La exposición reúne una selección de nueve obras realizadas sobre piedra monocroma -pizarra y mármol blanco-, por autores italianos como Sebastiano del Piombo, Tiziano, Daniele da Volterra y Leandro Bassano, que reflejan la consolidación de una corriente de cambio en las técnicas artísticas que se produjo en las primeras décadas del siglo XVI. Junto a ellas, obras del mundo clásico romano y materiales pétreos en bruto contextualizan la relación de la pintura con la Historia Natural, la Geología y la Arqueología.
Tres de las obras del Prado seleccionadas para esta exposición han sido sometidas a una delicada y profunda restauración en la que participa la Fundación Iberdrola España como miembro Protector del Programa de Restauración del Museo del Prado.
Una selección de la escogida colección del Prado, junto a dos obras procedentes de Nápoles, refleja la consolidación de una corriente de cambio en las técnicas artísticas que se produjo en las primeras décadas del siglo XVI. También ejemplifican conceptos estéticos y filosóficos vigentes en ese momento: la reproducción de nuevos efectos pictóricos controlando la incidencia de la luz en la superficie de la pintura, la percepción del entorno natural codificada en los textos clásicos, el paragone con la escultura y el deseo de hacer creaciones eternas.
Aunque existen algunas experiencias previas de carácter general en este tipo de muestras, el Museo del Prado ha querido profundizar en este fenómeno. Por una parte, estudiando las teorías que estimularon su desarrollo y, por otra, explorando el origen de la técnica, su relación con el mundo clásico y los procedimientos pictóricos que pusieron a punto Sebastiano del Piombo, Tiziano y Daniele da Volterra para conseguir resultados cromáticos diferentes, al tiempo que, utilizando soportes poco tradicionales, las obras llegasen hasta nuestros días en buen estado de conservación.
La naturaleza del soporte y la estrecha relación establecida con la piedra policromada de tradición clásica durante el estudio ha fomentado la colaboración con otras disciplinas como la Historia Natural, la Geología y la Arqueología. Una colaboración que ha permitido profundizar en la práctica y en el conocimiento de las obras y que se refleja en la exposición en varias vertientes. Por una parte, con la presencia de piezas pertenecientes a estos ámbitos: obras del mundo clásico romano y materiales pétreos en bruto, que ayudan a contextualizar las pinturas seleccionadas y, por otra, en una serie de estudios muy concretos, llevados a cabo con medios específicos de las mencionadas disciplinas, cuyos resultados verán la luz en una publicación asociada a la muestra.
Las dos obras de Tiziano y la del taller de los Bassano, conservadas en el Prado, han sido sometidas a un delicado y profundo proceso de restauración en el que, gracias al patrocinio de la Fundación Iberdrola España, han participado diferentes especialidades dentro de esta disciplina (pintura, marcos y soporte) para que el visitante pueda apreciar en su plenitud la singularidad de estas obras realizadas al óleo en soportes tan especiales y raros de encontrar en la historia del arte.