Arte Continua se complace en presentarles, a partir del sábado 15 de febrero, la exposición colectiva POR SIEMPRE UNA Y OTRA VEZ, que reúne a un grupo de artistas con un rasgo en común: la obra de cada uno gira en torno a una obsesión. Son artistas obstinados en una idea, en una preocupación única, alrededor de la cual podrán derivar muchas otras, pero que será siempre la que determine el camino.
La historia del arte está repleta de artistas obsesionados, durante siglos la práctica habitual fue la insistencia en determinados temas, el ejercicio repetitivo, las ansias perennes de volver sobre lo mismo una y otra vez, ya fuera debido a los cánones de la época o a la necesidad de encontrar soluciones técnicas y formales. Sin embargo, con el arte contemporáneo se ha abierto un universo infinito de reflexión y experimentación y, a su vez, se ha dejado margen a la idea del arte como espectáculo, que exige ser renovado continuamente ante un contexto ávido de nuevas sensaciones y efectismos, por lo que resulta menos frecuente encontrarnos artistas que persisten en una idea única. La muestra en el antiguo cine Águila de Oro propone un diálogo entre las obsesiones de cuatro artistas cubanos y cuatro artistas extranjeros. De los artistas cubanos: Yoan Capote (Pinar del Río, 1977), Raúl Cordero (La Habana, Cuba, 1971), Michel Pérez Pollo (Manzanillo, 1981) y Angel R. Ricardo Ríos (Holguín, 1965). Y por otro lado: Daniel Buren (París, 1938), Arcangelo Sassolino (Vicenza, 1967), Serse (San Paolo di Piave, 1952) y José Antonio Suárez Londoño (Medellín, 1955).
Un artista que ilustra por excelencia esta idea es Daniel Buren. El registro visual a base de líneas de colores que distingue su obra transforma en esta ocasión la fachada de la galería, haciendo que la atención se desplace hacia el propio edificio y particularmente, su entrada.
En el ámbito de la pintura, se presentan las ideas recurrentes de Michel Pérez Pollo y su búsqueda incansable de las formas metafísicas; ya sea una de sus figuras derivadas de moldes de plastilina, una fruta o el cierre de un frasco de perfume, ellas generan la misma sensación de extrañamiento ante la atmósfera atemporal en que se envuelven. Por su parte, Raúl Cordero insiste con el resultado visual de la imagen poniendo a prueba la capacidad de atención en el arte y la vida en general. La obra It is just a matter of priorities, otra de sus pinturas borrosas de gran formato, nos sitúa ante una habitación enrarecida por su ambiente en rojo y el texto que se le superpone con pigmentos metálicos. En contraste con esta pintura de carácter racional, la obra de Ángel R. Ricardo Ríos estalla dominada por el gesto, en su deseo constante por representar la naturaleza como escenario máximo de sensualidad y erotismo. Por otro lado, para Yoan Capote, la condición insular cubana y las connotaciones que implica, ha sido el motivo de sus conocidas pinturas con anzuelos. Su extensa serie de Islas, nos presenta en la distancia un paisaje de mar que se torna trágico y punzante al acercarnos y descubrir una superficie tangible compuesta por miles de anzuelos, que remiten al drama migratorio y las pérdidas y separaciones que ha provocado por generaciones.
Por su parte, Serse se ha enfocado en su carrera fundamentalmente en un solo medio: el dibujo. Ha producido a lo largo de los años extraordinarias series que exploran la experiencia sublime del paisaje. En este caso, nos remite a través de sus remolinos de agua, a una escala específica de representación, a la idea del fluido constante.
Mientras, José Antonio Suárez Londoño ha creado una especie de diario que describe minuciosamente su contexto y sus preocupaciones. Es difícil determinar si cada uno de estos dibujos y grabados es una obra independiente o más bien forman parte de un cuerpo de trabajo general en proceso constante de creación. Su atención se enfoca en registrar, de forma casi obsesiva, cierto inventario del mundo que transita por una diversidad de imágenes que plasma en formatos pequeños como si fueran apuntes diarios.
Con sus esculturas e instalaciones, Arcangelo Sassolino intenta explorar comportamientos mecánicos, materiales y propiedades físicas de la fuerza, que le sirven a su vez para reflexionar sobre las propiedades del mundo natural. De ahí la tensión que se genera al contemplar la altura de estas planchas de cristal que se sujetan por una pequeña prensa.
Se integran a la muestra tres artistas que se exhiben como “proyectos de larga duración” en el espacio de la galería, y cuyas obras guardan estrecha relación con el tema de esta exhibición. De Anish Kapoor (Mumbai, 1954), la pieza When I am pregnant se presenta en el área central del escenario y pone a prueba el acto de la contemplación; mientras en la sala de proyección se exhibe Wounds Absent Objects, único video realizado por el artista. De Kader Attia (Francia, 1970), permanecen las huellas de su intervención en el piso del propio escenario, como acto de “reparación”, en su deseo recurrente por explorar las amplias repercusiones de la hegemonía cultural y del colonialismo en diversos contextos. Por último, de Jorge Macchi (Buenos Aires, 1963), se exhibe la obra Before and After, una pared de ladrillos suspendidos que redirecciona la entrada habitual de la galería y que nos presenta una de las inquietudes fundamentales del artista: su interés por cuestionar de un modo simbólico y poético las nociones acerca del espacio.
Desde indagaciones diversas, cada uno de estos artistas constituye un mundo en sí mismo. Para ellos, las preocupaciones en el arte no están resueltas y una respuesta solo conduce a nuevas preguntas. Por eso, es necesario retornar a ellas por siempre una y otra vez.