Con la inauguración de este museo en 1981, el artista Rufino Tamayo (1899-1991) legó una colección importante de arte internacional, con el fin de dar la oportunidad a los mexicanos de tener acceso directo a obras de artistas prominentes en su generación. Sobre este legado, y bajo la misión original de presentar lo más relevante del arte contemporáneo, se ha venido desarrollando una colección que hoy en día incluye varios de los grandes nombres de la historia del arte de los siglos XX y XXI. La colección que actualmente contiene el museo en su resguardo puede leerse entonces como una síntesis de las vanguardias artísticas, desde comienzos del siglo pasado hasta el presente. En conjunto, las casi mil obras que forman parte de este acervo representan una suerte de historia de desarrollos sucedidos en el arte internacional a lo largo de un siglo, cuestionamientos de varios conceptos estéticos, y el devenir de nuevas manifestaciones.
En las décadas de los setenta y ochenta, durante las cuales se acumuló lo que constituye la colección que legó Tamayo, la definición de arte contemporáneo incluía nombres que se encuentran en este montaje de la colección: artistas como Joan Miró (Peinture, 1927), Louise Nevelson (Sky Wall, 1974), George Seagal (The Corridor, 1976). Hoy en día, estas obras son vistas como expresiones del modernismo tardío o de un periodo transicional, a mediados del siglo XX, entre el arte moderno y el arte contemporáneo, concepto que cambió a partir de la década de los ochenta, cuando el término “arte contemporáneo” comenzó a deshacer las fronteras de los medios tradicionales (pintura, escultura, dibujo, grabado), incorporando nuevos medios, como la instalación, el ensamblaje, la fotografía, el video, el celuloide, entre otros. A partir de este giro global, se configuró otra vertiente de la colección que está dedicada a lo que hoy en día entendemos por arte contemporáneo, dando continuidad a uno de los objetivos iniciales de Rufino Tamayo: seleccionar una serie de obras contemporáneas que reflejen el espíritu del presente, para ser vistas por los públicos que visitan este museo. En La colección del Museo Tamayo, esta vertiente contemporánea se ve reflejada en obras de artistas como Danh Vo (We The People, 2014), Jorge Méndez Blake (Todos los guiones de Dickinson (Poemas del 351 – 711), 2016) Second Choices (Sample D), 2015) y Tania Pérez Córdova (Imágenes (2), 2017). Así, las obras aquí presentadas dan una idea de una colección de casi mil piezas del patrimonio cultural nacional que se encuentran bajo resguardo en este museo.
Este es el segundo montaje de la colección permanente desde julio de 2016, cuando se estableció que las salas 3 y 4, en la planta baja del museo, se dedicarían a exponer el acervo artístico del Museo Tamayo y la obra de Rufino Tamayo. Además de ofrecer una visión parcial de los desarrollos artísticos del arte moderno y contemporáneo, estos montajes de la colección buscan establecer que el acervo es una entidad viva en proceso de constante cambio y crecimiento. Al combinar obras realizadas en años recientes con obras que datan de principios del siglo XX escrutamos algunas de las transformaciones en la historia del arte que cubre nuestro acervo, de 1927 al presente. A la vez, buscamos evidenciar el hecho de que cada obra que se incorpora al acervo enriquece y redefine la narrativa y naturaleza de una colección que, aunque resguardada por el Museo Tamayo, forma parte de un patrimonio cultural mucho más amplio, y que es propiedad de la nación.