Maria Salomea Skłodowska nació en Polonia en noviembre de 1867 y falleció, ya universalmente conocida como Marie Curie, en Francia en 1934. Fue como se verá una mujer extraordinaria en todo sentido y la primera persona en ganar en su tiempo dos premios Nobel. Uno en el año 1903, el de Física, en conjunto con su marido Pierre Curie y con Henri Bequerel. Este último descubrió las misteriosas radiaciones del uranio, mientras que el matrimonio Curie hizo lo propio con dos elementos nuevos, el polonio y el radio, cuando el núcleo de ellos se descomponía.
En el año 1911 ganó sola el premio Nobel de Química, por haber aislado el radio en forma pura. En ese tiempo, no se conocían los efectos negativos de esas sustancias en contacto con las personas ni había protección adecuada, Lamentablemente a ella le aparecieron serias lesiones en la piel de las manos y finalmente una anemia aplástica, que le causó la muerte. Por cierto, su hija Irene siguió sus pasos y en unión de su esposo Federico Juliet, recibieron el premio Nobel de Química, 24 años más tarde; desgraciadamente Irene murió del mismo mal que su madre. provocado por la exposición a la irradiación en sus investigaciones.
El primer problema que tuvo para estudiar y trabajar en París fue la pobreza de su familia de Polonia, ya que no tenía recursos para enviarla a estudiar. A tal fin, ella desde muy joven trabajó para obtener economías y además ganarse una beca para ir a la Universidad de la Sorbona, donde llevó una vida espartana. Por otro lado, había muchos obstáculos para que las mujeres estudiaran profesiones consideradas masculinas como eran la Física y las Matemáticas.
Fue una de las pocas mujeres admitidas para llevar a cabo estudios en la universidad de la Sorbona en París en 1891, y la primera de dos mujeres en el área de Ciencias. Sus estudios llevados con enorme éxito lograron darle grados académicos en Matemáticas, Física y Química, obtenidos a pesar de graves carencias económicas, que la obligaron a vivir durante sus estudios en una humilde buhardilla del Barrio Latino, cerca de la Universidad. Aparte de los grandes conocimientos adquiridos, siempre pretendió demostrar al mundo de su tiempo, que la mujer podía muy bien estudiar, actuar y triunfar en un medio científico dominado por los hombres. Además, aparte de su pobreza, tuvo que vencer otros obstáculos como los problemas emocionales que le deparaba su país, Polonia, donde vivía su familia, país que estaba sumido en una crisis política-económica, por estar ocupada y repartida entre Alemania, Rusia y Austria.
En todo caso ella logró vencer esos obstáculos probando que tenía una mentalidad superior y un tremendo carácter y espíritu de lucha. Uno de los matrimonios más fructíferos para la ciencia fue el suyo con el Dr. Curie, quien fue profesor de ella en Física y Química en la universidad y que, al conocerla como estudiante, se maravilló de su talento y su belleza. Le propuso matrimonio por meses, pero ella se negaba, por temor a que si se casaba se quedaría para siempre vivir en Francia y quería regresar a su amada Polonia para ayudarla. Sin embargo, en 1895 aceptó y se casaron. Ella llevó ese día un traje azul marino que le habían obsequiado pues solo poseía el vestido que llevaba todos los días. Su esposo no poseía dinero, pues estaba dedicado a la enseñanza y la investigación muy mal pagado en la Universidad. Por esa razón después de la boda no hubo banquete, ni anillo de bodas, ni traje de novia. Por otro lado, no hubo ni siquiera ceremonia religiosa, ya que él era librepensador y María desde hacía varios años había dejado de practicar su religión. Ambos partieron de luna de miel hacia la costa francesa montados cada uno en una bicicleta.
Debido al bajo salario de su marido no podían tener criada para los oficios domésticos, por lo que ella tenía que atender todo el trabajo de la casa y pasar, además, diez horas diarias investigando sin salario con su marido en un laboratorio. Para lograr otros ingresos ella se presentó a un concurso de oposición para profesora de segunda enseñanza, ganando la plaza y logrando así algunos ingresos extra. Por ese tiempo resultó embarazada dando a luz una niña a la que llamó Irene. A los treinta años, volvió a concursar logrando una licenciatura en investigación y sacando luego el doctorado en Física, demostrando con sus investigaciones y el apoyo de su marido, que existía una sustancia mucho mas radioactiva que el torio y el uranio, un elemento químico nuevo y desconocido el cual lo calificaron como radio, logrando aislarlo en su laboratorio, un miserable cobertizo con suelo de tierra, lugar en donde trabajaron cuatro años.
