Aunque había fotografiado activamente desde su adolescencia en la década de los cuarenta del siglo XX, el fallecido fotógrafo sudafricano David Goldblatt no se dedicó por completo a la fotografía hasta los sesenta, cuando vendió el negocio familiar de ropa que había heredado de su recientemente finado padre. Tras comprometerse con el medio, pronto se embarcó en un ambicioso proyecto: el estudio fotográfico de las minas de Sudáfrica, que por entonces habían caído en un declive irreversible. No obstante, pese a su decadencia, todavía eran emblema e incluso encarnación de la asombrosa riqueza y la proporcional desigualdad sistémica sobre la que se fundaban el país sudafricano y su sociedad. Con el tiempo, estas fotografías aparecerían publicadas en 1973 bajo el título de On the Mines [En las minas], el primer libro fotográfico de David Goldblatt. La exposición David Glodblatt . In Memoriam (1930-2018), actualmente en la Galería Elba Benítez, se compone de una acertada selección de esas imágenes.
On the Mines documenta las estructuras, los sistemas de trabajo y las condiciones de vida de las minas de oro (y, en ocasiones, de platino) de Sudáfrica. La forma en que Goldblatt se acerca globalmente a la empresa minera podría llamarse “vertical”, pues evalúa el sistema como un todo de arriba a abajo, con escenarios fotográficos que van desde la lujosas y soleada sede central, situada en los altivos rascacielos de Johannesburgo, hasta el ensordecedor infierno de los profundos pozos subterráneos. Las fotografías en sí mismas son técnicamente exquisitas: a veces, alcanzan una belleza deslumbrante en su representación estática y sustantiva de personas, lugares y objetos; en otras ocasiones, capturan los terribles y deslumbrantes momentos, casi imposibles de fotografiar, de los extremadamente peligrosos procesos mineros realizados con explosivos (¿se han fotografiado en algún otro lugar?). En última instancia, mediante la combinación de una controlada técnica fotográfica, una visión personal incisiva y un instruido compromiso político, On the Mines es la expresión de la poderosa protesta contra las injusticias sobre las que una vez descansó el rapaz y racista sistema del apartheid, una protesta que sigue resonando, universalmente, hoy en día.
Y sin embargo, On the Mines es también un digno y conmovedor retrato de las personas que vivieron y trabajaron “en las minas”: mineros, comerciantes, administradores o ejecutivos. De hecho, On the Mines, como toda la obra de Goldblatt, opera simultáneamente en múltiples niveles como la documentación, la protesta, la historia cultural, o el retrato. Es este sentido de humanidad compartida pero vivida individualmente, lo que más poderosamente transmiten estas imágenes de hombres y cosas realizadas por hombres. En relación a esto, el mismo Golblatt relata un incidente muy significativo que tuvo lugar durante la realización del proyecto: La “oficina central” me había dado permiso para tomar fotografías en el albergue. Sin consultarme, el director del albergue dio instrucciones de que los hombres se presentaban ante mi con sus respectivos atuendos tribales. Yo no tenía ningún deseo de hacer un “estudio” etnográfico y estaba dispuesto a marcharme. Pero entonces, vi a los hombres y su seriedad y dignidad con que se habían tomado la sesión. Y entonces fotografíé varios grupos.
Los retratos que resultaron de este encuentro (algunos de los cuales están presentes en la exposición de la Galería Elba Benítez) son extraordinarios: vívidos, complejos y con múltiples capas, dotados de un grado de inmediatez que afecta profundamente. Pero, más allá del considerable logro formal de los retratos resultantes, la anécdota que acompaña a Goldblatt revela un componente esencial de su ética en sentido amplio. Inicialmente, el artista retrocedió ante la idea de realizar “estudios etnográficos”: tal uso de la cámara era contrario a sus profundamente arraigadas, y por definición a priori, convicciones políticas. Pero cuando se enfrentaba cara a cara, literalmente, con su tema fotográfico, surgió una convicción todavía más profunda, que se activó de manera convincente: la presencia innegable e inalienable de la dignidad humana, una dignidad que, una vez más de manera vertical -de arriba abajo-, trasciende los sistemas y estructuras (también hechos por el hombre) en los que a menudo se ve atrapada tan cruelmente. Fue esta convicción la que prevaleció en ese momento crucial en el que Goldblatt emprende, por iniciativa propia y porque tiene sentido para él, su primer proyecto fotográfico importante. Fue esta la convicción que produjo el histórico On the Mines. Fue esta convicción la que definió a largo plazo su vasta obra. Y es esta convicción la que garantiza su lugar duradero en este mundo, el nuestro.
Texto de George Stolz