvo poco más del 41% de los votos válidos para ganar las elecciones de acuerdo con el artículo «Far-right sends shockwaves in France after electoral breakthrough» de Juan Irlandés (2022).
Lo anterior se puede ver como el «vaso medio lleno» o «medio vacío». El primero es que no hay intenciones francesas de elegir a un partido extremista para que gobierne los destinos del pueblo francés o, por el contrario, que el crecimiento de este tipo de agrupaciones ha tenido una escalada que debería de ser preocupante, ya que desde el 2012 que se ha postulado Marine Le Pen como líder de la agrupación política ha tenido un crecimiento exponencial.
De hecho, en esa primera ocasión alcanzó casi 18% de los votos válidos en la primera ronda, quedando fuera de cualquier posibilidad de balotaje, pero en el 2017 estuvo en segunda ronda oscilando el 34% de votantes que le favorecían y este 2022 que también estuvo en la elección decisiva logró escalar 7% por encima de lo ocurrido hace cinco años.
Aún más, desde 1974 cuando el candidato era el padre de Marine Le Pen, Jean Marie Le Pen, el momento más importante que había tenido esta agrupación política fue en el 2002, cuando logró cruzar el umbral para participar en el balotaje por primera vez, solo que en esa ocasión su porcentaje fue cercano al 18%, muy por debajo de las últimas participaciones como puede incluso explicarse en el gráfico a continuación:
Fuente: creación propia con datos electorales franceses, hay que especificar que, antes del 2018, esta fuerza política se llamaba Frente Nacional (Front national), pero la esencia política es la misma.
Ahora bien, cuál es la preocupación real de que un partido político identificado con posiciones de derecha llegue al poder si finalmente es un comportamiento que se ha hecho común en Europa desde hace mucho tiempo e incluso en la época actual se sabe de casos como Hungría con Víktor Orbán, Giorgia Meloni en Italia, Andrzej Duda en Polonia, entre otros.
Es decir, no es un fenómeno para nada nuevo, pero como dice el argot popular «el frío no está en las cobijas»; la llegada de estos líderes con posiciones ultraconservadoras obedece a un problema de desgaste de la imagen de la casta política contemporánea y lo peligroso no es necesariamente que algunos de sus planteamientos busquen devolver la imagen de sociedad «tradicionalista», sino en parte de los discursos de algunos de estos líderes que incluyen guiños discriminatorios.
En el caso de Marine Le Pen ha sido acusada en diferentes ocasiones de incitar al odio contra grupos minoritarios. En el año 2015, por ejemplo, fue juzgada por incitación racial contra los musulmanes según lo deja saber Gabriela Cañas en una nota para el diario El País de España de octubre de ese año. En abril de 2017, hizo comentarios sobre la comunidad judía francesa que no fueron bien tomados en aquel momento y generaron fuerte rechazo; ya su padre había tenido una polémica similar al mencionar que las «cámaras de gas nazis eran un detalle de la historia». Aun así, ese año la candidata logró llegar a la segunda ronda como fue explicado previamente e incluso alcanzar uno de los porcentajes más altos de votos válidos de los procesos electorales franceses.
Sin embargo, para los precursores de las campañas políticas de Agrupación Nacional, ellos no son un grupo de «extrema derecha», sino solamente nacionalistas que quieren devolverle su papel protagónico a Francia. De hecho, según una nota de Lina Alsaafin del medio qatarí Al Jazeera (2022) titulada «What is behind the rise of the far right in France?» uno de los voceros del partido mencionaba que ven peyorativo el uso de «extrema derecha» para referirse a ellos cuando en verdad son localistas o nacionalistas, identificados a sí mismos como antiglobalistas, donde incluso nunca han dejado de manifestar su posición euroescéptica para permear la opinión entre la sociedad que se debe respaldar el nacionalismo frente a las amenazas externas, entre ellas la pertenencia a organizaciones transnacionales.
