garcía | galería presenta la primera exposición individual de Eva Fàbregas en Madrid. Su obra investiga el ámbito de lo somático y la experiencia sensorial, preguntándose cómo nuestros cuerpos, deseos y afectos se reconfiguran a través de las políticas del diseño industrial. En su trabajo, la tensión entre formas orgánicas y materiales sintéticos es el resultado de una estilización constante. Esa tensión le sirve para explorar la plasticidad del cuerpo en el marco de la sociedad de consumo.
El título de la exposición hace referencia al término que los biólogos emplean para definir aquellos grupos de organismos con características comunes pero que no comparten un antepasado común reciente. Esto es, los mamíferos y las aves son vertebrados de sangre caliente pero en ambos casos este carácter se desarrolló de forma independiente durante la evolución de cada uno de ellos. Pero polifilia en castellano es, además, en su significado etimológico, el amor a varios o a muchos; lo que recientemente se ha venido a llamar poliamor.
Este caso de homonimia le sirve a Fàbregas para abordar los temas principales de su trabajo mas reciente. La exposición presenta una nueva serie de dibujos sobre polipiel basados en un estudio morfológico de todo tipo de herramientas, prótesis y objetos ergonómicos que usamos directamente sobre el cuerpo humano. Algunos tienen una función terapéutica y un diseño ergonómico. Algunos existen para corregir funciones y otros para corregir nuestra postura o incluso para proporcionar placer pero siempre están marcados por su relación recíproca e interdependiente con lo corporal. Estos dibujos tienen una ambición taxonómica: son una clasificación de formas, de aquello en lo que la impronta de lo natural se pone en evidencia tanto como su origen artificial.
Esa voluntad catalogadora lleva a la artista a estudiar las distintas formas de estos objetos como si fuera una gramática, en la que las variaciones entre una y otra van construyendo un lenguaje morfológico. Y es aquí cuando la polifilia se pone de manifiesto: cuando descubrimos que independientemente de su función original, el resultado final comparte una serie de caracteres formales comunes.
También la nueva escultura que presentamos comparte una correspondencia formal con esos objetos aunque en este caso lo sensorial y lo táctil se manifiesten por encima de todo de una manera exagerada, monstruosa o incluso cómica. Al aumentar la escala nos alejamos definitivamente del detalle del cuerpo humano para superarlo y llenar el espacio expositivo hasta relacionarse con el espectador de una manera completamente opuesta a la del objeto original.
Eva Fàbregas (Barcelona, 1988) estudió en Barcelona y Londres. Durante años fue parte del Coro Vivaldi con el que ha grabado una larga discografía. Ha expuesto su trabajo en la Fundació Miró y La Capella de Barcelona, Kunstraum de Londres o La Casa Encendida en Madrid.