Travesía Cuatro se complace en presentar una muestra de obras recientes de la artista cántabra Vicky Uslé, un cuerpo mayoritario de pinturas sobre papel de gran formato, colgadas sobre paredes que han sido pintadas de colores cuidadosamente elegidos, como un rojo intenso que, acompañado por otros, actúan de forma semejante al color en transformación de las hojas de un árbol encendido por el otoño.
Esta exposición de pinturas, incluye también un video de breve duración, en el que contemplamos una y otra vez la inmensa y monumental danza-abrazo entre el viento y un árbol con sus hojas superiores en coloración otoñal roja en movimiento, lo que produce el aspecto de grandes llamas oscilantes. El sonido nos recuerda y acerca al crepitar de una gran hoguera.
La artista ha realizado este video, así como las pinturas de gran formato, en su estudio de Saro (Cantabria), en una impresionante ubicación rodeada de arboles de gran tamaño y distinta procedencia, un verdadero jardín botánico que incluye el rojo arce temático, dando forma y contenido al conjunto global de obras de esta (magnifica) exposición.
En las pinturas, superficies delicadísimas e intensas donde lentamente el color toma una gran relevancia. Presencia y cuerpo de colores y gesto fundiendo formas, disolviéndolas para reencontrarse con ellas con contundencia, a través de sugerentes y rotundos tramados, en atmosferas de polvo y pigmentos. Formas que crecen, sugerentes y complejas, flotan, derivan o se reafirman, desenvolviéndose en grandes espacios abiertos como gérmenes y sugerencias que devienen en formas mas profundas y rotundas, a menudo vinculadas a reminiscencias de naturaleza. El conjunto, a mi entender, es un crepúsculo apoteósico de colores vibrantes.
La artista contradice la tópica tradición en el uso y tratamiento del pastel, tan familiar al pequeño formato, y se revela en su uso para mostrarnos un tan fabuloso como sorprendente paisaje interior, descomunal vidrio de artista, que como un diamante, ojo y planeta inexplorado, nos invita a liberar nuestra mirada en un ejercicio tan libre y dinámico como reflexivo.
Estas ultimas obras, de tamaño mayor a sus trabajos anteriores, suponen la culminación a un proceso de lenta maceración y refinamiento. Están hechas a partir de un uso depurado de elementos, como si observáramos con lupa detalles de obras anteriores, acercándonos a su centro, y constituyen una jubilosa celebración del lenguaje de la pintura, una invitación en toda regla a vivir una aventura sin prejuicios, continuando su indagación sobre las posibilidades de la pintura, pero sin rechazar de plano la tradición del formalismo.
Sus nuevas imágenes son también mas lentas, incluso mas silenciosas y de gran concentración. Sugieren tal vez que prestemos atención a los cambios mas sutiles, tanto en nuestro interior como en aquello que nos rodea. Sirva de ejemplo una obra titulada A.B.1 donde la imagen se abre como una gran cresta roja que se repliega, sugiriendo quizás la cabeza y el pico de un ave, ó deviene en una gran ola de fuego. Y decimos todo esto no para delimitar, si no para demostrar que sus formas ambiguas y rotundas nos invitan a una contemplación lenta y atenta, repleta de sugerentes lecturas.
Vicky tiene doble nacionalidad, española y estadounidense, vive y trabaja parte del año entre Saro y Nueva York.
En Canadá, en cuya bandera aparece la silueta de una hoja de arce, y gobernado ahora por un gobierno progresista muy diferente al ultraconservador que rige los Estados Unidos, existen inmensos bosques de arboles de la especie Freemanii Autumn Blaze cuya progresiva coloración en otoño genera impresionantes espectáculos visuales. La sugerencia, implícita en esta exposición, no solo nos invita a disfrutar de un espectáculo vibrante de colores y formas en transformación sino también a mantener viva la llama de la esperanza.