La práctica de Victor Man se centra en las posibilidades de la pintura forjando una continuidad de su propia historia y explorando maneras para redefinirla en un contexto contemporáneo.
Influenciado tanto por elementos antiguos y contemporáneos, recupera referencias iconográficas del arte occidental, al mismo tiempo que crea una propia. A través de una narrativa no lineal, los límites entre el presente y el pasado, la ficción y la realidad se matizan y diluyen.
El Candelero reúne una serie de retratos de un personaje anónimo sentado, decapitado y sin un género definido, una sutil referencia a la novela Orlando de Virginia Woolf, en la que un poeta cambia de sexo. Por su parte, el título refiere al término medieval utilizado para nombrar a la persona que corta la parte superior de la vela para encenderla. Y como en muchos de los trabajos de Man, apunta a motivos históricos, en este caso en particular al acéfalo griego.