Epidemia: del griego que significa, residencia de alguien en un pueblo. Hace 2400 años, Hipócrates, escribió un tratado que tituló «Epidemias» donde relataba las enfermedades que afectaban los pueblos que él visitaba. Ahora hablamos de epidemia cuando una enfermedad contagiosa afecta una comunidad o país. Y la llamamos pandemia cuando se propaga a otros países. A través de los siglos se han presentado varias pandemias, las hay bacterianas o por virus.
Se llama Enfermedad de Tucídides o Peste de Atenas a una epidemia infecciosa que asoló la ciudad de Atenas durante la guerra del Peloponeso entre Esparta y Atenas, con muchos años de duración. Esta obligó a mantener hacinada a la población, llena de suciedad dentro de los muros de una ciudad, y apareció lo que algunos consideran una tifoidea o un tifus, o incluso hasta una viruela, según la descripción que dio el historiador Tucídides, 400 a. C., pudiendo morir cien mil personas y que terminó con la derrota de Atenas por Esparta.
En el año 1300 hizo su aparición una pandemia bacteriana, provocada por la bacteria Yersinia pestis que vive en las ratas silvestres (de campo) y es trasmitida por las pulgas; mató a más de 50 millones de personas en Europa y Asia, y fue calificada como peste bubónica o peste negra. Al parecer aún en el presente hay brotes ocasionales en Mongolia donde las marmotas contienen esta bacteria.
En el año 1530 una epidemia de sífilis afectó a Europa. Mató a varios millones de personas.
En el siglo XIX se inició en la India una infección por un microbio llamado Vibrio cholera, que luego pasó a Japón, luego se convirtió en una pandemia pasando a Europa y después a los Estados Unidos. Fallecieron millones de personas.
En el año 1918 apareció una pandemia viral calificada como influenza o gripe española, provocada por un virus tipo A-H1N1 que mató entre 40 y 100 millones de personas y duró dos años, antes de desaparecer. Se cree que comenzó en Francia, otros piensan que en China y, otros, en Estados Unidos en un campo militar. Se le calificó como española porque afectó gravemente a España.
Otras infecciones en el siglo XX han sido la del virus del Ébola en África, que se inició en Angola y afectó solo a otros países de ese continente; las pandemias de poliomielitis en 1955 y 1988, descritos sus inicios en EE. UU.; la gripe de Hong Kong en 1976; la pandemia del sida (1981) por un virus VIH que saltó inicialmente de los monos, a hemofílicos y homosexuales. El salir positivo significaba una sentencia de muerte pues, durante años no hubo tratamiento efectivo. La cura apareció hasta 1996.
Y, a través de todo el siglo veinte, ha aparecido una pandemia infecciosa lenta y persistente que afecta a muchos países del mundo, debida a la resistencia a los antibióticos en infecciones provocadas por ciertas bacterias, y que ya causa anualmente la muerte casi un millón y medio de personas, con el agravante de que, los laboratorios farmacéuticos no están invirtiendo en la investigación de nuevos antibióticos.
Volviendo a los coronavirus, (hermanos del actual), estos han provocado varias «leves» pandemias como: el síndrome respiratorio agudo del año 2002 que se inició en China. Luego apareció otra: el MERS-CoV, un síndrome respiratorio que afectó como gripe al mundo del 2009 al 2012. También se inició en China.
Han pasado 25 meses desde que, en la ciudad de Wuhan, China, se descubrió que cuadros de infección pulmonar que estaba sufriendo la población, se debían a un nuevo coronavirus, procedente del grupo de los que comúnmente son huéspedes por millares de los murciélagos. Este virus, calificado como SARS-CoV-2, pasó a los humanos ya mutado tal vez al contagiar con anterioridad a una especie de armadillo silvestre. Hasta febrero 2022 había provocado la muerte de 6 millones de personas y contagiado a más de 400 millones de seres humanos.
Esta pandemia ha supuesto un desafío a la sociedad, que ha debido hacer una pausa en su estilo de vida, reflexionando sobre las «nuevas prioridades» a solventar: usando el sentido común y siendo lo más pragmáticos posibles; reacondicionando las «antiguas» reglas de control climático, las sanitarias y socio económicas; buscando evitar seguir destruyendo a la naturaleza o contaminándola, tratando de lograr una mayor justicia social, ayudando mejor a los pobres y limando las asperezas ideológicas entra las naciones, dado que esperamos una nueva pandemia y solo unidos le podremos hacer frente adecuadamente.
Yo pensaba hace unos meses que pronto regresaríamos a nuestra vida habitual; sin embargo, la epidemia que ha provocado es tremendamente seria, ya vamos para el tercer año de infección, sin que sepamos qué otros cambios va a tener este coronavirus, o sea, el futuro no está siendo predecible, las razones:
Ya hay vacunas y son efectivas en la medida en que impiden que las personas se contagien gravemente, pero…
Aun vacunados pueden contagiarse nuevamente.
Muchos no se vacunan por no poder o por falta de la vacuna (los países pobres carecen de ella y de la infraestructura para aplicarla masivamente).
Algunas personas tienen miedo a vacunarse, por carecer de buena información.