El asunto en Francia es aún más delicado ya que en la elección del 2022 no solamente se encontraba el partido de Le Pen en la candidatura presidencial, sino incluso otro partido conservador de derecha, Reconquête (Reconquista), que logró poco más del siete por ciento de los votos de la primera vuelta. En este caso, la agrupación política genera polémicas por la posición de sus líderes; por un lado, se encuentra Éric Zemmour quien ha planteado teorías conspirativas sobre sustitución poblacional con migrantes y un discurso anti islámico muy marcado. Zemmour se denomina a sí mismo como gaullista (tradicionalismo cultural y social) y bonapartista (autoritario y populista).
Por otra parte, se encuentra la vicepresidenta del partido Reconquista, Marion Maréchal quien es sobrina de Marine Le Pen y nieta de Jean Marie Le Pen, quien fue Diputada en la Asamblea Nacional francesa en el año 2017, siendo la diputada más joven en alcanzar este puesto. Posteriormente, Maréchal se retiraría del partido fundado por su abuelo para unirse a las líneas de Zemmour y fortalecer a dicha agrupación política con sangre joven, además es la fundadora de un think tank de extrema derecha llamado ISSEP (Institut des sciences sociales, économiques et politiques) donde se forman liderazgos bajo la lupa del conservadurismo demostrado por esta agrupación política.
Ambas organizaciones: Agrupación Nacional y Reconquista, son el reflejo de ese descontento político mencionado previamente que ha disminuido los apoyos a los centros del espectro político y ha reforzado el discurso de grupos con discursos populistas y radicales, algunos que se podrían considerar «viejos» en cuanto a sus ideas que no tienen nada novedoso que ofrecer, pero sus posiciones son adoptadas por figuras relativamente jóvenes como es en este caso Maréchal que se podría considerar influenciada por su pasado familiar. En cualquier caso, la aparición de nuevas fuerzas políticas o de liderazgos rejuvenecidos son la «cereza en el pastel» del crecimiento de la influencia de esta extrema derecha con posiciones nacionalistas, pero con un fuerte tufo discriminatorio que no se sacan de encima fácilmente.
Incluso, la fuerza política de los Le Pen no se queda atrás en cuanto a la renovación del liderazgo y, después de la salida de Marine, se ha designado a Jordan Bardella como el nuevo presidente de la agrupación política. Un político que ejerce desde el 2019 como diputado en el parlamento europeo. De hecho, Bardella ha recibido el apoyo y la «bendición» de la líder del partido desde sus inicios en política a la edad de 16 años (nació en 1995), por lo que se considera que posiblemente el joven sea el presidente, pero los hilos sigan siendo movidos directamente por Le Pen y su ideología etnocentrista y nacionalista chovinista.
Este tema requiere un análisis mucho más profundo que no se puede limitar a unas cuantas líneas como ocurre en este artículo, el fenómeno no es exclusivo de Francia, pero en el país de la «Revolución» a favor de los derechos del hombre, de la libertad, la igualdad y la fraternidad, no debería tener cabida el discurso del odio, el populismo y el racismo.
Hoy es Francia, pero que cada palo aguante su vela, porque esto no es exclusivo, ni será la última vez que este fantasma ronde en la política de las democracias y de los países pluralistas cuando la casta política se empieza a contagiar por la corrupción y la dejadez que afecta a los pueblos, un espacio nunca queda por mucho tiempo vacío.
Notas
Adghirni, S. (2022). How an Emboldened Far-Right Is Changing French Politics. Washington Post.
Alsaafin, L. (2022). What is behind the rise of the far right in France?. Al Jazeera.
Choisel, F. (1986). Bonapartisme et gaullisme. Doctoral dissertation, Paris 4.
Irlandés, J. (2022). Far-right sends shockwaves in France after electoral breakthrough. Reuters.
Triviño, A. (2022). Jordan Bardella, nuevo presidente de Agrupación Nacional en reemplazo de Marine Le Pen. France24.