El turista que visite Nueva York en el próximo año no podrá conocer el interior de uno de sus principales reclamos turísticos, la famosísima Estatua de la Libertad. El objetivo es hacer más bella, pero sobre todo más segura, la emblemática estatua neoyorquina que simbolizó el desembarco en una nueva vida para millones de inmigrantes durante el siglo XX. El célebre monumento, situado en la isla de la Libertad, al sur de Manhattan y junto a la desembocadura del río Hudson, cerrará, durante el periodo de un año. El objetivo es hacer más bella, pero, sobre todo, más segura, la famosa figura cuya estructura interna fue diseñada por el arquitecto francés Gustave Eiffel.

La estatua ya había sido clausurada antes, durante tres años, cuando por otras reformas que se llevaron a cabo . Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 el gobierno estadounidense decidió cerrar el acceso a esta, uno de los monumentos nacionales más visitados de ese país, considerando que en caso de emergencia los socorristas no podrían intervenir de forma adecuada. Después de tres años de trabajos se reabrieron al público la base y la terraza y ell 4 de julio de 2009 fue la vez de la corona. Pero el principal símbolo estatunidense requiere ahora una inversión de 27,25 millones de dólares para las nuevas mejoras de seguridad y después de que el anterior desembolso para reformar las vías de evacuación ascendiese a 6,7 millones de dólares.Las fuentes oficiales aseguran que el acceso al público será reabierto para el 126 aniversario de su inauguración, que fue el 28 de octubre de 1886.

La Estatua de la Libertad, en efecto, fue un regalo de Francia a Estados Unidos en ocasión del centenario de la Independencia Norteamericana y en conmemoración a la alianza hecha por las dos naciones durante la Revolución Norteamericana. La idea de que la República Francesa hiciera un regalo a los ciudadanos estadounidenses se le ocurrió al escultor Frédéric Auguste Bartholdi, en 1865, durante un viaje a Nueva York. En aquella ocasión Bartholdi descubrió el perfecto emplazamiento para la estatua: la isla de Bedloe, en la parte alta de la bahía de Nueva York, un lugar visible para todos los barcos que acudieran al puerto. La figura está hecha de un armazón de cobre de 2.4 milímetros de espesor, y su soporte es una plancha de hierro diseñada por Alexandre-Gustave Eiffel, creador de la Torre Eiffel de París. La Estatua de la Libertad, que tiene una altura de 46,05 metros desde su base hasta el pico de la antorcha -aunque todo el monumento mide casi 93 metros, recibe cada año entre cuatro y cinco millones de visitantes. Entre la fecha de su montaje y 1902 funcionó como faro y desde junio de 1933 se encarga de su administración el Servicio de Parques Nacionales de los EEUU.

Se asegura a los visitantes que tanto la isla, así como el Museo de la Inmigración que funciona en la vecina Ellis Island, seguirán recibiendo a los viajeros, que podrán ver de cerca el icono del "sueño americano", aunque sin poder recorrerlo desde el interior.