No quieren por diversas razones, como asuntos políticos o religiosos, entre otros.
En vista de los problemas que la última variante, llamada Ómicron ha causado (alta velocidad de contagio) no bastaron dos dosis, sino que se generalizó una tercera dosis para reforzar las anteriores y elevar más las defensas. Pero, ya varios países han iniciado la aplicación de la cuarta dosis. Esta mutación, si bien causa menos mortalidad, su alta contagiosidad, ha vuelto a inundar los hospitales y a causar muchos daños económicos, muchas incapacidades y temor de la gente a ser contaminada; ha impedido el regreso a la normalidad.
A la fecha, insisto en señalar, no sabemos a ciencia cierta cuándo va a desaparecer la pandemia, esperamos que eso suceda, ya sea por efecto de la vacunación masiva de la población mundial, o cuando todos los seres humanos de la tierra hayan sido contagiados. Porque, si no sucede así, solamente nos salvaremos con una vacuna que sirva contra futuras nuevas de mutaciones del virus SARS-CoV-2. Esta vacuna, idealmente, sería una recombinación con el virus vaccinia, que contenga la proteína de pico del rotavirus actual y con efecto para toda la vida.
La gente de saber que tendrá que usar la mascarilla por meses o años más. Los virus contagian la enfermedad, pero esta la trasmiten los humanos.
Las personas pueden presentar tres tipos de inmunidad:
La inmunidad innata, resistencia a las infecciones, no se sabe cuántas y qué personas la poseen. Se conoce que muchos seres humanos poseen células o proteínas parecidas a los anticuerpos (adquiridos), que bloquean a los virus, bacterias y células anormales circulantes, sin haber antes estado en contacto con el antígeno.
La adquirida, que aparece después de sufrir una infección de algún tipo y contra el mismo virus o bacteria.
La adquirida mediante las vacunas, que se supone es la más fuerte.
Una pregunta que hacernos es: ¿volveremos a vivir como antes de la pandemia? Dado que se ha trastornado en forma dramática la actividad humana como no había sucedido en los siglos anteriores (la cuarentena, los encierros iniciales en las casas) y luego la persistencia de varios días recluidos para los contagiados o los acompañantes se continúan generando temores, tensión nerviosa y, sobre todo, incertidumbre en la población. Algunas personas sienten que el tiempo se ha suspendido o alargado, porque los días les parecen muy largos, para otros es la noche.
Otros, sobre todo los viejos, por el contrario, sienten que pasa más rápido. Al parecer debido a su duración y los temores ocasionados, esto parece haber acelerado el proceso de envejecimiento, no solo en los contagiados, sino también en los sanos.
La pandemia ha cambiado la relación de las personas con los estudios y el trabajo. Cientos de millones de estudiantes en el mundo no pudieron ir a la escuela a sus clases presenciales habituales y, aunque los gobiernos las sustituyeron por clases virtuales, millones de estudiantes pobres carecían de celulares, de tabletas o computadoras, o de la experiencia para recibir la información vía Internet con lo cual se han acentuado más las diferencias de educación entre pobres y pudientes. Los empleadores por su parte, incluyendo las empresas, bancos o instituciones del gobierno tienen que reevaluar si el trabajo realizado en casa es igual o mejor que el presencial.
Felizmente ya están produciéndose antivirales que frenan la replicación del virus, o sea, impiden que el virus ataque con gravedad a las personas afectadas, como es el caso del Molnupiravir de la casa Merck, para usar al inicio de la infección sobre todo en adultos y ancianos. Se ingieren 4 capsulas de 200 mg cada 12 horas por 5 días. Otro medicamento que sirve: Paxlovid de Pfizer (que ya ha duplicado sus ganancias anuales con solo la vacuna). El tratamiento de 3 tabletas cada 12 horas por 5 días se inicia al tercer día de los síntomas. Evita que se agraven los pacientes.
No obstante, es importante aclarar que esos medicamentos no son sustitutos de la vacuna.
Pero, cuando ya empezábamos respirar y a hacer nuevos planes contando con que la pandemia viral se atenuaría o desaparecería. La aparición de una guerra en pleno siglo XXI, al invadir Rusia a Ucrania, ordenada por el presidente Putin de Rusia, trastorna nuevamente el futuro económico y social, no solo de esas dos naciones, sino del mundo entero, con una característica excepcional, ya que, ahora, momento a momento, día a día, nos enteramos de los sucesos de la guerra gracias a Internet y sus redes sociales. Las personas en Ucrania les informan a cientos de millones de personas, vía TikTok, Facebook, YouTube y Twitter de la destrucción que se está presentando. Esta situación tenderá a elevar la inflación en todo el mundo, los costos del petróleo y gas ya se dispararon y lo mismo va a suceder con la materia prima. Al final de cuentas, así como pasó con la pandemia viral, serán los pobres los más afectados y, lo peor, la carrera armamentista se disparará en deterioro de lograr paliar la pobreza, y ya no habrá cooperación sanitaria mundial si se presentara otra nueva pandemia.
La incertidumbre se vuelve a apoderar de la población mundial.