¿En función de qué otorgamos valor a ciertos materiales? ¿Qué permanencia tiene la valía y cuál es su relación con la historia? Fritzia Irízar investiga sobre lo efímero del valor de materiales, como el oro, los diamantes y las perlas, desde su correlato con los procesos de trabajo, explotación y consumo.
Mazatlanica propone ser un espacio —un lugar, una especie, una identidad— donde el material precioso sirve de hilo conductor para reunir una serie de obras en las que de forma crítica, se aborda lo preciado. Con su trabajo, Irízar vuelve evidente la resistencia física y conceptual del material al diluirlo, desgastarlo, deshacerlo, disolverlo o injertarlo y da forma así a nuevas corporalidades.
El oro es uno de los minerales recurrentes en la obra de Irízar por su cualidad estable y duradera: en Sin título (Sobre el desgaste), este material le permite cosificar la huella del trabajo a partir de moldear diferentes herramientas; para Sin título (La desaparición del símbolo) deshace el hilo dorado del gorro frigio, símbolo histórico de la libertad; en Sin título (Makech), el oro queda incrustado en el caparazón de un escarabajo yucateco. Por otra parte, es a partir del trabajo con perlas que realiza una crítica de lo vivo, por ejemplo, para Sin título (Desde Cleopatra) recupera una fábula histórica; Sin título (injerto madre perla) parte de las transmutaciones materiales, resultado de años de trabajo de extracción y, de la equiparación de procesos de explotación con los injertos de madreperla en ostras y en personas para Sin título (injerto humano).
Más allá de la preciosidad del “material”, la noción de joya se despliega en la exposición en diferentes analogías y paralelismos. Por un lado, aborda el binomio “animal-joya”, como el makech, donde se produce la simbiosis entre lo material y lo animal en una asociación de poder asimétrica. Por el otro, la joya también es creada por el animal mismo, como muestran proyectos vinculados al fenómeno de la perla. Finalmente, la joya se inserta dentro del animal “naturalmente”, Irízar lo injerta en un ser humano, como se ve en el proyecto Sin título (injerto humano), donde revierte el ciclo biológico de origen de la perla y la introduce en el cuerpo de una persona para restituir la expulsión de la perla de la ostra.
Irízar investiga la fragilidad, la contingencia, la transmutación de la materia y la relación con el valor que surge de la tensión entre lo histórico, lo animal y lo social.