Teniendo en cuenta que el matrimonio Curie vivía muy modestamente, la pregunta obligada es: ¿no se habían enriquecido al cobrar la patente del radio? La realidad es que, en un gesto increíble considerando su pobreza y necesidades, ella y su marido decidieron que si bien podían enriquecerse patentando su descubrimiento, en un ejemplo único de desinterés monetario y de amor por la humanidad, publicaron íntegramente su descubrimiento para que otros científicos pudieran copiar sus experimentos y no lo patentaron. Por cierto, lo mismo hicieron su hija y su esposo.
Ese desprendimiento nos permite comprender por qué Albert Einstein, que era un fiel amigo de ella, dijo: «De todas las personas célebres que he conocido, ella es la única que la fama no ha corrompido».
Desgraciadamente, su esposo Pierre, un día caminando por una acera, al bajarse para cruzar una calle, se cayó y fue atropellado por un carruaje y falleció. María que lo amaba, creyó enloquecer, parecía un autómata y duró muchas semanas para recuperarse. El Gobierno francés, al ver su precaria situación económica, le ofreció una pensión. Pero ella la rechazó, diciendo: todavía soy joven para trabajar y mantener a mis hijos. Para ello ocupó el cargo de profesor de su marido en la Universidad de la Sorbona, algo que causó sensación pues era la primera mujer que ocupaba una cátedra ahí.
En el año de 1914 se inició la Primera Guerra Mundial y durante los 4 años que duró la guerra, ella iba de hospital en hospital con su equipo móvil de rayos X, ayudando a los médicos para tratar a los soldados traumatizados. Ella publicó al finalizar la guerra un libro titulado La radiología y la guerra. Por cierto, el Gobierno de Francia jamás le hizo un reconocimiento por sus extraordinarios servicios durante dicha guerra.
Una prueba del machismo existente en Francia y en realidad en toda Europa, en esa época, se muestra al saber que pese a sus dos premios Nobel, y a que insistentemente la propusieron para la Academia Francesa de Ciencias, esta nunca la nombró. Debido a ello, la Academia Francesa de Medicina la nombró como su único miembro de honor del sexo femenino. Y el Gobierno francés le asignó una pensión debido a su mala situación económica. Uno puede decir que ella desafió y venció al destino, al lograr vencer una serie increíble de obstáculos para graduarse y triunfar, que hubieran desilusionado y hecho renunciar a cualquiera. Todo ello logrado felizmente por su dedicación al estudio y trabajo, a su inteligencia y excelente memoria, y al hecho de hablaba alemán, ruso, francés, inglés y polaco, todo eso le ayudó a soportar miles de sacrificios. Ella fue entonces, al mismo tiempo, estudiante, madre, amante esposa, investigadora, profesora universitaria, directora del laboratorio de física y personalidad mundial; y a pesar de sus ocupaciones, sacrificó todo como vimos, al ayudar en la guerra al ejército francés y a sus servicios médicos con unidades móviles de rayos X, que diseñó para atender a los heridos.
Se le criticó mucho por enamorarse de su ayudante, Paul Langevin, un físico muy brillante, quien no se llevaba bien con su esposa, pero no se divorciaba por los niños. Esto ella nunca lo negó y tenían un apartamento en París donde se veían. Langevin había prometido divorciarse de su esposa y casarse, pero no lo hizo. Al final, ella se separó de él por esa causa. En Francia y Europa por ese tiempo, la burguesía y la clase alta le permitían tener un amor extramarital al hombre, pero no a la mujer, aunque fuera viuda. Por supuesto, las críticas eran feroces contra ella.
Resulta triste saber que Madame Curie, que falleció en el año de 1934, fue una de las primeras víctimas a largo plazo provocadas por la radiación, que ella y su marido descubrieron.
La grandeza de María Curie asombra, sus trabajos y descubrimientos fueron pioneros en el área de la física, la química, la medicina e incluso en el uso de la energía nuclear pacífica. Todo lo anterior le dan un lugar entre los más grandes genios de la humanidad, ya que para lograrlo sacrificó hasta su vida, aunque con ello alcanzó la inmortalidad.