Mientras en el Louvre se reunían visitantes para ver el vacío en la pared de La Gioconda desaparecida, fuera del museo, a imagen de la obra de Da Vinci se hacía rotundamente presente en muchas esferas de la vida pública, reproducida sobre infinidad de soportes: en periódicos y revistas, en los cines, en postales y carteles, e incluso en cajas de bombones.
Una cierta oscuridad toma como punto de partida simbólico ese espacio negro y vacío que deja en la sala expositiva el cuadro robado de La Gioconda para especular sobre conceptos relacionados con la mirada y con nuestros modos de ver –y de no ver– imágenes.
La exposición reúne una selección de obras de arte y de documentos que exploran las ideas de opacidad, ocultación y ausencia, así como conceptos relacionados con las formas de ver, la tecnología de la representación y la condición del espectador. La exposición se interroga sobre la posibilidad de ensayar, desde el ámbito artístico y curatorial, formas de resistencia al régimen ocularcentrista e hipervisual que caracteriza nuestra contemporaneidad.