La galería Xippas se complace en presentar ‘Crónicas del Sur’. Como sugiere el título, la exposición presenta un grupo de obras que componen un relato sobre el sur a través del trabajo de artistas que provienen del sur del continente Americano; en específico Argentina, Brasil y Uruguay. La exposición busca a través de su selección de obras, celebrar, en su diversidad, los encuentros y las coincidencias de los artistas en el quehacer de la producción artística. Establece vínculos con tradiciones modernas latinoamericanas a partir de una comprensión común que afilia las tendencias derivadas de paradigmas estéticos comunes, como lo pueden ser las producciones ligadas al arte abstracto, geométrico y concreto. No pretende presentar un relato abarcativo, ni totalitario sino por el contrario hacer de la exposición un foro para pensar la producción y algunas maneras de hacer y pensar el arte en esta parte del mundo.
Esta parte del continente que al decir de Joaquín Torres García refiriéndose a Montevideo; de luz blanca, viento y humedad,está en el foco de la selección mediante obras que proponen, más allá de su voluntad específica, revisar a su vez las tradiciones artísticas que los preceden. Estas ideas y memorias contienen e inspiran la exposición. El modernismo y en especial el arte abstracto, propusieron en América Latina un legado que se hace visible en el trabajo de artistas contemporáneos como los que participan en Crónicas del Sur. Ideas que son revisitadas, deconstruidas y expandidas por un grupo de artistas, que sin proponérselo funcionan como herederos no oficiales de estas tradiciones. Sus trabajos proponen un diálogo con la historia y un viaje por aquellas formas que sobreviven y retornan.
La exposición presenta un grupo diverso de obras que comulgan en rincones comunes, piezas recientes se combinan con obras especialmente producidas para la exposición como lo son Drawing Machine (Pentium, 2018) de Marco Maggi, Croma XIII, 2018 (J. P. Costigliolo, Formas en amarillo, rojo, negro y azul) de Pablo Uribe y una nueva pieza de Dani Umpi. Más que un diálogo con la historia las piezas configuran una unidad que busca equilibrar cuidadosamente un relato para adaptarlo a su propósito original; componer sentido y establecer relaciones que versen sobre esta parte del mundo. Escultura, pintura, dibujo, objetos y vídeo conforman un cuerpo expositivo que intentará dar claves sobre el sur, obras de arte como crónicas.
Estrategias conceptuales entran en diálogo con formalizaciones abstractas o concretas. Formas de pensamiento que producen arte que al decir de Gérard Wajcman acerca del arte conceptual de Marcel Duchamp; en su extremo no es más que un dispositivo, un instrumento óptico con el que volver a mirar el arte, una máquina de producir preguntas y respuestas visibles. Sus objetos introducen el vacío para volver visible lo que no se puede ver. Lo que importa aquí es la tarea de las obras en hacer ver, en dar una imagen del mundo y transformar la mirada.
Existe un potencial expresivo en estas producciones, las que emprenden vínculos formales con el arte concreto y geométrico; una valorización de la forma, el color, el plano, el ritmo y lapoética. Todo un arsenal de recursos que permiten el establecimiento de estrategias discursivas y expresivas o sus suspensiones.
El poeta Ferreira Gullar, escritor del manifiesto “neo-concreto” en 1959 describió que el arte debería encontrar algo que equivale a más que la suma de sus elementos constituyentes; algo que el análisis puede descomponerse en varios elementos pero que solo puede entenderse fenomenológicamente. Obras de arte que no pertenecen a un lenguaje artístico específico pero a la vida y la indeterminable experiencia del ser.
La memoria funciona como una huella material donde el objeto es un vehículo de la comprensión cuyo medio es el lugar, el lugar donde todo esto ha ocurrido, el sur.
Existe una versión del clásico tango rioplatense “Mano a Mano” (Flores, Gardel y Razzano de 1923) de Caetano Veloso a dúo con Jaques Morelenbaum, en violoncello y voz para la gira y disco Circuladô Vivo de 1992. Mano a Mano es un icono del repertorio tanguero y su letra presenta las desventuras del dorado porteño compadrito de los años 20, casi romántico, y burlón sin casi, al decir del poeta Francisco García Jiménez. El instrumentista, arreglador y director de formación
clásica Morelenbaum sintetiza y desdobla con maestría la potencia y el sentimiento del tango a través de su arco y violoncello. Es decir, logra condensar la tradición académica y componer una pieza que Caetano Veloso entona en una lengua que no es suya, con exquisita habilidad. Tropicalismo, jazz, tango, performance y sincretismo elevados a su expresión más sincera. Es esta conciliación entre doctrinas distintas lo que sin ansias victoriosas la exposición busca(rá) presentar.