Las modificaciones realizadas por el hombre en el espacio natural son muy diversas y en ocasiones generan iconos visuales dentro del paisaje, hasta que nos hacen preguntarnos los motivos por los cuales sentimos atracción o rechazo hacia éstas.
Desde las estructuras que rigen únicamente las líneas de una arquitectura generalista hasta las que configuran estructuras habitables hechas por y para el hombre. De este modo, la conversación que surge al aplicar el urbanismo al paisaje natural es lo que le interesa a Antonio Franco (1961, Cali, Bogotá), que utiliza como inspiración de sus dibujos, la investigación realizada acerca de la creación de presas de agua en medio de paisajes naturales, las cuales tuvieron un periodo de máximo apogeo, y a día de hoy muchas de ellas carecen de actividad. Estas estructuras urbanas dentro del paisaje sucumben a lo arquitectónico, teniendo en cuenta la modificación visual que generan en éste. En ocasiones estaríamos frente a la idea de “pre-ruina” de Smithson. Esa construcción urbanística y a la vez arquitectónica es por la que se siente atraída Amba Sayal-Bennett (1991, Londres, Reino Unido), ya que en su trabajo mezcla lo visual con la experiencia y el lenguaje, componiendo nuevas estructuras a partir de la toma de fragmentos de elementos de nuestra cotidianeidad. Estudia su origen y los convierte en nuevas estructuras que son a la vez simbólicos y lingüísticos.
Stefania Zocco (1980, Módica, Italia) interviene en el espacio utilizando el dibujo técnico y su sugestión hacia las estructuras lineales para la creación de módulos generados a partir de la incisión de los rayos del sol en la arquitectura interna de la galería que transforman un lugar puntual dentro de un espacio. A través del efecto de los rayos, estas obras poseen diferentes puntos de interés al de la permanencia en el espacio y es que lo dibujado, unido con los rayos reales, varían dependiendo del horario específico en el que son observadas.
Esas nuevas arquitecturas son también las creadas en la serie Maracaibo Monumentale de Marco Montiel-Soto (1976, Maracaibo, Venezuela), donde a raíz de la investigación de imágenes, interviene sobre paisajes típicos del entorno natural de Maracaibo y los contrapone con transparencias de la Roma Imperial en una tridimensionalidad, con las que concibe nuevas arquitecturas, que generan un insólito paisaje. Montiel-Soto nos introduce con estas imágenes ciertamente oníricas del entorno a una representación de la historia diferente, donde surgen preguntas como: ¿Cuál sería la situación si estas civilizaciones hubieran llegado a América? O ¿Qué tipo de similitudes hay entre la caída del Imperio Romano y el derrumbe de lo que es a día de hoy un país como Venezuela?
Lo natural del paisaje está también presente en la obra de Cristina Mejías (1986, Jerez de la Frontera, España), que junto con un arqueólogo se adentra en el mundo de la excavación. The Host and The Ghost es el resultado de la minuciosa exploración de lo oculto, donde se genera el desconcierto entre el deseo de conocer lo que tenemos bajo nuestros pies y el miedo a lo desconocido. Se vuelve de nuevo a la figura del hombre y de su interacción social, ese miedo existente en los estratos del paisaje se produce simultáneamente hacia el recelo de lo oculto en los otros.