Al hablar de Torres solemos hablar sobre teorías, y no nos dejamos sorprender, por ejemplo, por lo rápido que un joven de 17 años sin ninguna formación artística adquirió los saberes del oficio tradicional, y lo temprano que decide que en la pintura debe haber algo más que simplemente imitar la realidad.
Pero, ¿qué es la pintura? Pintura es un término engañosamente simple y concreto. Para un niño, es esa materia colorida con que puede expresarse plásticamente; para un albañil, un material de trabajo. Para la academia en cambio, la palabra pintura define no solamente a los cuadros pintados, si no que es una categoría aplicable a cualquier técnica que genere una imagen, independientemente del tipo de soporte.
Torres García sentía la pintura como entidad viva; una tradición de saberes con su propia historia y sus reglas silenciosas que iban más allá de la técnica o de la voluntad de representación mimética. En 1919 Torres escribe que “La pintura no es el representar, ni la manera de representar. Es aquello absoluto por medio de lo cual las cosas toman cuerpo en la representación”. La pintura no es pues el mero producto del oficio, si no que es un ideal, algo que está en el trasfondo del hecho plástico, que lo anima y que le da sentido. Pero no un sentido que pueda ser captado por el intelecto, sino por la intuición.
Comprender, es sentir y ver, Ver, es sentir y comprender, Sentir es ver y comprender.
Para Torres, Pintura es como decir Música; una música visual, de armonías y escalas tonales, de ritmos y de diálogos entre las formas, una música que se comprende sin palabras.
Posteriormente, Torres complejiza el término aún más, distinguiendo entre la pintura de caballete y el Arte Constructivo Universal. Así denomina al arte geométrico, planista y arquetípico, y lo diferencia de la pintura de cuadros, la pintura de caballete de tradición europea. En muchos de sus cuadros constructivos Torres minimizará la presencia de lo pictórico para priorizar el aspecto planista, estructural y arcaico de las obras. La exposición Pintura busca en cambio, dirigir la mirada a lo puramente pictórico de la obra de Torres, al artista que cada tanto se liberaba de la necesidad de ofrecer una visión trascendente del mundo, para simplemente pintar.