El 8 de marzo es un día para reivindicar los derechos de las mujeres, denunciar las injusticias sufridas y celebrar los logros conseguidos.
El 8 de marzo es un día para reflexionar sobre la violencia de género, esta vez con un enfoque en lo positivo repasando algunos los avances conseguidos en materia de violencia de género desde el año 2000.
Especialmente en los últimos cinco años se ha incrementado la percepción social del maltrato como un problema real y es esta percepción de la realidad social la que permite que muchas más mujeres se atrevan a salir de la situación en la que se encuentran, a pedir ayuda y a decir basta porque perciben (a diferencia de hace 20 años) que sufren una situación que no es ni normal, ni justificada y que no debería ocurrir.
La concienciación social, el motor del cambio
Gracias a las campañas de concienciación social, a las medidas de ayuda a las víctimas y sobre todo a los movimientos como #MeToo o #Niunamás, la percepción social de la violencia de género está cambiando. No se trata de un cambio inmediato, sino de un cambio lento y costoso en la idiosincrasia social liderado por el principal colectivo afectado.
Datos recogidos por la agencia Epdata muestran que las denuncias por maltratos han incrementado exponencialmente desde el año 2015. No solo las denuncias por parte de las víctimas, sino también por parte de terceros.
Así, en el cuarto trimestre de 2014 hubo un total de 30.411 denuncias, mientras que en el segundo trimestre de 2018 esta cifra aumentó hasta las 42.077 denuncias (un 38% más que en 2014).
En cuanto a las denuncias por parte de terceros, en el cuarto trimestre de 2014 hubo un total de 506 denuncias, cifra que aumentó hasta las 2.186 denuncias en el segundo trimestre de 2018.
Estas cifras ofrecen una doble lectura. Por un lado puede parecer que, de repente en cuatro años, la violencia de género se ha disparado, por otro lado, estos datos sugieren que las mujeres tienen más medios y ayuda para denunciar esta situación y también que la sociedad ya no es indiferente (como lo muestra el hecho de que en 2018 hubiera tres veces más denuncias por parte de terceros que cuatro años antes).
Estas cifras son alarmantemente altas pero el hecho de que la gente esté denunciando y condenando estos comportamientos es un signo positivo, significa que la sociedad está cambiando hacia mejor, hacia una sociedad que no tolera la violencia contra parte de su colectivo (en este caso las mujeres) frente a una sociedad que la normalizaba.
Y es esta fuerza social la que provoca cambios en la legislación, la que hace que el Estado cree medidas de protección y ayudas a las víctimas y campañas en los medios y la que hace que las mujeres se atrevan a denunciar.
19 años de lucha
Fue en el año 2000 cuando por primera vez la violencia de género apareció como una de las principales preocupaciones sociales en las encuestas mensuales realizadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). A partir de aquí y en el año 2003 el Estado comenzó a registrar los casos de violencia de género.
Desde entonces y en 19 años ha habido numerosos avances en esta lucha: la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la violencia de Género de 2004, el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (Sistema VioGén) que se puso en funcionamiento en Julio de 2007 y entre cuyas funciones destaca la prevención del maltrato y la protección de las víctimas; y quizás los más potentes hayan sido los diferentes movimientos sociales ocurridos durante los últimos años, y que han conseguido gran tracción social en parte gracias a las redes sociales.
Sigamos viendo números… En 2018 se registró la cifra de víctimas mortales más baja desde el 2003 (año en el que se empezaron a registrar estos sucesos), según datos del Ministerio del Interior. En total 47 mujeres fueron asesinadas a mano de sus parejas o exparejas, una cifra alarmantemente alta y aun así una cifra en descenso.
El menor número de víctimas mortales unido al incremento de denuncias, tanto por parte de las víctimas como de terceros, muestra que se está produciendo un cambio en el paradigma social español.
La sociedad actual es más consciente de este problema y sus implicaciones, sin embargo, aún queda mucho por hacer ya que, a finales del 2018, solo el 7% de los españoles consideraba la violencia de género entre los principales problemas del país según datos del Ministerio del Interior.
Un mal globalizado
La violencia contra la mujer es un problema generalizado que no solo se padece en España sino en el mundo entero.
Numerosos artículos, estadísticas y las noticias diarias prueban que cuanto más pobre es el país, mayor son las cifras de violencia contra la mujer, delitos sexuales y analfabetización infantil (que tiende a afectar en mayor medida a las niñas que a los niños). Sin embargo, no se trata de un problema exclusivo del tercer mundo.
En Alemania 147 mujeres murieron a manos de sus parejas/exparejas en 2017, una cifra muy superior a la española. Como informaba en su día El Confidencial, se trata de casi 3 asesinatos a la semana.
Además, según datos recogidos por Statista, los países europeos con una mayor tasa de víctimas de violencia de género en 2016 fueron Malta, Islandia y Croacia (ver la tabla más abajo). En este baremo, España es el quinto país europeo con menores cifras de asesinatos machistas.
Estos datos muestran que la violencia de género es un problema real y presente que afecta no solo a países pobres o sociedades rurales, sino que nos afecta de manera global.
Ellos también lo sufren
No sería justo terminar este artículo sin mencionar la otra cara de la moneda. Tradicionalmente entendemos la violencia de género como violencia del hombre hacia la mujer y es que hay numerosas estadísticas y datos que refuerzan esta concepción.
Hay una gran desproporción de mujeres frente a hombres que la sufren pero no debemos olvidar que también hay casos en los que los hombres sufren violencia por parte de sus parejas y esto también es violencia de género.
Es difícil encontrar datos y estadísticas sobre violencia de género ejercida contra los hombres, bien sea porque estos no denuncian o no lo comparten con su entorno; bien porque a menudo se registra como violencia doméstica y no de género.
Lo cierto es que estas cifras son mucho menores que las que afectan a las mujeres. Según datos sobre las sentencias por homicidios recogidos por el Consejo General del Poder Judicial (en 2016), el 79% de condenas eran de mujeres asesinadas por hombres, frente al 21% de hombres asesinados por mujeres. Podéis encontrar más información sobre este tema en un artículo publicado por eldiario.es sobre los datos de violencia de género y doméstica.
La solución es aquí y ahora
La lucha contra la violencia de género es constante y debe llevarse a cabo en todos los ámbitos sociales. Desde la escuela, el trabajo y el núcleo familiar, para poder luchar contra este problema es esencial que seamos conscientes de su existencia y que corrijamos y/o denunciemos los comportamientos que detectemos.
Cada pequeño gesto y cada voz en alto en contra de la violencia de género se suman a la lucha, una lucha lenta y costosa pero en la que estamos avanzando; en ocasiones por delante de otros países europeos. Por eso, en el Día Internacional de la Mujer hay que celebrar el valor y la fuerza de las mujeres españolas en la lucha contra la violencia de género.