Proyectos Monclova se complace en presentar la segunda exposición individual de Martín Soto Climent. Todo comienza en otra parte reúne al rededor de veinte piezas inéditas que serán exhibidas flotando dentro de la galería, dividiendo el espacio y convirtiéndose así en elementos arquitectónicos. La muestra se presenta como un tributo a la poesía y está soportada por un muy personal y honesto manifiesto por parte del artista.
Hoy más que nunca creo que es importante dar lugar a la poesía. Porque solo la poesía va a abrirnos el espacio necesario para salir de aquí, de este enredo existencial que nos inunda de egoísmo, nos priva de la generosidad y nos esta llevando de daño en daño a ninguna parte.
Por eso busco llegar a otra parte, un lugar donde surgen los principios y son reales las verdades. A la parte del todo, donde la existencia comienza.
Mi camino es el arte y dentro de ese espacio me expreso con honestidad y libertad, procurando manifestar un profundo amor a las cosas que me rodean, tratándolas gentilmente y presentándolas cargadas de admiración por el orden natural de la vida, al que quiero preservar sin alteraciones.
Los objetos que manipulo para componer mi obra se presentan como objetos gentilmente alterados. Y debo aceptar que lo son, pero más que una alteración, lo que busco generar con mis sutiles modificaciones es una alteridad que duplique la realidad del objeto. Que nos permita intuir que el objeto esta aquí y en otra parte. Que proviene de otra realidad donde se originan los sentidos que complementan a la nuestra. Lo hago así porque los asuntos que me propongo trabajar en mi obra se centran en cuestionamientos existenciales que me sirven para definir una imagen certera del ser humano, y me refiero al ser humano como ser inmaterial. Atendiendo a los condicionamientos de nuestra naturaleza. En busca de comprender las cualidades de un orden bajo el cual poder resignificar nuestra existencia.
Por ello me aferro a la poesía, pues intuyo que el Ser como entidad es Total, y abarca más de lo que podemos comprender cuando nos movemos dentro de los limites tangibles de la realidad, sofocados por las escasas posibilidades racionales del pensamiento; las que considero muy limitadas y rígidas, imposibilitadas para disolverse en estas cuestiones tan esenciales. Me concentro en las cualidades formales de mi obra y en la substancia simbólica que nutre sus significaciones. Y creo en la emoción, con la intención de dominarla para compartirla con certeza y honestidad.
Por eso mismo me identifico con Juarroz, en quien he descubierto a un silencioso maestro, y a quien dedico el trabajo de esta exhibición. Y le creo cuando dice que “El destino del poeta moderno es volver a unir el pensar, el sentir, el imaginar, el amar, el crear.”2Juarroz entiende el poema como un espacio de pensamiento, el lugar donde el hombre se pregunta por la realidad, por los dioses, por los hombres. Por eso, su poesía puede calificarse de filosófica, porque se plantea las mismas preguntas que esta disciplina, aunque él sepa de antemano que no hallará respuesta.
En arte, lo único demostrable es la emoción suscitada, pero esta no es comprobable, ni objetiva. El arte es tan subjetivo como la vida, cuyo único objetivo es consumirse para regenerarse. En eso estamos herrando como humanidad, pues consumimos por consumir, producimos por producir, y nos hemos olvidado de que estamos aquí para regenerar.
(Martín Soto Climent, Ciudad de México, 2018)